Desde muy niña tuve noticias de una glosa que solía cantarse en el campamento mambí, pequeños octosílabos que pasaban de boca en boca de aquellos que luchaban por ver a su Patria libre del coloniaje español.
Bala tizón y machete,
con el godo han de acabar
si no queremos estar
siendo de España un juguete
Tiempo más tarde, supe que no solo en Cuba, sino lejos de la Patria, entre emigrados, la poesía se practicaba en algunos casos como llena de nostalgias y en otros, con la fuerza de la combatividad de los revolucionarios cubanos.
Saber que en aquellos aciagos días, el amor sin odios, la batalla por la libertad, y el verso como un arma de identidad y grandeza, unía con más ardor a todos y cada uno de esos seres, que estaban dispuestos a morir si fuese necesario, para lograr alcanzar el triunfo en las luchas que se habían propuesto.
Los hombres hacían versos y alzaban el machete, algunos de ellos morían, pero los versos quedaban algunos aparecían en publicaciones, otros como la glosa que conocí, se mantenía en la memoria sagrada del pueblo. La vida tomó otros caminos y seres generosos y patriotas recogieron el legado que hoy disfrutamos para orgullo de todos.
Fue en 1893, cuando aparece esta Antología de poetas de la guerra en Nueva York, prologado por nuestro Héroe Nacional. Martí se empeñaba en salvar lo imaginado, las ideas que emanaban de cada trozo poético y que definían el alma de esos seres valientes. No sería posible entender la esencia patriótica del cubano, si no nos acercamos a este libro. Es la voz del pueblo, el más aguerrido, el que había decidido unirse a Gómez, Maceo, Martí y a tantos otros, que estuvieron dispuestos igual que ellos, a entregar su vida por lograr la independencia y la soberanía de la Patria.
En 1968, cuando se conmemoraban los cien años del inicio de nuestras guerras de liberación, la Universidad de la Habana reprodujo en edición limitada, de Poetas de la Guerra y ahora pasado el tiempo, a más de cien años de su primera salida a la luz pública, Ediciones Boloña, en sus publicaciones de la Oficina del Historiador de la Ciudad, lo vuelve a presentar.
Este compendio de versos, resulta necesario y sobre todo muy útil para las nuevas generaciones.
Es indiscutiblemente un exquisito ofrecimiento editorial el de Mario Cremata Ferrán, en el 2018, con diseño de Claudia Hernández Cabrera. La imagen de cubierta es una obra expresamente realizada para esta edición del artista de la plástica Ernesto Rancaño.
Los Poetas de la Guerra, está integrado por una Colección de Versos de escritores de la Guerra de Independencia de Cuba. Lo que hace mucho más valioso el libro es que Martí elaboró el prólogo del mismo. Con estas palabras del Maestro, que el editor Cremata introduce en la primera página, se define la importancia de este tesoro literario: “Convite y nada más es este libro, a todos los que saben de versos de la guerra, para que, siquiera sea sin orden ni holgura, salven por la piedad de hermanos o de hijos, todo lo que pensaron en nuestros días de nación los que tuvieron fuego y desinterés para fundarla”.
Este es un libro importante para todo nuestro pueblo, para nuestros investigadores y muy valioso para todos los amigos de otras latitudes que nos visitan y mucho más ahora que llegan al país, en ocasión de la Feria Internacional del Libro de la Habana, que comienza del 6 al 16 de febrero.
Cuenta el Maestro, que una noche de poca luz, después del día útil, y en el rincón de un portal viejo de Nueva York, Serafín Sánchez, un General cubano y robusto recitador, recordaba estos versos de la guerra. Las mujeres acercaban sus sillas, escuchaban los textos y alguna voz pensaba en la necesidad que estas creaciones no se perdieran o quedaran en el olvido. Algunas publicaciones mambisas a manera de periodiquillos habían servido de soporte a algunas de ellas, quizás algún libro hubiera podido realizarse, pero muchas creaciones poéticas andaban sueltas matizadas por los efectos de la oralidad. Como decía Martí, sobre los poetas; Su literatura no estaba en lo que escribían sino en lo que hacían y agregaba, rimaban mal a veces , pero solo pedantes y bribones se lo echarán en cara: porque morían bien.
De todos estos hombres de nuestras libertades, se recogieron con gran esfuerzo la mayoría de sus versos. Gracias a Serafín Sánchez a Néstor Carbonell y a Fernando Figueredo, por su generosa labor, que bien difícil les fue la recopilación de estos valiosos materiales.
El libro está estructurado en la voz de sus protagonistas precedidos de la voz de sus presentadores. Entre los poetas más conocidos Miguel Gerónimo Gutiérrez, Antonio Hurtado del Valle, José Joaquín Palma, Luis Victoriano Betancourt, Antenor Lescano, Francisco La Rúa y Ramón Roa. Hay versos decía el Maestro, que hacen llorar y otros que mandan a montar a caballo.
Al inicio del libro, aparece una breve historia del Himno de Bayamo, y las estrofas que constituyen creación entrañable de nuestro Himno Nacional, escrito por Perucho Figueredo, porque ¡Morir por la Patria es vivir!!
De Antonio Hurtado del Valle, el llamado Hijo del Damují, aparecen varios textos, entre ellos su Canto a México cuando cumplía misión en el pueblo hermano. Notas melancólicas al compás del arroyuelo de Miguel Gerónimo Gutiérrez, y sus cantos de amistad a José Joaquín Palma, que los devuelve el poeta bayamés a su amigo, conocido como el poeta de Villa Clara. Las décimas del arroyo que compusieron los dos, no podían faltar.
El recuerdo a la madre en los versos de Luis Victoriano Betancourt, entre otros, el verso de combate A la Carga de Ramón Roa o el poema de amor Vida Mía, de importante presencia, aparecen junto a creaciones poéticas de Fernando Figueredo y de Pedro Martínez Freyre.
La glosa popular conocida y cantada en el campo antes de la guerra y las décimas que de ella se desprendía adornan este libro.
Anda hijo no te tardes
toma el machete y la lanza
vete a pelear por tu tierra
y pon en Dios tu esperanza
Aunque muchas décimas campesinas no se recuerdan, si se recogen las décimas a partir de las glosa del campamento que desde muy niña escuché
Cansados ya de sufrir
el yugo de los tiranos,
han jurado los cubanos
por su libertad morir.
Ninguno quiere vivir
tratado como un zoquete; e
el garrote o el grillete
nos espera si cedemos,
es preciso que les demos,
Bala, tizón y machete
Al final una mujer valiente Sofía Estévez, cuya poesía encendía mucho corazón, y Juan de Dios Coll y Francisco la Rua, patriotas todos apasionados, completan el cuadro poético.
Un libro para meditar. Como decía Martí, la poesía de la guerra fue amar y reír. El hombre es superior a la palabra.
Tiene la guerra para Martí, su poesía famosa. No ha quedado perdida la memoria de aquellos tiempos ilustres, para que hoy querido lector pueda disfrutarlos y crecer en toda su naturaleza humana.
Esta edición de Boloña de la mano de Mario Cremata Ferrán, se basó en la edición original y como el mismo expresa: “Ojalá sirva para despertar o avivar el amor por nuestra historia, enaltecer el sacrificio que se vivió en la manigua redentora y al mismo tiempo justipreciar la abnegación de esos revolucionarios emigrados muchos de ellos, fieles seguidores martianos de la Guerra necesaria.
Deje un comentario