El exbailarín Miguel Iglesias ganó hoy el Premio Nacional de Danza 2018 en reconocimiento a su destacada labor como director de Danza Contemporánea de Cuba (DCC), una de las primeras de esa manifestación a nivel internacional.
El fallo del tribunal, presidido por el también Premio Nacional de Danza Manolo Micler e integrado por Carlos Acosta, Alberto Méndez, Santiago Alfonso, Vivian Martínez Tabares, Bárbara Balbuena y Nieves Laferté, resaltó la trayectoria y méritos del artista que lleva 33 años al frente de DCC.
La agrupación madre de la danza contemporánea en la isla tiene una amplia proyección internacional gracias a proyectos de colaboración con renombrados coreógrafos extranjeros como Jan Linkens, Kenneth Kuanstrom, Luca Bruni, Rafael Bonachela, Carlos Acosta, Annabelle López Ochoa y Mats Ek.
En todas esas empresas ha sido vital la voluntad, el esfuerzo y la labor del director Iglesias, quien fuera primer bailarín del conjunto fundado en 1959.
Con su habilidad para apabullar cual ejército de artistas, DCC el pasado año protagonizó 18 espectáculos en Reino Unido, con una fabulosa acogida del público y la prensa europea.
Además, participó en el Festival Internacional Dance Inversion de Moscú, en Rusia, y actuó en el City Center de Nueva York, en Estados Unidos, y en el Auditorio Nacional de México.
Mientras en Cuba, el colectivo liderado por Iglesias recién conquistó el Premio Villanueva Especial de la Crítica y el Premio del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, entregado el 1 de enero de 2018 por esa legendaria bailarina en persona.
Iglesias carece de formación académica profesional, pero sus escuelas fueron las diversas compañías que integró, entre ellas el Ballet de la Televisión Cubana y el Ballet de Camagüey.
Dentro de esta última, alcanzó el rango de primer bailarín bajo la dirección del maestro Joaquín Banegas y estrenó las principales obras contemporáneas que los coreógrafos Iván Tenorio, Alberto Méndez y Gustavo Herrera crearon para el conjunto.
Con Danza Nacional de Cuba, luego devenida DCC, son míticos sus representaciones de Fausto, Michelangelo y Libertango, piezas que marcaron su quehacer escénico.
Además, como artista se nutrió de la labor del grupo Los Doce, dirigido por Vicente Revuelta; y trabajó bajo las órdenes de Roberto Blanco y Teatro Irrumpe en puestas recordadas como Yerma.
Tras asumir la dirección de DCC, el 4 de abril de 1985, se produjo una explosión creadora que ha enriquecido el repertorio activo de la compañía con más de 300 estrenos mundiales de coreógrafos cubanos y extranjeros.
Una de sus marcas históricas distintivas será la de haber propiciado la apertura y la internacionalización de la compañía a las tendencias más renovadoras de la danza contemporánea.
No obstante, Iglesias reafirma en cada entrevista su profunda fe en la técnica de la danza moderna cubana y en su compañía, marcada por generaciones de virtuosos bailarines, a los cuales siempre les exige garra y una mirada casi felina que impacta en los más diversos escenarios del planeta.
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