María Elvira Fernández Sa: La parte más sensible del corazón


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María Elvira Fernández (1) es una persona especial. La conozco hace muchos años y aunque en el aislamiento de Alamar suele discurrir su vida entre sus clases en una escuela primaria, los guiones radiales para Solecito mañanero y otros espacios, proyectos culturales con niños que le consumen buena parte de su tiempo, etc.; de vez en vez su rostro asoma al panorama de las letras para darnos alguna sorpresa agradable cuando aparece algún nuevo libro suyo cargado de ternura, de imágenes, de gusto por la tradición y originales historias que, de inmediato, se ganan el favor de la infancia. Como ella misma afirmará más adelante, no se siente a la vanguardia de nada, ni le preocupan las modas, pero es una vehemente lectora y ahí está su voz, para dar a nuestra literatura para niños un acento diferente, único, que encuentra su público y deja una huella, como ese cuento tan especial suyo que guardo entre mis preferidos, La bailarina, que la retrata como la narradora y persona sensible que siempre ha sido. Hace tiempo deseaba entrevistarla, pero María Elvira se me oculta entre sus personajes y al fin, para los lectores de esta columna, he logrado que esta niña tímida que tiene mirada soñadora, me haga algunas confesiones…


¿Existe para ti una literatura infantil? ¿Una LITERATURA? ¿Literatura para personas?

Pienso que no, que lo que existe es una literatura que no deben leer los niños, al igual que no deben ver las telenovelas. Digo esto porque yo, adulta, disfruto muchísimo leyendo lo que se llama libros para niños, autores que te tocan el corazón en la parte más sensible, que te enriquecen la vida.

¿Qué piensas de la infancia?

Es un momento único y precioso del ser humano. Una infancia feliz es la garantía de un adulto equilibrado. Pienso que si hay algo en lo que se debe trabajar con tesón es en proteger la infancia, proteger la inocencia.

¿En tu concepto los niñ@s leen hoy día más o menos que antes?

En mi concepto los niños hoy en día leen, los que leen, muy poco.

¿Qué piensas del tono que deben tener las historias para niñ@s?

Yo apuesto por la fantasía sobre todas las cosas, la alegría, el desenfado.

Se suele decir que en cada libro que se escribe va un gran porcentaje de la personalidad de su aut@r. ¿Eres tú parecida a alguno de los personajes de tu obra?

Creo que me parezco a Lundiluna, pero tendrán que esperar que se publique para comprobarlo.

¿Cómo concibes idealmente a un autor para niñ@s?

Creo que su nivel de tolerancia debe ser muy ancho, para que pueda seguir viendo la vida con los ojos de los niños que no juzgan ni critican, porque aún no tienen un patrón para saber qué está bien y qué no. Debe ser de los que ven siempre el vaso medio lleno. Debe escribir solo cuando se sienta alegre y fascinado con la existencia para que transmita esa misma esperanza y esa misma fuerza, aunque el tema que trate tenga ribetes tristes. Debe ser expresivo y transparente como el cristal.

¿Reconoces en tu estilo alguna influencia de autores clásicos o contemporáneos?

Por supuesto. Aunque soy clásica, más apegada a los cuentos de hadas y antiguas leyendas.

¿Cuáles fueron tus lecturas de niña?

Un montón, porque crecí sin televisor. Recuerdo con profunda emoción el libro Flor de leyendas. Me leí todas las aventuras de Julio Verne, de Salgari, de Alejandro Dumas. El Conde de Montecristo lo leí y lo releí, no sé cuántas veces. Recuerdo también El cochero azul, de Dora Alonso y los cuentos de Onelio Jorge Cardoso. La Edad de Oro, de José Martí, me pareció triste. Los cuentos de Las mil y una noches me parecieron eróticos. Y también, estando aun en sexto grado, empecé a leer libros de escritores rusos: Así se templó el acero, La joven guardia, Un hombre de verdad, libros que quizás ahora no me atrevería a leer por la carga de dolor que encierra la muerte de personas en la flor de la vida, pero que en mi infancia lo que se quedaba era el heroísmo, la aventura, como en el libro Relatos heroicos, de Renée Méndez Capote.

¿Quién es tu héroe de ficción?

¿D`Artagnan? ¿Athos? ¿Edmundo Dantés?

¿Quién, tu villano?

El malo de la serie de Harry Potter. ¿Alguien puede ser más malo que Voldemort?

¿Cómo insertas tu obra dentro del panorama actual de la llamada literatura infantil cubana?

No creo ser de vanguardia, ni transgresora. Soy conservadora y tradicional.

¿Qué es lo que te enciende emocionalmente-creativamente?

No sé, es un misterio, la inspiración llega de pronto y me sorprende.

¿Qué es lo que te desanima?

Tener que escribir por oficio, cuando ese es tu trabajo es casi imposible escribir para divertirse uno mismo y divertir a otros.

Aparte de tu profesión actual, ¿qué otra cosa te hubiera gustado ejercer?

Me hubiera gustado ser actriz o cantante.

¿Qué profesión nunca ejercerías?

La de carnicera.

¿Podrías opinar de la relación autor-editor?

Ha sido satisfactoria en todos los casos.

Si tuvieras que salvar solamente diez libros de un naufragio, ¿cuáles escogerías? ¿Alguno de los que has escrito?

Flor de leyendas, Dinka, Ofrenda lírica de Rabindranath Tagore, Cuentos de Guane de Nersys Felipe, Oros viejos, un libro de Enid Vian, uno de Rubén Rodríguez y uno de Niurka Pérez, la trilogía Esta es mi causa, Respondo por todo y Mi ser querido de Yury Guerman; y sí, me gustaría llevarme un libro mío, Paladín y el medallón dorado.

 

Nota:

(1) (La Habana, 1965). Escritora y animadora cultural, profesora de primaria, guionista de radio. Ha publicado: La marcha de los Juguetes (Editorial Gente Nueva-Editorial El Abra) (Premio Abril, 1993, Premio Pinos Nuevos, 1995 y Premio Misael Valentino 2000 que otorga el Grupo Haydée Arteaga y los niños al libro más gustado); Mi potro Rosillo y mi perro Tizón (Editorial Oriente-Editorial El Abra); Caballito Gris (Editorial Oriente); Lipidia, el Hada Cascarrabias (Editorial Gente Nueva) (Mención Premio Abril 1999, Mención Especial en el Concurso Internacional de Literatura Infantil “Julio C. Cobo”, Editorial Libresa de Ecuador 1999, Premio La Edad de Oro 2004); El Güije y la rana (Editorial Luminaria de Sancti Spíritus) (Premio Teatrinos de Dramaturgia 2006); Paladín y el Medallón Dorado (Ed. Oriente) y Colorín Colorado (Ed. El Abra).


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