Paulo FG, el Sofocador de la Salsa


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En la década de los 80 escuchaba hablar de un cantante que empezaba y participaba en grupos como Iyá-son, Fantástico-son, Los Yacos, Galaxia, y ya en 1986 me sorprende verlo en el Festival de la Canción Popular de Varadero, con el grupo Adalberto y su Son.

Lo recuerdo aquella noche, todo vestido con una casaca blanca. El cantor se encontraba muy nervioso, era una prueba de fuego presentarse ante la televisión por primera vez. Con Adalberto, Pablito no se ajustó al tipo de conjunto o grupo sonero. Pablo es lo que en Europa se le llama “baladista bailable”.

En 1988, Juan Carlos Alfonso organizaba el grupo Dan Den, entonces se encuentra con Pablito en la calle. Juan Carlos le dice: “¿Puedo contar contigo?”, “―Cuenta conmigo”, le contestó Pablito.

Finalmente asistí al estreno del Dan Den, que fue en el pueblo de Bejucal, el 23 de diciembre de 1988. El cantante vestía chaqueta y pantalón blue jean, y fue la sensación de la noche. Después, en la Escuela Lenin, las jovencitas comenzaron a aplaudirlo.

En esa etapa, todavía Paulo era un poco rebelde, pero Dan Den le dio la oportunidad de hacerse popular con un estilo muy novedoso. Paulo me contó que muchos de los coros y estribillos fueron de su propia creación. Comenzaba el preludio del boom de la salsa cubana que estallaría a partir de 1989 con NG La Banda.

Las canciones que popularizó fueron El humo o la vida (contra el hábito de fumar), Siempre hay un ojo que te ve.

Paulo estuvo con el Dan Den desde diciembre de 1988 hasta la primavera de 1990. Luego se mantuvo cerca de tres meses a la deriva, meditando sobre su nuevo camino. Le gustaba Opus 13, la banda de Joaquín Betancourt, y se había comprometido con ellos; sin embargo, en ese ínterin José Luis Cortés le propuso un viaje a Brasil. “Pero los compromisos son los compromisos, y me quedé con Opus 13”, me dijo Paulo.

Una vez le dije que el curso de la salsa hubiese sido otro si él se hubiera integrado a NG, y el cantante estuvo totalmente de acuerdo. No obstante, FG llegó a poner su voz en los coros del disco NG en la calle, primer disco de la agrupación que abrió el camino del boom de la salsa cubana.

Pues bien, Paulo comenzó a trabajar con Opus 13, pero aquello no tenía una fisonomía precisa, no habían podido desprenderse de la polirritmia del jazz a la manera de Los Irakere.

Opus 13 era un nombre que parecía una nave espacial, algo elitista ―me dice el cantor―. Yo procedía del Dan Den, que era una orquesta que tenía la medida del público bailador. Me mantuve en Opus 13 hasta el invierno de 1992. Los dejé en Cancún, México, y me fui a La Habana a conformar mi propia banda, La Élite, con algunos de los músicos de Opus 13”.

La Élite se estrenó el 19 de abril de 1992 con las orquestaciones de José Manuel Ceruto, que le tomó la medida a Paulo en su nueva línea timbera, exactamente al estilo de NG La Banda: escuchen la canción Fatalidad, casualidad, ¿no existía otro modelo actualizado? Ese era el concepto y estilo de moda, de la nueva ola de baile popular.

Paulo se superó mucho en los dominios del canto ―me dijo una vez Ceruto―, además se hizo un artista con una disciplina. Él sabía lo que quería, por eso siempre las cosas le salieron muy bien.

Paulo compitió de tú a tú con los líderes de la salsa, y se mantuvo durante más de una década entre los tres grandes y en el Hit Parade con éxitos como Casualidad, fatalidad, La especulación de La Habana, La sofocación, Ina es sensacional, La postal, Ana Elena, Ilusión de papel, Estamos en la escena, El bueno soy yo, Yo fui el que te boté.

El estilo de Paulo es muy novedoso, un poco inusual; algunas de sus canciones son muy originales, con mucha espontaneidad, con esa gracia juvenil que le ha granjeado una legión de admiradoras. En la pista no tiene igual. Se mueve con mucha inspiración personal, con mucha espontaneidad: se lanza al suelo, hacia atrás, a la manera en que lo hacían los guitarristas rockeros de la década de 1970.

En todos estos años, Paulo supo irse ajustando a las exigencias de un público esencialmente juvenil. En la última etapa ha logrado conciliarse con el rap, el reguetón y ahí está, en la vanguardia de la música bailable cubana.

Paulo FG nació en el barrio Nicanor del Campo, frontera con Buena Vista, cerca del salón La Tropical, el más famoso de América, la catedral de la salsa, el imperio del baile. Paulo siempre soñó con llenar el imperio salsero de La Tropical. Logró tanto como se propuso.

A partir del día 19 de abril, a propósito del cumpleaños 60 del cantante y el 40 de su banda Élite, el cantante salsero comienza una serie de festejos musicales hasta el año próximo.

Foto portada tomada de Radio Cadena Habana


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