Una exposición de cabezas negras
ensombreció La Habana.
Y continúa en el olvido. Este 9 de abril marcó la fecha en que fuera ahorcado, decapitado y exhibida su cabeza en una jaula de hierro el primer precursor de nuestras luchas contra la esclavitud y el régimen colonial español, la figura que organizó y dirigió la primera conspiración independentista y de transformación social en Cuba, el primer intelectual, no blanco, convertido en el primer líder popular anticolonial cubano.
Cuesta trabajo creer que a 206 años de aquel histórico acontecimiento, aun continúe siendo casi totalmente desconocido por generaciones de cubanos.
Al paso que vamos es cómo si la historia y sus protagonistas no importaran.
Y es que conocer, recordar y conmemorar no pueden limitarse a lo que ya se ha convertido; en camisa de fuerza de la historia: los célebres “años cerrados”.
A José Antonio Aponte debemos conocerlo, recordarlo y homenajearlo todos los días, en toda su estatura.
Justo para que no lo conociéramos y no lo recordáramos, fue que los colonialistas españoles y esclavistas cubanos crearon aquello de "Más malo que Aponte", era el estigma con que se marcaba a ciertas personas. Al decir de Fernando Martínez Heredia “finalmente, la solución más eficaz no era satanizar a Aponte y sus compañeros: era ocultarlos, borrarlos de la historia, someterlos al olvido.”
Fue con motivo de la conmemoración del 200 aniversario, promovido por La Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) cuando más se rescató de la memoria del olvido a aquel negro libre, criollo de ascendencia yoruba, lukumí Ogboni, Oni-Shangó y jefe del cabildo Shangó-Tedum.
De aquella conmemoración surgieron decenas de artículos que ya conforman un dossier donde aparecen escritos de múltiples investigadores, historiadores y escritores.
Pero, reiteramos, no basta con “fechas redondas”.
Es cierto que notables historiadores como José Luciano Franco, el primer descubridor de Aponte, Elías Entralgo, Armando Entralgo, Matt D. Childs, Ernesto Limia Díaz y Ada Ferrer, entre otros, han dejado escritas importantes páginas sobre la impronta de aquella conspiración del 1812 y su máximo líder, pero aun queda mucho por investigar, escribir y hacer.
Ojala algún día en las escuelas o en nuestras relaciones personales podamos decir: “Mas bueno que Aponte”.
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