Los temas sociales más emergentes suponen disímiles propuestas dentro del horizonte creativo de los creadores cubanos, sumándose en mucho de los casos a las tendencias contemporáneas o la supremacía del concepto y la inflación para la socialización del producto visual. Bajo estos presupuestos el artista guantanamero Geny Jarrosay formula el proyecto expositivo Moldes, secuenciado por el carácter conceptual que posen sus más recientes creaciones, una vez ingresado al Instituto Superior de Arte de la Habana.

Moldes se inscribe entre los aciertos y desaciertos de una sociedad existente, en ocasiones, contradictorio; devenido de una temporalidad ejercida por los patrones de convivencia del ser humano. Los rasgos que articula el artista como resultados del lenguaje son referenciados en la (de)construcción del discurso que suponen sus personajes contaminados y enfermos; portadores en la medida de los casos del coqueteo verbal que suscitan los entramados sociales y que son presenciados con objetos de uso cotidiano incorporados en la boca, los cuales narran o proyectan los efectos de un escape trivial ocasionado.

Desde tal representación son personajes que “solo miran y repiten aturdidos de tanta falacia y afanados en ser tiranos o samaritanos de lo que enuncian. Han sido creados a nuestra imagen y semejanza, y como tal actúan”, simuladores de la experiencia moderna (hegemónica) que vivimos, insertados en un mundo que los diferencia o inmiscuye en la reyerta de zonas de pensamiento y conducta social que demanda de otra complexión, símbolos o autoformas.

De modo que el arte en general presupone una convención ecuménica, en la que el artista obtenga en el tiempo su respuesta, donde los públicos no se sientan imposibilitados con el arte que no entiende en la medida que este progrese en conceptos y variaciones formales. El reto es la formación, la interpretación o el engaño. Si bien Moldes desde la fotografía intenta reanudar situaciones reales que pertrechan la convivencia humana, ocasiona en ciertos sentidos la familiarizaron de los receptores con un acto performático, para comentarnos sobre la idea in-voluntaria de acoplarnos a lo impuesto, al hecho innegable de asumir los roles que nos asigna la sociedad considerada.

La fotografía es asumida, como operatoria más coherente a las necesidades conceptuales de la obra misma y del resultado de la representación de un acto construido, enlazado con lo real, lo simbólico y lo imaginario, siendo la actitud de los modelos el factor detonante que articula el concepto de lo que pudiera considerase poto-performance, si se tiene en cuenta que ya no se actúa frente al público asistente sino para la cámara.

Aún el poder de concentración de sus ideas asociadas a estas motivaciones temáticas lo mantienen a la expectativa de nuevas experiencias, inmersas fundamentalmente en nuevas búsquedas de soluciones a problemas esenciales de la libertad individual, y la defensa a ultranza de valores comunicativos que propone como atributos expresivos y rasgos definitorios dentro de su creación plástica.