Orestes Macia: El guarapachoso de Bejucal


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 (Bejucal, La Habana, 9 de noviembre de 1934/ La Habana, 23 marzo 2020)

Orestes Macía Cortina, falleció el pasado miércoles 23 de marzo, a los 86, era uno de los pocos boleristas de la vieja guardia que quedaban de la década de 1960.

En La Habana Macía pasó por diversos oficios, entre ellos, enfermero de un hospital para dementes. Desde el 4 de febrero de 1950 comienza a cantar con las agrupaciones Mascané, Arcaño y sus Maravillas, Los Hermanos Castro, hasta que llega a Rumbavana en 1959, tres años después de creado el conjunto dirigido por el tumbador José Ferro.

En Rumbavana Macía no solamente cantaba boleros, sonaba sus guarachas, rumbas. Aunque para decir la verdad, su especialidad es el bolero. El gran éxito de Orestes fue la canción Vanidad de Armando Malbrán. “La historia te la cuento de esta manera: la grabación pasó por muchos avatares. Resulta que se la escuché en La Habana a la cantante mexicana Carmela Rey y le pedí la canción. En ese momento yo estaba trabajando con la orquesta de Los Hermanos Castro y al director Manolo Castro no le interesó que yo cantara esa composición; consideraba que ya era una canción gastada. Pero yo estaba convencido que podía hacer algo distinto con ese bolerón. Precisamente la falta de apoyo de Manolo Castro motivó mi salida de la orquesta. Entonces me integré al conjunto Rumbavana, entre 1959-60; la grabación de la pieza Vanidad, se hizo con la disquera Gema de Ernesto Duarte y Guillermo Álvarez Guedes. El disco fue mi gran éxito de la vida, la canción que me identifica. Manolo Castro se quedó en el fracaso”.

El gran momento de Rumbavana –considera Macía- fue en la década de 1970, “no parábamos de tocar en Cuba y en el exterior. Todo el mundo sacaba los pañuelos y a moverse, como ahora levantan las manos los timberos. Fue un gran momento de los conjuntos, hasta que llegó el Son 14 con Adalberto Álvarez y el cantante Tiburón Morales, con esa cosa oriental montunera. Entre mi estancia en Rumbavana y mi vida de solista viajé por más de cien países. Me fue muy bien con Joseíto González, una bella persona y buen músico, reconocido por todos”.

Debo decir que Orestes no solamente era un bolerista nato, también era un gran guarachero y sonero. Lo recuerdo en una de sus presentaciones en Santiago de las Vegas, en presencia de Helio Orovio, lo escuché con Rmbavana y me sorprendí la fuerza rítmica del conjunto dirigido magníficamente por Joseíto González.

Orestes siguió cantando, a pesar de su débil estado de salud, yo lo visitaba asiduamente donde vivía detrás de la emisora Radio Progreso. Me gustaba que me contara historias interesantes de su trayectoria. Siempre recordaba sus mejores éxitos; pero no piense que esa canción fue la única que se difundió de Orestes Macía, se acuerdan de: La boda negra, San Juan de Ulúa, Ojos y labios, Por unas cuantas monedas, Romance en Moscú, que te hace sentir en la fría ciudad rusa. 

Adiós a mi amigo Orestes Macía, Bejucal, cuando pase el tiempo, le debe un gran homenaje a su gran cantante.


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