Pedro Pablo Rodríguez sigue siendo muy joven


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Hoy cumple años uno de los principales historiadores cubanos contemporáneos, cuya obra toda lo ubica entre los más notables intelectuales de la nación: el doctor Pedro Pablo Rodríguez López (La Habana, 1946), Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas, del año 2009, y Premio Nacional de Historia, 2010.

 

Por esta razón teníamos el encargo de escribir un trabajo que resumiera las cualidades y características de este acreditado investigador, inventariara su obra intelectual y lo felicitara, un encargo muy bienvenido, teniendo en cuenta el profundo aprecio, admiración y respeto que le prodigamos a quien además recibiera en 2017 el Premio Nacional de Investigación Cultural por la obra de toda la vida.

Sin embargo, ningún texto que pudiéramos hacer, por mucho que estudiáramos su vida y obra, podría resumir como esta reseña su labor, sus capacidades, dotes y virtudes, la cual   realizamos a raíz de la dedicatoria del espacio El autor y su obra, promovido por el Instituto Cubano del Libro al doctor Pedro Pablo en el mes de enero del año 2012 y que salió publicada en este medio.

Y es que en el panel que elogió al investigador estaban tres de sus grandes amigos: los doctores Eduardo Torres Cuevas, Ana Cairo Ballester y Fernando Martínez Heredia, los dos últimos lamentablemente ya fallecidos.

Los cuatro llamaban al cuarteto que conformaban «la mulatocracia», y lo cierto es, que nadie como estos buenos amigos de Pedro Pablo Rodríguez, sabría caracterizarlo tan acertadamente, con la ayuda, de la doctora Carmen Suárez, colega en el Centro de Estudios Martianos, del homenajeado que arriba a la honrosa y sabia edad de 74 años, pero, apoyando las palabras del doctor Fernando Martínez Heredia: “Pedro Pablo sigue siendo muy joven”.

Pedro Pablo Rodríguez: “Saber dónde realmente colocar el corazón”

El más reciente espacio El Autor y su Obra, que organiza el Instituto Cubano del Libro, estuvo dedicado al Doctor en Ciencias Históricas Pedro Pablo Rodríguez López, destacada figura del pensamiento cubano contemporáneo.

Un panel de alta jerarquía intelectual y académica, conformado por los profesores Fernando Martínez Heredia, Eduardo Torres Cuevas, Ana Cairo y Carmen Suárez, tuvo a su cargo las intervenciones de homenaje al invitado especial del encuentro, acreedor de los premios nacionales de Ciencias Sociales (2009) y de Historia (2010).

Martínez Heredia inició el panel evocando el ingreso de Pedro Pablo Rodríguez en  1966, al departamento de Filosofía de la Universidad de  La Habana; enumeró muchas de las condiciones que siendo tan joven ya poseía como su laboriosidad, inteligencia, espíritu responsable, humildad verdadera y entrega revolucionaria; comentó a la par que su vocación por el estudio de la historia nacional lo llevó a estar entre los fundadores de una de las líneas del departamento llamada Pensamiento Revolucionario Cubano.

“Entre las grandes alegrías de mi vida están cada uno de los trabajos de investigación que Pedro iba llegando a publicar, cada uno de los trabajos en que lograba permanecer, las cosas de la vida que le aportaban felicidad, su rápida conversión en uno de los factores fundamentales en el Centro de Estudios Martianos y cada uno de los premios que al fin le han venido llegando. Pronto hará medio siglo que andamos juntos, pero termino con una constatación que está a la vista de todos: Pedro Pablo sigue siendo muy joven”.

Torres Cuevas por su parte destacó la importancia de su entrega a la sección de historia de la revista Bohemia, que bajo su dirección se convirtió en una estrategia de pensamiento y más que en una revista de divulgación en una publicación de proposiciones; recordó igualmente su activa participación en los Seminarios de Estudios Martianos.

También calificó de colosal su tarea de dirigir la edición crítica de las Obras completas de José Martí, labor que desde hace varios años desarrolla Pedro Pablo y que es una de las acciones fundamentales que se realiza en Cuba actualmente en este universo.  Al respecto señaló que otras personas con capacidad intelectual hubieran preferido realizar su obra personal, antes que un trabajo como ese, «creo que eso habla de la humildad, de los valores, del saber dónde realmente colocar el corazón, la inteligencia y el pensamiento».

Torres Cuevas culminó sus palabras de elogio afirmando:

“Entre las muchas cosas, y lo digo con toda franqueza, que me hacen admirar a Pedro está el haber sido una persona que pasó por diversos momentos difíciles, sin que jamás se le haya visto perder el impulso, sin que jamás se le haya oído, ni siquiera, una idea que pudiera ser desdeñosa hacia las personas que a veces no comprendían la calidad ni el sentido de su trabajo. El mejor compañero que uno puede tener en los peores momentos se llama Pedro Pablo Rodríguez”.

La profesora Ana Cairo, se refirió a sus virtudes pedagógicas y de sus profundas relaciones con la comunidad universitaria, y resaltó asimismo sus condiciones de comunicador tanto en la radio como en la televisión.

Distinguió su papel en la compleja faena de refundar el Centro de Estudios Martianos y manifestó que, en la tarea de la edición crítica de la obra martiana, por la cual ha sacrificado su obra personal, trabajan centenares de personas en el mundo y lo hacen por su relación con Pedro Pablo, lo que le ha dado a esa institución una capacidad de convocatoria extraordinaria y ha fortalecido el espíritu ecuménico que está también en el ideario del Maestro.

“Creo que Pedro Pablo es uno de esos martianos a los que hay que rendirle homenaje y éste me parece muy legítimo y quisiera comprometerlo con la idea de que recupere los textos valiosísimos que tiene, a los cuales debe salvar del olvido y rearticularlos”.

Al intervenir Pedro Pablo, agradeció las palabras de sus compañeros y amigos, y rememoró su estancia en la Escuela de Historia; a propósito, expresó: “Me abrió el interés por la historia, para mí fue muy importante leer desde Manuel Sanguily hasta Morell de Santa Cruz y El Ingenio, que fue una revelación para nosotros, así como conocer a los que estaban vivos como Le Riverand, Fernando Portuondo, Juan Pérez de la Riva o al propio Moreno Fraginals”. 

Continuó diciendo: “Fue una aventura tremenda, de pronto descubrimos el marxismo de verdad, que era el que estábamos creando nosotros, no el que leíamos en los libros, todo en medio de esa cosa tremenda que era estar haciendo la Revolución, de estar sintiendo que la Revolución no era otra cosa, éramos nosotros también.

Mi generación que somos mayoría aquí, fuimos díscolos, nos acostumbramos a decir lo que pensábamos, a cuestionarlo todo y a buscar soluciones a todo lo que nos cuestionamos y creo que eso es lo mejor que como generación hemos tenido y seguimos teniendo; (…) sentíamos que estábamos haciendo una obra que era nuestra”.

Al valorar la influencia que ejerció en su carrera su paso por el Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana, declaró: “Me hizo comprender que el pensamiento no se había estancado en el siglo XIX, que había ocurrido un desarrollo del pensamiento que seguiría ocurriendo y me marcó también por el espíritu antidogmático y creador dentro de un pensamiento de la Revolución, y Pensamiento Crítico propició mi gran encuentro con Martí.

Las personas más diversas, con su obra, su trabajo y su ejemplo, nos ayudan muchísimo, pero a veces no son solo aquellas que aportan una idea en el plano intelectual; yo quiero hablar de las otras personas, como los estudiantes que me han enseñado muchísimo a lo largo de la vida, pero también he aprendido mucho con mis vecinos, con mi bodeguero; para el historiador es decisivo porque su mirada tiene necesariamente que estar permeada por la vida, si no se convierte en una cosa absolutamente libresca y falsa; uno no puede entender ni a las gentes ni los procesos de otra época si uno no vive la época que le toca y si no trata de entender a la gente que le rodea, las que comparten sus puntos de vista y las que no los comparten”.

Al abordar el tema de su responsabilidad al frente de la edición crítica de las obras de Martí reflexionó: “A mí me encantaría escribir el libro que tengo planeado hace muchísimos años, que es una biografía de Martí, una diferente, pero es que estoy haciendo la otra biografía de Martí, por decirlo de alguna manera, y realmente no siento sacrificio porque esa es mi obra y si de aquí a cuarenta años le sigue siendo útil a la gente, bueno, esa sería la mejor satisfacción”.

Pedro Pablo Rodríguez en uno de los principales historiadores cubanos contemporáneos; su obra lo ubica entre los más notables intelectuales de la nación; en 1970, salió a la luz su texto La idea de liberación nacional en Martí en el número 49-50 dedicado al pensamiento del Maestro. Ha publicado entre otros títulos, Antología del pensamiento revolucionario cubano (1970) del Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana; La primera invasión (1987), Premio de Ensayo UNEAC 1995; De las dos Américas (2002), Premio de la Crítica en 2003, y El periodismo como misión (compilación de estudios acerca del periodismo de José Martí, 2003).


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