Mozart, al ritmo del Mambo


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Fotos: Juan C. Borjas

Una simbiosis musical que propone un diálogo entre continentes, culturas y ritmos. Con una  sonoridad exquisita y una orquestación impecable, el fonograma Mozart y Mambo es el vivo ejemplo de que la música es capaz de traspasar  cualquier frontera.

Desde su salida oficial el 10 de julio de 2020, el CD, producido por el sello Alpha Classics, encabezó las listas de productos discográficos más vendidos en las tiendas virtuales de Amazon y Apple Music, además de convertirse, en el álbum del fin de semana en la emisora radial británica Scala Radio.

En entrevista con  el Periódico Cubarte, Sarah Willis, cornista de la Filarmónica de Berlín, y José Antonio Méndez, director de la Orquesta Lyceum Mozartiano de La Habana, nos ofrecen detalles de este proyecto,  cuya mixtura de estructuras musicales, ha acaparado el interés a nivel internacional.

Sarah Willis, miembro de la Filarmónica de Berlín desde 2001

Primera vez en La Habana

La primera vez que llegué a Cuba fue, sobre todo, porque quería bailar salsa y realmente conocer de Cuba y, un poco más de la música. Tenía referencias del Buena Vista Social Club, y ya adoraba la música cubana, aprendí a bailar salsa con un profesor cubano. Cuando descubrí que se estaba haciendo música clásica desde Cuba, vine a conocer la orquesta del Lyceum Mozartiano de La Habana y a los estudiantes de corno.

Contacté al director José Antonio Méndez (Pepito) y me dijo -que bueno que vienes, me encantaría que dieras una clase magistral de cornos- y pensé, cuántos estudiantes de este instrumento puede haber en Cuba. Sé que tienen trompetas y trombones por la música popular,  pero  ¿cornos?,  pensé que había pocos. Llegué a La Habana en 2017, por primera vez, y me encuentro con que había 40 cornistas de todos los lugares del país, lo cual me pareció maravilloso, fue una sensación muy especial, una conexión maravillosa.

Éxito de Mozart y Mambo

Cuando llamé a Pepito le dije tengo esta idea loca, vamos a mezclar a Mozart y el Mambo. Me dijo !ok! Era un gran proyecto, creció mucho más de lo que imaginamos, tuvimos tanta suerte que justo después de la grabación, estoy en Alemania y empiezo a leer sobre esta iniciativa, que al principio nadie le prestó mucha atención, pero un mes después que todo se encontraba paralizado y salió el disco en julio de 2020, cuando el mundo había estado encerrado durante muchos meses, fue todo un éxito. Aunque no pudimos estar juntos para celebrar, todo el mundo estaba feliz, ver nuestros videos, escuchar nuestra música. Fue difícil para mí no estar con la orquesta, pero nos hablábamos todo el tiempo por WhatsApp, y es maravilloso poder estar de vuelta ahora.

Mozart, bien pudo ser cubano

En mi último viaje aquí, recuerdo haber estado caminando por La Habana Vieja y dije mira ahí hay una estatua de Mozart, pregunté: ¿qué está haciendo aquí en La Habana?, luego cuando oía la Orquesta del Lyceum de la Habana tocando Mozart, vi que  lo hacían con un amor, con una energía joven, una fuerza apasionada; comencé a pensar que a Mozart le hubiera encantando la forma especial en que los cubanos tocan su música, no sólo desde el punto de vista técnico, sino la pasión con la que interpretan. Me dije, Mozart sería un cubano maravilloso. Le gustaba la música para bailar, amaba la improvisación y  los cubanos improvisan distinto, no tienen las notas escritas. Mozart improvisaba una melodía y después escribía las variaciones. Mozart amaba la vida era una persona alegre, feliz.

La música clásica en Cuba

Lo maravilloso que ha ocurrido es que el resto del mundo, conoce que también hay muy buena música clásica en Cuba. En general, se conoce más, la música popular, la percusión, pero se desconoce el estándar que tiene la música cubana clásica. Ahora,  todo el mundo sabe que hay una música clásica maravillosa en Cuba, que existen músicos asombrosos, no solo por la calidad técnica. Las nuevas generaciones que han visto el éxito del disco, dicen, podemos ser como ellos, estudiar aún más, es que lo maravilloso de este proyecto es que ha creado ondas. Yo he aprendido a tocar música cubana.  Como músico clásico, que tenía que tocar las notas correctas que estaban en la partitura, ha sido importante aprender el estilo, la manera danzable en que se toca música cubana, me he convertido en un músico más relajado.

En tiempos de pandemia, logramos alcanzar a más personas

Durante este tiempo de pandemia, todos los músicos, hemos tenido que aprender tecnología, mucho más de lo que sabíamos antes. Hemos tenido que grabarnos, hacer videos, trabajar con Zoom. Tenemos orquestas virtuales o trabajando desde las salas de las casas, pero para nuestro proyecto Mozart y Mambo, lo positivo de esta situación, es que pudimos alcanzar a muchas más personas a nivel de promoción. Deseo compartir este proyecto porque lo amo y pienso que la audiencia sintió eso. No se trata, sobre mí o ningún individuo en particular, fue el trabajo de un gran equipo, un esfuerzo compartido.

En relación con la Filarmónica de Berlín, yo soy parte de la sección de los cornos. No soy solista, no estoy delante, por eso estaba nerviosa sobre la posibilidad de grabar como solista, pero estando allí en el concierto, con José Antonio Méndez a mi lado, sentí que la orquesta estaba diciéndome, está todo bien, estamos contigo y esta sensación se siente en todos los vídeos de promoción que hicimos, en el documental, ese es el secreto de nuestro éxito y, por supuesto, la buena música.

Recibí mensajes de todo el mundo diciendo que les había encantado, que estaban felices, que escuchaban el concierto todo los días. Las personas se sintieron felices.

Proyectos futuros que ya vienen en camino

Tenemos pensando hacer dos nuevos CD con la Orquesta Lyceum Morzartiano de La Habana y más música cubana. Son proyectos muy emocionantes para mí. Estoy aprendiendo mucho sobre la música cubana.  En el primer disco, aprendí mucho sobre Mambo, y ahora estoy aprendiendo sobre el Changüí,  el Son, el Chachachá, el Bolero, el Danzón y otras danzas que me encantan, quizás algún día podre bailar todo, quién sabe.

José Antonio Méndez, director  de la Orquesta del Lyceum Mozartiano de La Habana, o Pepe, como lo conocen sus amigos, también nos comentó desde su experiencia como joven músico,  que significó este viaje artístico.

Orquesta Lyceum de La Habana

La Orquesta Lyceum de la Habana, parte de la Universidad de las Artes ISA,  donde esta materia es más bien una asignatura, en la que los estudiantes aprenden como tocar dentro de la orquesta, una vez graduados,  no tenían como continuar este trabajo, por eso,  decidimos hacer, como una continuación de la orquesta del ISA. Es así como surge el Lyceum Mozartiano de La Habana, por supuesto, con el apoyo de la Oficina del Historiador, y de Eusebio Leal, que fue una de las personas que más impulsó el trabajo de la música clásica en La Habana, entre otras personas. 

Contacto con figuras internacionales como Sarah Willis

Tener la oportunidad de compartir con grandes maestros de la música europea, es un placer y un regalo para los estudiantes. Tenemos una gran historia de música clásica, en el siglo XVIII, contábamos con Esteban Salas, y otros compositores del siglo XIX. Todos ellos se formaron en Europa y tuvieron grandes premios viviendo en Cuba. Eso habla de la música clásica cubana. Pero, para nosotros, tener contacto con el continente europeo, donde nace y se cultiva esta música, es bueno para saber que se está haciendo a los grandes niveles.

Tuvimos la posibilidad de hacer un concierto y un disco con un músico de la calidad, de Sara Willis, cuando uno ve los conciertos de la Filarmónica de Berlín  siempre piensa que honor sería poder conocer a alguien en persona, poder estar cerca.

También pudimos constatar que lo que nos han enseñado en nuestras Escuelas de Arte está a los niveles que existen en el mundo entero, poder contrastar que todo lo que has aprendido, está a la par, del máximo nivel de la música clásica. Es realmente muy beneficioso, gratificante para los músicos.

Mozart y Mambo

La primera palabra que me viene a la mente cuando pensamos en todo el proceso de grabación: es alegría. Te das cuenta cuando ves muchos conciertos de música clásica, las personas tienen esa imagen de los músicos vestidos de etiqueta, serios, tocando música muy alegre, pero muy serios, porque es la manera tradicional de interpretar.

Nuestra idea, es un poco, desprejuiciar al público y que vean que los músicos clásicos también pueden bailar mientras tocamos, podemos improvisar, como se puede ver dentro del disco. En el caso, de los músicos cubanos, tanto de la música clásica, como de la música popular, no es solo tocar lo que está escrito, sino que hay mucho espacio para la improvisación.

Los músicos cubanos tienen algo que sorprendía mucho a Sara y es que tienen la posibilidad de desdoblarse muy fácil, lo mismo, tocar un Son, que una sinfonía,  que una música de concierto, como pasó con el solista y trompetista Harold Madrigal que tocó dentro de la orquesta en la obertura y luego salió al frente e improvisó frente al público. La capacidad de hacer ambas cosas, realmente es algo único acá.

Es por eso que invito al público a que escuche, que se acerque a Mozart y Mambo, con una mente realmente, muy abierta, que se van a dar cuenta cuan cercana es la música clásica y la popular.

La música clásica en las redes sociales

Los músicos clásicos no somos dados a las redes sociales, a la promoción. Somos un poco más del espacio que es el concierto, donde confluyen muchas personas, pero,  en los últimos tiempos, nos hemos tenido que reinventar y gracias a Sarah y al disco se nos ha abierto este gran mundo de las plataformas digitales y te das cuenta que con un clip lo ven más personas, que en un concierto, pero por mucho.

Es algo increíble,  porque como músico, uno siempre quiere mostrar su arte y que se  disfrute,  lo principal es llegar a las personas y que la música clásica sea visible, que no esté encuadrada, solo en una sala de concierto, o en personas con una cultura musical específica, sino que sea lo más popular posible,  en el sentido de que la mayor cantidad de personas pueda tener acceso a ella.

De hecho, muchas personas no asisten a los conciertos de música clásica, porque piensan que realmente es muy caro y es todo lo contrario. Muchas veces, en  la Oficina del Historiador, los conciertos son gratis, pero muchas personas tienen esa reticencia con la música clásica porque piensan que no van a entender y realmente lo que hoy consideramos como música clásica, como Mozart, en su tiempo era música popular.

Muchas de las melodías de estos compositores vienen de la música popular, entonces, se ha alejado la música clásica del público, pero gracias a las redes sociales, a la tecnología que contamos en este siglo, incluso a la pandemia COVID-19,  hemos puesto en contacto a muchas personas con la música clásica, que en los últimos 10 años de concierto.

Ojalá se acabe pronto esta situación, pienso que un camino a seguir, es el de las redes sociales y el del mundo digital, hay que seguirlo explotando  para poner nuestro arte a disposición de  la mayor cantidad de personas, tengamos virus o no.


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