Poesía en Aire de Luz del Centro Cultural Dulce María Loynaz


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¿Qué es la Poesía actuante? ¿Qué contribución realiza a la Cultura nacional? Esta y otras interrogantes fueron tratadas como algo sumamente novedoso en el primer Café Literario Aire de Luz del presente año 2019, que tuvo como invitados a los autores Martha Luisa Hernández Cadenas y Julio Moracén Naranjo, quienes leyeron sus poemas y dialogaron con el público asistente en el capitalino Centro Cultural Dulce María Loynaz.

Poesía actuante es una forma de hacer poesía con el objetivo de ligarla  al performance, al teatro, a la música, a la actuación en general”, definió al inicio de su intervención el poeta, dramaturgo y doctor en Antropología Julio Moracén Naranjo (Holguín, 1967), para agregar seguidamente que:

Poesía actuante es la modulación de la voz, del pensamiento, del poeta fuera de lugar, de los restos mortales y del amor, de la basura urbana, de la indigencia social, del azul del mar, de la devoción a Dios…Por ser actuante es una forma de resolver la acción performática, de entender cómo el artista realiza un repertorio variable de su producción artística”.

Explicó que un pintor actúa plásticamente mediante un happening, un performance o acción plástica para que el público preste atención a su arte; el músico vibra al oído de la cultura de masas; el poeta actuante entra y sale de su medio, evitando ser aplastado por la conciencia de una red donde entran múltiples lenguajes en colaboración con diversos protagonistas, además de participar en una nueva cultura popular, excéntrica, disforme, horizontal, basada en la contaminación versus cultura de masas centralizada, unívoca o sacada como atribución actoral (copyright).

“El espacio que ocupa la Poesía actuante se define, dijo, a partir de la formación y participación de artistas contemporáneos; esta, con sus repertorios variables, busca quebrar la distancia de la cultura hegemónica y de las manifestaciones artísticas marginales…El inolvidable compositor y trovador cubano Compay Segundo, entre otros, quizás sea un ejemplo de Poesía actuante. Es, definitivamente, la cultura subalterna elevada a la posición de cultura no hegemónica y al espacio que existe entre ellas”.

“PARA COMER”

 (Julio Moracén Naranjo)

En los muros, lo que escapó del verano

Una verdadera trifulca de viejas y famélicas sequías

Una verdadera, otra falsa.

La que fue de guerras, la verdadera, dejando los huesos apisonados

Con la imagen de la muerte congojas, la carne quema y cocina.

La carne es la carne, decía mi abuela. Hay que comérsela, dejar el plato vacío

Para que ni se enteren que pasamos (…)

Debo, quizás, escribir mi sangre en esos muros,

En la parte alta, en el laberinto, algo breve que cabe su propia brevedad

en el pecho (…).

En el caso de la lírica de Martha Luisa Hernández Cadenas, la poeta Basilia Papastamatíu destacó que “ésta se expande con la misma desenfadada libertad con que dirige también teatro y realiza performance, Trasgrede los límites, rompe esquemas, no cree en perspectivas, y corre todos los riesgos de una palabra liberada con autónomo albedrío. Mas no se trata del desencadenamiento de una escritura automática, sino un propósito pre establecido de una palabra movida por su deseo de conocerse a sí misma y de conocer al otro y al otro”.

“EL MAQUINISTA Y LA POETA”

(Martha Luisa Hernández Cadenas)

Descubrí el cadáver del maquinista

Estaba tapado entre el motor y un bulldózer oxidado.

La carne del maquinista estaba oxidada también

Máquina y hombre se habían compenetrado finalmente

Por el óxido.

Pensé escribir un poema sobre esto

Ahora, el maquinista se está riendo como un motor encendido

Y tirado por millones de hombres.

La risa del maquinista es tenebrosa y excita.

Estamos el maquinista y yo.

Está lo suficientemente muerto como para no reír.

“Soy yo que escucho muchas veces aquellas voces de la eternidad

Mis manos quieren mover el bulldózer

Soy yo que no tengo voluntad patriótica para mover la máquina.

“Soy yo que no sabría decirle al maquinista que lo estoy llamando.

Descubrí la oxidación de este hombre, con sentido del humor

Y me conmueve su gesto de sorpresiva tranquilidad.

“Los jueces dirán que fue un accidente, una trampa suicida

El motor le enganchó sus piernas y el bulldózer le cegó sus ojos (…).

Auspiciado por el Instituto Cubano del Libro y coordinado por la escritora Basilia Papastamatíu el espacio Aire de Luz, desde su creación, se propone contribuir al mejor conocimiento de los más destacados poetas de todas las generaciones y regiones del país. En esta actividad de apertura del 2019 asistieron, entre otros invitados, connotados artistas del grupo El Palenque, además de académicos, estudiantes y profesores universitarios.

 

NOTAS:

—Julio Moracén Naranjo (Sagua de Tánamo, 1966) Combatió en Cuito Cuanavale, Angola. Poeta y dramaturgo. Licenciado en Arte Teatral por la Universidad de las Artes (ISA). Realizó el doctorado en Antropología Teatral en Brasil. Es Premio Creola de Poesía 1999 con Andar Blem, Blem, Blem (1997) y Toussaint (2002).

— Martha Luisa Hernández Cadenas (La Haabana, 1991). Poeta y dramaturga. Trabaja en Teatro El Público. Su poemario Días de hormigas (puesta en escena) mereció el Premio David 2017 y Pezuñas (o Trilogía del nacimiento) obtuvo mención en el Premio Pinos Nuevos 2018. Ganó el Premio de ensayo La Selva Oscura por su investigación Notas de un simulador.


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