Proyecto artístico La mujer en la historia compartida


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El Palacio del Segundo Cabo, ubicado en uno de los laterales de la Plaza de Armas, en el Centro Histórico de La Habana, es la sede del Centro de interpretación de las relaciones culturales entre Europa y Cuba,  dirigido por Onedys Calvo Noya, historiadora del arte y profesora universitaria, con una trayectoria profesional reconocida y un entusiasmo desbordante.

Esas características personales favorecen para que una pléyade de  jóvenes profesionales de igual especialidad, le sigan los pasos en un proyecto artístico que han denominado La mujer en la historia compartida, que transita ahora por realizaciones audiovisuales, pero cuyo objetivo macro es avanzar hacia otras formas del arte.

Pretende  el abordaje, con enfoque de género, del papel de la mujer en la diversidad compleja de nuestro mundo natural y cultural.

Tres documentales de cortometrajes son los primeros resultados del proyecto, con guion, producción y dirección enteramente de las especialistas del Centro, que han contado con el apoyo logístico de la Subdirección de Patrimonio Documental de la Dirección de Patrimonio de la Oficina del Historiador de la Ciudad, la emisora Habana Radio, el Centro Cultural A+ espacios adolescentes, la Delegación de la Unión Europea en Cuba y la embajada de Polonia.

Los orígenes de la idea datan del año 2020, pero a causa de la pandemia de la Covid-19, ha sido en este 2021 cuando fue posible concretarla.

Herencia y subversión. Imagen simbólica de la mujer, es un documental de Onedys Calvo Noya y Amanda Ramírez Viñas, que sirve a consideración de este reportero como  entrada a las problemáticas específicas que abordan los otros materiales, pues  es más general y holístico.

Abarca un universo amplio de criterios sobre la discriminación y los estereotipos de géneros, llevados de la mano de reconocidos especialistas que son entrevistados: el hogar y la familia y su consideración como patrimonio exclusivo de la mujer, la herencia cultural de la mujer negra lastrada desde una esclavitud coloreada, los estereotipos de belleza euroccidentales y los esfuerzos de superación personal de las féminas.

También refleja el uso o no, de sus derechos, la igualdad preconizada pero no lograda, la banalización cultural de los roles históricamente atribuidos a la mujer en la sociedad, la preferencia u orientación sexual.

Esos son, a grosso modo, los temas que abordan con entera libertad entrevistados y entrevistadas. Un logro del documental es que no sólo se trata el tema desde la perspectivas de “ellas sobre ellas”, sino también el de dos hombres que aportan sus criterios y experiencias.

Mujeres que danzan. Herencia, desafío y constancia. Es una realización de Yenny Hernández Valdés, que se explica por su propio título.

Hacer de la danza su vida puede ser, además de una diversión o entretenimiento, un sueño, un logro, un proyecto de vida o una profesión, pero cuánto le cuesta a una mujer esa realización personal a partir de compartirla con los roles de género históricamente atribuidos a ella, hacerlo es todo un desafío, que requiere  constancia, dedicación y estoicismo,

El tercer producto audiovisual, Las desobedientes, es quizás el más sugestivo y personalizado. Se debe al talento de Yainet Rodríguez Rodríguez, que indaga en ¿proezas? de mujeres atrevidas y transgresores que si bien, a los ojos, de los que creemos en la plena igualdad social de géneros, no sería “mucho o casi nada del otro mundo” si fueron heroicidades para la sociedad que les tocó vivir: usar pantalones como prendas de vestir, montar bicicleta o moto, escribir textos con “verbo encendido”, tener una profesión exitosa y no ser “alguien” por ser “la esposa de alguien”… sencillamente, desobedientes a las “normas de la buenas costumbres”.

En el futuro, el proyecto incluirá coloquios, exposiciones de artes plásticas y otras manifestaciones culturales para expresar la inconformidad e inquietudes de estas profesionales de historia del arte acerca de cómo se ha visto y aún se ve en muchos casos, a la mujer en papeles de subordinación irremediable al hombre, como secundarias en una sociedad machista y patriarcal y obligadas a respetar a quien les falta el respeto a diario por el mero hecho de considerarse cacique en su relación matrimonial y familiar.

Sin ser experto en la producción audiovisual, me atrevo a asegurar que los tres documentales reúnen los parámetros de calidad, a ello debe haber contribuido el talento de las realizadoras y la experiencia en estas lides del equipo de Habana Radio, que es mucho más que una emisora radial.

La mujer en la historia compartida debiera salir de los muros de cantería del Palacio del Segundo Cabo. Sus producciones audiovisuales podrían mostrarse en la Televisión Cubana o en la red de salas cinematográficas. Al menos yo, comparto esta historia.


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