La sensibilidad y compromiso con las Artes, y la literatura de Rafael González Rodríguez, nacido el 7 de septiembre de 1950 en Ranchuelo, Villa Clara, se advierte en su condición de investigador, dramaturgo, pedagogo y escritor. Su texto Pequeña novela de un niño campesino obtuvo el Premio de Literatura Infantil del concurso Frank País convocado por la CTC entre los años 1974 y 1977.

Así recorre este intelectual, graduado de Filología en la Universidad de la Habana y de Dramaturgia en el Instituto Superior de Artes Escénicas las Artes y la cultura cubanas, teniendo en su haber una encomiable labor como miembro del equipo de acción cultural de la Escuela de Letras de la Habana en la región Escambray, donde estuvo muy cerca de la destacada intelectual cubana Graziella Pogolotti. Desde este espacio se destacan aportes importantes con investigaciones socioculturales que han contribuido al desarrollo artístico, social y cultural en zonas comunitarias del país, entre ellos, el poblado de Lima y la comunidad emergente de Los Indios en Baez, en la parte oriental del país.

De su labor como maestro también se precia la cultura en Cuba, desde el año 2001 es profesor de la escuela de instructores de Arte de Villa Clara, ha participado festivales en diversos y ha visitado disímiles universidades donde ha impartido conferencias relacionadas con las Artes teatrales, sin embargo, es indudable su impronta en el Grupo Teatro Escambray como formador incansable de muchas generaciones de actrices y actores que han recibido sus conocimientos y el profundo pensamiento de este artista, parte esencial de las Artes Escénicas en la isla.

Su primer acercamiento al Grupo Teatro Escambray fue como colaborador con la fundación del teatro de la Yaya, acompañado de la impronta y la experiencia de la actriz y directora teatral Flora Lauten, más tarde se desempeñó en funciones de asesor teatral y jefe de investigaciones socioculturales, y luego dramaturgo y director de esta compañía formada en los arboles de la Revolución, una agrupación exponente de un Arte esencialmente revolucionario que hizo visible la realidad cubana en tiempos donde el Arte era una herramienta necesaria para la defensa de nación.

Como dramaturgo destaca en el año 1984 el estreno de su primera obra Molinos de viento, la cual ha sido reconocida como Mejor Texto Teatral, por el Jurado del Festival de Teatro de la Habana, y como la Obra más relevante para las nuevas generaciones, reconocimiento otorgado por la Asociación Hermanos Saiz.

En el año 2000 la Revista Estadounidense Teatro Forum publica su obra La paloma negra, Premio al mejor texto dramático. Dentro de los valores en el quehacer de Rafael Gonzalez está la posibilidad que han tenido muchas de sus obras teatrales de haber sido representadas partir de otros géneros, Como la vida misma, fue el guión cinematográfico que basado en su obra Molinos de vientos, bajo la dirección de Víctor Cassaus fue filmada por el ICAIC, además de Gracias por elegirnos, cortometraje en coproducción con Tele Cristal.

La Orden por la Cultura Nacional, otorgada por el Consejo de Estado de la República de Cuba, la Medalla por la Alfabetización, la Orden Raúl Gómez García, y el Premio Nacional de Cultura Comunitaria son algunas de las condecoraciones que avalan el trabajo de este creador. Merecido entonces el premio Omar Valdés y el Diploma Nicolás Guillén, otorgados por la obra de la vida y por sus aportes al arte y la cultura cubanos y a la literatura como colofón de la contribución de este incansable creador que a más de cuatro décadas ha forjado a hombres y mujeres, no solo desde las tablas sino desde cada uno de los centros e instituciones donde ha podido hacer extensiva su sabiduría, la Revista Tablas, el conjunto de la Casa de las Américas y otros espacios que a los 70 años de Rafael González Rodríguez lo consideran esencial en la creación, el Arte y la Cultura cubana.