Pancho Amat: El Tres Cubano


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Francisco Leonel Amat Rodríguez “Pancho”, nació en Güira de Melena, La Habana, 22 de abril de 1950. Guitarrista, tresero, director musical y arreglista.

En este aniversario grande de Pancho Amat decido mostrar una serie de conversaciones, especie de tertulias que hicimos en una visita del Grupo de Adalberto y Su Son a Camagüey en 1991.

Pancho, además de ser un reconocido instrumentista, es un estudioso, un investigador del instrumento del tres y, en general de la música cubana. Haber estudiado en el Pedagógico Universitario le permite tener un alto nivel cultural.

“Cuba es la meca de los treseros –explica Pancho— excelentes instrumentistas expusieron sus dotes creativas de la sabiduría popular empírica en el desarrollo de este instrumento que exige una amplia capacidad de improvisación y sobre el cual no termina nunca las discusiones sobre la manera de afinarlo, su virtuosismo natural y las limitaciones armónicas del instrumento de solo tres cuerdas dobles cuerdas de acero. El tres es un instrumento de pocos recursos y, para sonar distinto es necesario un alto sentido creativo”.

Rápidamente comenzamos a mencionar a los Isaac Oviedo, El Niño Rivera, Arsenio Rodríguez, Eliseo Silveira, Oscar Pelegrín, Liviano, Esteban Núñez “Guataquita”, de Santiago de Cuba, Chito Latamblet representativo del changüí de Guantánamo y una larga lista de changüiseros que llevan capítulo aparte.

“Isaac Oviedo es –define Pancho—, entre los más calificados soneros el que mejor refleja la maestría interpretativa. Domina el diapasón y ejecución del más amplio espectro de géneros musicales cubanos. Se le puede identificar por su estilo indiscutible al interpretar el tres”.

Para Pancho, el caso de El Niño Rivera tiene otra cualidad diferente, nada es igual, lo cual lo hace más interesante. El caso de Arsenio Rodríguez es uno de los más discutidos, hay opiniones encontradas en este caso. Algunos están de acuerdo en que no era ese gran tresero, su trabajo estuvo más bien enfilado hacia la creación de las composiciones, la dirección de su conjunto y los problemas que enfrentaba constantemente por su dificultad de la falta de visión. El caso de Arsenio es una tarea para los especialistas.

“Arsenio es una fiera en los tumbaos soneros, esa era su especialidad, aunque lo prefieren como compositor. Eliseo Silveira era un adelantado a los de su época, tenía una osadía armónica. En el caso de Isaac Oviedo, cambia el concepto a la hora de hacer las escalas, de resolver las armonías. Logra como una proeza en las interpretaciones. Es un problema de gusto, de estilo, de la manera de organizar una melodía. El Niño Rivera tiene otros criterios, organiza las melodías de manera un poco anárquico, espontáneo y, en esa línea me sitúo yo. Todo sale como cada cual lo siente, como mejor le suena. Este instrumento del tres no es algo que se escribe”.  

A Pancho le sorprenden esas proezas de Isaac Oviedo, cuando se ponía el instrumento en la espalda y así bailaba y tocaba y, hasta le colocaba un vaso de agua en el borde del brazo y dejaba oír la música ante la sorpresa de los espectadores. Seguidor de Isaac Oviedo fue también su hijo “Papy” Oviedo que por mucho tiempo tocaba en la orquesta Revé, en aquella etapa de la explosión del charangón.

“El Niño incorpora el tres las armonizaciones del movimiento feeling, algo que resulta difícil, por las condiciones del instrumento; pero él recibió clases de verdaderos talentos como Vicente Rubiera “Guyún” y hasta el director de orquesta y orquestador Félix Guerrero, en la época de la Mil Diez. El Niño aplicó talento y esfuerzo, estudió con mucha laboriosidad. Yo he aprendido mucho de sus secretos; aunque te digo, lo escucho todo y de todo me alimento. En música nunca debe discriminarse a los demás”.

No vaya usted a creer que Pancho simplemente se ha dedicado al tres, el cuatro, el tiple, el charango aprendido en su estancia durante seis meses en Chile como alumno del grupo Kilapayún.

Para el musicólogo Danilo Orozco “Pancho Amat [posee desasímiles facetas expuestas en los festivales de la guitarra, con Adalberto, Frank Fernández, Silvio Rodríguez, José María Vitier, Alina Orraca, Compay Segundo y las muchas grabaciones en las que participa. Es un valioso y necesario representante del tres y el son en Cuba”.


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