El pasado 14 de julio, se cumplieron 112 años del nacimiento de Pablo Neruda, el próximo 14, pero de diciembre, se cumplirán 105 años del nacimiento de Jesús Menéndez. La contemporaneidad de sus vidas y sus luchas los acercó.
Revisando algunos textos del poeta revolucionario, del latinoamericano premio Nobel y luchador junto a Allende hasta su último aliento, conmovido por el acontecer de nuestro continente que lo convirtió en su cantor, no pasó por alto el asesinato de nuestro Jesús Menéndez.
Era uno de esos tiempos difíciles, cuando protegido por su pueblo, no pudo ser alcanzado por el dictador chileno Gabriel González Videla, quien sometido a los dictados de la Guerra Fría, en 1947 expulsó a algunos dirigentes comunistas de su gabinete, firmó la llamada "ley de defensa de la democracia", que oficializó la persecución contra los comunistas, ilegalizó su partido, y hasta remitió a muchos de ellos a campo de concentración establecido en Pisagua. Una de las principales víctimas de su persecución fue el poeta y senador comunista, Pablo Neruda, quien salvó su vida gracias a que fue hábilmente escondido por su pueblo hasta que sus custodios pudieron sacarlo al extranjero.
Aquella riesgosa clandestinidad no implicó la desvinculación del poeta con la realidad de su tiempo ni con sus hermanos de lucha.
Su resguardo involuntario hasta febrero de 1949 fue creador. En aquel período no cesó su lucha, la pluma fue su arma principal, preparó su Canto General, publicado en México en 1950, poco después de su llegada a ese país. A dicha obra quedó integrado su poemario América, no invoco tu nombre en vano, que había sido publicado en 1942.
Sensibilizado con los problemas del continente, su visita a Cuba en 1942 profundizó sus relaciones con los comunistas del patio y por ello, cuando en su secreto rincón recibió la noticia del asesinato del líder obrero y comunista cubano Jesús Menéndez Larrondo, como expresión de la guerra fría en Cuba, lo condenó de la mejor manera que pudo? dedicándole un poema que muy rápidamente sus compatriotas de esfuerzos y combates hicieron llegar a los comunistas cubanos.
El periódico Noticias de HOY se hizo eco inmediato del acontecimiento. Demostraba que Neruda seguía vivo y actuante. Y claro, Menéndez también por encima de la muerte.
¡En cuba están asesinando!
Pablo Neruda.
Ya tienen a Jesús Menéndez
en un cajón recién comprado.
El salió como un rey del pueblo,
y anduvo mirando raíces,
deteniendo a los transeúntes,
golpeando el pecho a los dormidos,
estableciendo las edades, componiendo las almas rotas,
y levantando del azúcar
los sangrientos cañaverales,
el sudor que pudre las piedras,
preguntando por las cocinas
pobres? ¿quién eres? ¿cuánto comes?
tocando este brazo, esta herida,
y acumulando estos silencios
en una sola voz, la ronca
voz entrecortada de Cuba.
Lo asesinó un capitancito
un generalito, en un tren
le dijo, ven, y por la espalda
hizo fuego el generalito,
para que callara la voz
ronca de los cañaverales.
Neruda, perseguido, no vaciló en cantar a su hermano ultimado y denunciar el crimen, en franco desafío al dictador chileno, al imperio norteamericano, y al gobierno sometido del entonces presidente cubano, Ramón Grau San Martín. Hoy se investiga si finalmente el poeta chileno corrió la misma suerte tras la derrota del presidente Salvador Allende; sin embargo, uno y otro siguen en pie hechos banderas, en franco desafío a los múltiples intentos infructuosos de borrarlos.
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