El Premio Literario Casa de las Américas en su 62 edición propone repensar las narrativas, los cuerpos y las historias en tiempos tan complejos como los actuales. Este jueves 27 de enero tuvo lugar el panel ¿Qué nos deja la pandemia?, con una mesa integrada por los escritores Claudia Apablaza, de Chile, Santiago Vizcaíno, de Ecuador, y la cubana Dazra Novak, además de la participación vía digital de la puertorriqueña Mayra Montero, quien envío un material audiovisual desde su país.

El tema de la cita literaria consistió en relatar las afectaciones de la Covid-19 en su manera de pensar y sentir la literatura. Desde su experiencia asegura Claudia Apablaza: “Una de las cosas más importantes que sufrí como escritora e investigadora es que cerró la Universidad. Entramos en una situación bastante dolorosa con un miedo a no saber a qué enfrentarnos y cómo íbamos a salir colectivamente de esta situación”.

La editorial donde trabaja Claudia Apablaza disminuyó la producción de libros en ese momento, al tiempo  que cerró un cúmulo significativo de librerías en Chile, debido a que el libro no era considerado un bien de primera necesidad. “Después de una lucha como de cuatro meses —señala la autora— el libro pasó a ser un bien de primera necesidad. Como escritora también me afectó muchísimo, porque no podía interactuar con los lectores”.

Como parte del encuentro, la también editora leyó el texto “Los rituales al salir de casa”, escrito durante la pandemia. Podemos observar el cambio inminente en su percepción de la vida y su manera de afrontar la realidad como un reflejo del acontecer social en cualquier región del mundo: “Lentes, doble mascarilla, guantes amarillos para la lavar la losa (…) En mis manos una toallita húmeda con cloro para abrir y cerrar las puertas, evito a mis vecinos (…), huyo si veo a alguien acercarse a más de un metro(…)”.

De igual modo, Santiago Vizcaíno comentó experiencias similares como la difícil situación política, económica y social vivida en Ecuador con un confinamiento riguroso en los inicios. Ante la imposibilidad de tener un contacto social, el escritor comenzó a imaginar las posibles situaciones ocurridas en los hogares. Así surgió una serie de cuentos, a partir de relatos escuchados por terceras personas que dieron paso a historias con gran fuerza dramatúrgica.

Por su parte, Mayra Montero aseguró que la pandemia afectó muy poco su trabajo con excepción de los viajes y eventos presenciales. Confiesa que muchos escritores viven casi en cuarentena, aislados del mundo para dar nacimiento a sus libros y publicaciones. En Puerto Rico, esta profesional se ha mantenido activa con varias labores siempre vinculadas al mundo de la escritura.

Para cerrar el panel Dazra Novak se refirió también a sus experiencias personales y la imposibilidad de escribir durante los dos últimos años, debido a cuestiones familiares y de trabajo. Aún así, la literatura permanece en ella como zona de confort y encuentros. La joven narradora profundizó en otro cuestionamiento fundamental para el aquí y el ahora, pero sobre todo, para el mañana: “¿Sobrevivirá la historia tal y como la habíamos entendido antes en los libros de papel? Me atrevo a decir que hay una levedad en lo que se escribe hoy, y no precisamente la levedad que apuntaba Calvino, que era necesaria en los textos. Yo creo que eso responde directamente a los dispositivos”.

“La pandemia nos ha demostrado cuán dependiente nos hemos vuelto de los dispositivos, llegó incluso a ser el modo de socializar, obligados por el contagio y viene siendo la parte mala del libro digital, es decir, desde ese dispositivo que está todo el tiempo dictando nuestros días, horarios y la manera en que consumimos las cosas”, añadió Novak.

Antes de finalizar, la autora leyó un fragmento de su última novela Chérie finalizada en el 2019 , basada en la vida de la pintora cubana Rocío García.