Pupy Pedroso, el hijo del son


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La grandeza y la trascendencia de un músico popular se mide por la forma en que aborda los fenómenos socio culturales y musicales que le marcan, esos que vive y refleja en su música. Estas son algunas de las frases más memorables de César Pedroso acerca de su vida personal y profesional; y son también nuestro homenaje en su cumpleaños.

Mi padre fue un buen pianista de eso estoy convencido… y cada día que pasa mientras más toco el piano, mientras más estudio, más me acerco a sus enseñanzas… y de su estilo tengo mucho en el mío y espero tener más…

En Cuba hay pianistas muy buenos de distintas generaciones como Hernán López-Nussa;  Pachi  Naranjo;  Miguel  Ángel  de  Armas, «Pan con salsa», que es mi hermano menor; Peruchín (el nieto), que tocó con NG la Banda, hay un nombre que no se menciona que es el de Leonel Morales; el mismo Miguel Núñez, pero hubo un Emiliano Salvador y tanto ellos como otros han hecho sus aportes a la música cubana…

Mis «tumbaos» son fruto de mucho buscar en mi interior, de dejar que mis emociones y sentimientos fluyan de mi cerebro a mis manos y se traduzcan en notas musicales.

Los años sesenta… Yo bailé rock & roll y no te voy a negar que me gustaron Los Beatles, había espacio para todas las tendencias de la música y para todos los gustos, también había programas en la radio con las orquestas de cualquier formato pero estaban los cuartetos vocales, en esos mismos años aparecen Los Zafiros, estaban las D´Aida; a mí me encantaba oír a Pepe Olmos y a Felo Bacallao, pero nunca se dejó de oír a Vicentico Valdés, estaba también El Pello con su Mozambique... y no se me pueden olvidar los clubes nocturnos... Fue una buena época en la música cubana…

Una cosa es ser parte de la mejor orquesta, otra es formar parte de una orquesta que es popular y puede haber una popularidad de muchos años y hay otra cosa importante en el caso de la música popular y es que puedes tener los mejores músicos y no ser la orquesta ideal para el bailador que a fin de cuentas es la razón de ser de una orquesta.

Mi orquesta de salida es La Aragón, pero nadie puede discutir que Los Van Van son espectaculares… Los Van Van dieron un palo en seco porque cuando salieron no había victrolas ni nada parecido y hermano, ser populares durante cuarenta años y además mantener una calidad musical con buenos músicos… solo Van Van…

Mi orquesta suena a Pupy y los que Son Son; es decir tiene su propio estilo y te aclaro algo, en mi orquesta hay otros arreglistas que me hacen buenas propuestas y las acepto, pero al final el toque mágico, o el cierre queda en mis manos. Eso es rigor profesional, eso es crear y consolidar un estilo. Hoy mi orquesta suena a Pupy y los que Son Son; es decir tiene su propio estilo y te aclaro algo, en mi orquesta hay otros arreglistas que me hacen buenas propuestas y las acepto, pero al final el toque mágico, o el cierre queda en mis manos. Eso es rigor profesional, eso es crear y consolidar un estilo…

La música cubana tiene una regla inviolable y es que no se puede jugar con el oído del bailador; ahí comienza y termina todo. Hay que respetarla. A partir de ahí entonces se puede hacer todo análisis o toda discusión.

No todo el que dirige una orquesta tiene que ser el arreglista principal o uno de ellos; se puede dirigir una orquesta sin necesidad de hacer los arreglos, para eso existe el director musical, si siempre fuera así entonces no hubiera necesidad de un director musical. Pero también están los arreglistas que trabajan para una orquesta y no son parte de ella.

¿Tú conoces un buen sonero que sea buen bailador? Solo el Benny. Miguelito Cuní era un gran sonero y un mal bailador, lo mismo que Raúl Planas. A mí me hubiera gustado ser un bailador como Sanguily, el tío de los Papines, uno de los mejores bailadores que he visto en mi vida, o como José Luis Quintana (Changuito), o el Yulo Cárdenas. Bailo muy mal, pero me encanta la rumba…

Cuando se habla de chabacanos yo nunca he sabido a que se refieren esas personas. Hay una verdad innegable y es que sí hay gente que tiene temas ofensivos, pero esa no es la norma. La música es como el colesterol, hay bueno y malo y también ocurre un proceso de se- lección natural.

Haber estado treinta y cinco años de mi vida al lado de Juan Formell me convirtió en un privilegiado, me permitió haber aprendido muchas cosas y sobre todo disfrutar cada día de mi vida de su amistad sincera, de su cariño y de sus consejos… haberme ido de Van Van que fue una decisión muy dura… pero donde quiera que esté soy un Van Van, eso lo tengo muy adentro.

Lo único que no puedo hacer en mi vida profesional y personal es traicionar el son; puede haber cualquier movimiento musical de moda pero yo soy sonero y el día que tenga que dejar de hacer un son y me vea obligado a tocar otra cosa para vivir, o para comer como debe ser, ese día cierro el piano y me siento en la casa a conversar con mi mujer y a recibir a mis amigos.

El son es el golpe en el hígado que le da al bailador una buena música… El son es lo que me mantiene vivo… y después del son, solamente hay son…

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