“El más virtuoso de los compañeros”. Así calificaría José Martí a un veterano de la Guerra Grande que se había convertido en uno de sus más cercanos colaboradores durante la preparación de la nueva y necesaria contienda independentista: José María Rodríguez Rodríguez.

“Mayía”, así se le conoció por sus contemporáneos y así se le recuerda en la memoria histórica del pueblo cubano. Fue uno de los tantos santiagueros que alcanzó la gloria en la manigua redentora. Había nacido en la indómita Santiago de Cuba el 13 de junio de 1849 y a los 19 años de edad se alzaría en armas, pocos meses después de la clarinada cespediana de la finca Demajagua.

Una extensa hoja de servicio a la Patria durante la Guerra de los diez años caracterizada por su disciplina consciente, arrojo, lealtad y claras convicciones, llevó a Mayía a ser uno de los acompañantes del Mayor General Antonio Maceo, en la enérgica Protesta de Baraguá contra el Pacto del Zanjón.

Fue Ayudante del Mayor General Donato Mármol en la División de Cuba, del Ejército Libertador. Entre los combates en que figura como uno de los jefes destacados estuvieron los de Hato del Medio, Cayo Rey, en su región de origen y el cafetal La Indiana, durante la Campaña de Guantánamo.

Ascendido a Comandante, marcha a Camagüey participando en el combate de Naranjo-Mojacasabe, el 10 de febrero de 1874, donde fue herido en la rodilla y en lo adelante, quedaría lisiado. Aun así, su hidalguía no le impidió participar en el célebre combate de Las Guásimas al mes siguiente.

De regreso a la región oriental, se unen a su lista de acciones combativas: Sabanas de Bío, Mangos de Mejías y San Ulpiano, aquí, junto a Maceo. Fue ascendido sucesivamente a Teniente Coronel y Coronel y con este grado concluiría la guerra.

Estuvo en los preparativos de la Guerra Chiquita, guardó prisión entre 1879 y 1882, en España y al salir en libertad, se estableció en la República Dominicana.

El año 1894 en Cuba, Juan Gualberto Gómez, máxima representación del Partido Revolucionario Cubano en la isla, esperaba  la orden de alzamiento que el Delegado José Martí habría de enviarle.

A finales de ese año e inicios del 95, el hecho se produjo. En Nueva York se firma la orden y se le envía a Juan Gualberto, en clave secreta, dentro de un tabaco torcido. José Martí, Enrique Collazo y Mayía Rodríguez, este en representación del General en Jefe Máximo Gómez, serían los firmantes de la orden. Se acercaba el momento de iniciar la Guerra Necesaria.

Mayía fue uno de los expedicionarios que, al mando del Mayor General Carlos Roloff, desembarca en Tayabacoa, en la región espirituana, el 24 de julio de 1895. En la nueva contienda sería ascendido a General de Brigada y posteriormente a Mayor General.

Combatió en Las Villas, fue Jefe del 3er Cuerpo de Ejército en Camagüey, designado Jefe del  Departamento Oriental en sustitución de José Maceo y concluyó la guerra como Jefe del Departamento Occidental.

En los avatares de la guerra, donde tantos hechos ocurren, tenemos que anotar que nunca llegó a ocupar la jefatura de Oriente pues el General José Maceo se negó a entregar el cargo sin una orden expresa y escrita del Lugarteniente General, Antonio Maceo y Mayía, comprendiendo su actitud, renunció a su nombramiento sin ocupar el cargo. Como había dicho el Apóstol, era el más virtuoso.

En la paz, fue Mayía uno de los nueve generales libertadores cubanos que estuvo presente en el cambio de poderes entre España y los interventores norteamericanos y posteriormente fue nombrado Director de la Casa de Beneficencia de La Habana. Mayía Rodríguez, murió de tuberculosis en esta ciudad el 25 de mayo de 1903, próximo a cumplir los 54 años.

Una importante avenida que atraviesa los repartos Sevillano y Santos Suárez, en el municipio habanero de Diez de Octubre, un busto en la Avenida de los libertadores en la ciudad de Santiago de Cuba, algunos centros escolares que llevan su nombre… recuerdan a este patriota, quizá estemos en deuda con su límpida trayectoria. Algunos se casan en el “Palacio de los matrimonios de Mayía”, desconociendo incluso por qué la arteria en que está ubicado lleva ese nombre. Si de educar a las nuevas generaciones en valores se trata, pensemos en el general Mayía Rodríguez, el más virtuoso.