Raúl Rodríguez La O: historiador-evocador de hechos y figuras inéditas de la Cubanidad


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De todos es conocido como un incansable y apasionado investigador de la Historia de Cuba, entre otras facetas de su vida ocupadas dentro de esa disciplina… ¿Qué más decir sobre este hombre quien presumiblemente nunca descansa y para quien –presumiblemente también–, el sueño resulta una ficción aún mayor a la de aquel dicho tan nombrado de “cayó rendido en los brazos de Morfeo”? ¿Qué más decir de este hombre quien, a la hora de esculpirlo, hay que destacar sus lecciones acerca de la realidad cubana,  a la vez que su inagotable desempeño profesional y personal de jamás claudicar a la hora de hacer justicia a hechos o figuras que así lo ameriten o exijan, o de mostrar y enfatizar la verdad histórica con todo lujo de detalles adversos o no?

Y fue a este connotado Historiador a quien otro excelente colega de andanzas quijotescas y de libros publicados, el licenciado Ernesto Limia, tuvo el privilegio de invitar a su siempre esperado espacio sabatino en el habanero Centro Cultural Fresa y Chocolate, para compartir la memoria de un aguerrido mambí abordado en muchos de los trabajos, conferencias y entrevistas de Rodríguez La O: el general Ramón Leocadio Bonachea.

Acerca del oficial revolucionario y ante un concurrido auditorio reunido en el mencionado centro cultural hablo con suma satisfacción sobre el título de su auditoría Ramón Leocadio Bonachea y la independencia de Cuba (Editorial de Ciencias Sociales, 2007).

Mas, quien escribe, se atreve en este momento a recordar una entrevista que le concediese De La O hace poco tiempo en la que subrayaba que, anteriormente a su autoría, “sobre Bonachea fue escrito un libro por el investigador Juan Casasús, hace más de sesenta años, mientras que el mío:  se publicó mucho después tratando de aportar nuevos elementos –y por supuesto, no repetir a Casasús–, de los hallados durante toda mi investigación durante una visita que realicé a los Archivos militares de España…y que consideré de importancia para la historia de Cuba.

“Este fue un libro que me satisfizo mucho, pues hacía muchos años que no se hablaba de Bonachea, y además porque aportó elementos inéditos demostrativos de su postura revolucionaria y de su labor realizada en el extranjero. Ese General cubano fue el último insurrecto de la Guerra de los Diez Años; su posición fue muy firme al repudiar el Pacto del Zanjón y continuar alzado durante catorce meses junto a un destacamento mambí.

Después, al no lograrse la independencia como tampoco la abolición de la esclavitud, en 1879 decide entonces deponer las armas para partir de Cuba, pero enarbolando la conocida Protesta de Hornos de Cal que se produce en la localidad de Jarao, actual provincia de Sancti Spíritus. En ella reafirma su desacuerdo con el Pacto del Zanjón pero a la vez expone su decisión de retornar a la Isla para concluir su labor independentista cuando las condiciones lo mereciesen. Así fue: en 1884 en una expedición conformada por varios hombres (entre ellos cuatro griegos) es apresado en la zona oriental de playa Las Coloradas –pensaba desembarcar en la zona central del país, en Las Villas. Sin embargo, los fuertes vientos marinos le arrastran hasta el oriente de la Isla, a lo que también se le unió una delación, además de las informaciones recibidas por las autoridades españolas desde Jamaica. Lo capturan en alta mar, lo someten a juicio (tres meses), hasta ser ulteriormente fusilado en El Morro de Santiago de Cuba. Tenía treinta y ocho años de edad.

“Sin lugar a dudas que Bonachea es un paradigma de nuestras luchas independentistas. Un hombre valiente y consecuente con sus ideas. Cuando partió de Jamaica, dejó allí a su esposa Victoria Sarduy y a sus hijos; a sus compañeros allá le escribe una carta despedida –muy parecida a la de Ernesto Che Guevara a su familia por los planteamientos que hace en ella–. Mi libro dedicado a este combatiente mambí lo presenté en la Asociación de Combatientes de Santa Clara, provincia central de Las Villas, de donde él era oriundo, no obstante llevar a cabo toda su labor independentista –al igual que su trabajo propagandístico–, en la provincia de Sancti Spíritus.

¿Por qué el estudio de la Historia en su vida? ¿Qué lo indujo?, indagamos con nuestro entrevistado.

“Ante todo debo confesar que tengo una forma de ser y de pensar que siempre me ha convocado al estudio, a la investigación, a la búsqueda documental para hacer definitivamente justicia.

“Nací en Manzanillo, provincia donde surge nuestra primera gesta independentista y donde se establecen cuatro presidentes en armas. Y es a cuatro kilómetros de la ciudad donde está La Demajagua, lugar iniciador de nuestras luchas. Y es allí donde también se ubican los parques Carlos Manuel de Céspedes y Bartolomé Masó. En otra época este último era visitado por las personas pobres. Al lado de él se ubicaba el club Yate y Pesca para la gente adinerada, al igual que otro perteneciente a la colonia española.

 

“Desde muy niño escuchaba miles de historias y anécdotas relacionadas con aquel lugar. Mi padre se llamaba Raúl Rodríguez. Era un hombre de ideas comunistas. Poseía una finca arrocera. Mi madre, era ama de casa; una mujer con ideas muy revolucionarias y muy fidelista. Diría que ella fue quien, tanto a mis hermanos como a mí desde muy pequeños, nos impregnó esa ideología. “Desafortunadamente, no puedo afirmar al igual que sastre: Nací en una casa con libros. En mi casa no existían libros –mi madre tenía un segundo grado hasta que logró graduarse del nivel sexto tras el triunfo de la Revolución–, pero en mi caso sí tenía infinidad de motivaciones. Siempre me autoafirmaba que estudiando saldría de la pobreza.

“Me preguntas acerca de cómo me llega el espíritu patrio… Simplemente y, desde muy pequeño, conviviendo con tanta Historia a mi alrededor y, al mismo tiempo, conociendo a tantos amigos y vecinos luchadores contra la tiranía batistiana.

“Pocos meses después del triunfo de la Revolución, uno de los ajusticiamientos que pude presenciar en Manzanillo fue el de Rolando “Ojos bellos”, al igual que el de otro mulato, sicarios del tristemente célebre Rolando Masferrer, quien llegó a tener tremendo poder en esa provincia oriental. A mi mente vienen también ahora los automóviles negros en que semovían cada uno de aquellos asesinos. Los vecinos de las serranías les tenían terror.

“En aquella época la Sierra Maestra aún se encontraba muy virgen; las condiciones de vida eran espantosas. Existían algunos bares –que ya se iban desmontando–, al igual que algunos prostíbulos con mujeres muy lindas y conocidas por todos (Chela, Eva, Carmen…). A Carmen, una mujer negra, la recuerdo como querida de Camilo Arca, el hombre más rico de Manzanillo. Vivía en una casa grande donde en su interior se hallaba un altar  Tiempo después todas ellas fueron reivindicadas por nuestra Revolución, y pasaron a ocupar un lugar digno y honrado como trabajadoras en nuestra sociedad. Igual ocurrió con aquellos otros que oficiaban como proxenetas.

“Tendría unos once años de edad cuando vi a Fidel por primera vez en 1959 en el mismo Manzanillo, durante una graduación en las montañas –inicialmente, todas las actividades se realizaban en las zonas montañosas–; tenía una imagen muy bella, y es que en él además del carisma se le han unido siempre muchísimas virtudes.

“Estuve alfabetizando en la Sierra Maestra un año completo. Ya en La Habana, jamás olvidaré aquel magnífico desfile de todos nosotros –los cien mil brigadistas alfabetizadores–, el 22 de diciembre de 1962 en la Plaza de la Revolución. Allí le pedimos al Comandante en Jefe: ¡!Fidel!! ¡!Fidel!! ¡!Dinos qué otra cosa tenemos que hacer!!…

“Fue entonces que anunció el otorgamiento de cien mil becas para estudiar diferentes carreras. Me decidí por el estudio del idioma ruso. Durante 18 meses lo estudié hasta graduarme como profesor de nivel superior con sólo 18 años de edad –recuerdo que la Crisis de Octubre me cogió durante la campaña de recogida de café–, además de cursar estudios en el último año del Pre universitario.

“Pocos años después, en 1966, ingreso a estudiar la carrera de Historia en la Universidad de La Habana, hasta graduarme en 1971. Y es en esa época en que comienzo a escribir y publicar en la prensa periódica. Luego vendrían la publicación de algunos libros como fue el primero, en 1986: Máximo Gómez, una vida extraordinaria; luego vendría Máximo Gómez: pasión y entrega, en el 2002”.

Ha realizado estudios e investigaciones diversas sobre hechos y personajes controvertidos o poco (o nunca) presentados a la luz pública. ¿Cuáles de ellos rememora con mayor satisfacción y de cuáles se siente aún insatisfecho y con aspiraciones de continuar profundizando?

“En este momento rememoro el expediente inédito que hallé sobre Tomás Estrada Palma, cuando cae preso por las tropas españolas. Lo traje de España, producto de un trabajo de investigaciones que realicé en ese país durante dos años (1977-1978). Lo fotocopié de los Archivos históricos de Madrid, gracias a una beca otorgada por la Sección de Intercambio Cultural del Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino de España. Allá es donde me percato que la Historia de Cuba se empezó a escribir además en los archivos y, en este caso, en los de España.

“En relación con el proceso judicial que concluye en fusilamiento del poeta Juan Clemente Zenea, en 1871, durante mi estancia en los Archivos españoles pude revisar los textos de ese proceso donde se le acusa de traidor. Sin embargo, no lo consideré así tras la investigación que llevé a cabo y, al mismo tiempo, producto del apoyo y la ayuda que recibí por parte del inolvidable ensayista, poeta y jurista CintioVitier –con unos conocimientos y una cultura enciclopédica–, al igual que de su esposa y compañera, la también escritora y poeta Fina García Marruz. De esta forma pude rescatar el pensamiento de Zenea en toda su dimensión. Y es que la investigación histórica está dirigida a ello: a llegar a convencer.

“Documentos inéditos hasta esa fecha –como es el caso de Rescate de Zenea, publicado por la UNEAC–, entre muchos otros, los doné a la Casa de las Américas a la persona de la inolvidable heroína del Moncada y de la Sierra Haydée Santamaría. Entre esos recuerdo la causa por la cual José Martí fue condenado a seis años de presidio; el referido a los estudiantes de Medicina fusilados el 27 de noviembre de 1871; el proceso judicial que conllevase al fusilamiento de Amado Oscar y Céspedes, hijo del Padre de la Patria en 1870. Expedientes también inéditos como desterrados políticos en España de Juan Gualberto Gómez, Rafael María de Mendive, y de los generales Calixto García Iñiguez, José Maceo, Guillermón Moncada, Quintín Banderas, Limbano Sánchez; significativos documentos sobre las Cuevas de Bellamar; Manuel García y Ponce (Rey de los campos de Cuba), y de los generales Máximo Gómez, Antonio Maceo, Ramón Leocadio Bonachea, Carlos Agüero Fundora y Juan Fernández Ruz.

“En los archivos hispanos encontré también el expediente inédito de José Maceo y sus cuatro años de destierro (1880-1884) en que es traicionado y tomado prisionero durante la Guerra Chiquita, y trasladado a España. Visité los lugares donde estuvo preso. Tampoco olvido el interés del querido Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque por esa documentación. Todo lo referido a mi trabajo investigativo y de búsqueda histórica testimonial, fue publicado en los periódicos Granma, Granma Internacional y Juventud Rebelde. Por otra parte, al presidente del Poder Popular en Guane, Pinar del Río, entregué los materiales relacionados con el espionaje contra Antonio Maceo (1890).

“Quiero agregar que, sobre José Maceo, hablan Marx y Engels en algunas de sus cartas, a propósito de cuando lo entregaron los británicos en Gibraltar. Este expediente aún está inédito. Asimismo, treinta y dos cartas inéditas de José Maceo a Juan Gualberto Gómez fueron publicadas (Editorial Verde Olivo, 1996) en el libro de mi autoría titulado Justas peticiones –frase de José Maceo–, con motivo del Centenario de su caída en combate.

“Al igual que José Maceo, hallé los expedientes también inéditos de dos grandes de nuestras gestas independentistas: Guillermón Moncada y Quintín Banderas. Los seis años (1880-1886) de destierro de ambos generales, quienes estuvieron presos en la Mola de Maón (fortaleza de Isabel Segunda) en Islas Baleares, España…

“También estuvo allí preso el teniente coronel Emiliano Crombet, familiar de Flor; además del primogénito de Mariana Grajales, Felipe Regueiferos Grajales, –expediente que me llevó a publicar otro libro: El primogénito, editado por la Corporación CIMEX (2004).

“Otro expediente que hallé en España fue el de Calixto García (inédito) y sus veinte años de destierro. Lo doné a su casa natal en la provincia oriental de Holguín. Sobre Calixto no he escrito ningún título. Sí he redactado algunos artículos en Granma y he impartido algunas conferencias sobre esta figura.

“Igual acción realicé al donar el expediente del general Limbano Sánchez El León holguinero, quien tuvo problemas disciplinarios con Maceo y Gómez, pero nunca fue un traidor. Fue un hombre de una importancia increíble dentro del campo de la revolución. Estuvo en la Guerra de los Diez Años, en la Protesta de Baraguá, en la Guerra Chiquita, fue uno de los últimos insurrectos en deponer las armas en Baracoa. Lo apresan y destierran a España; se escapa de su encierro en ese país y regresa a la Isla en una expedición. A su memoria dediqué otra de mis obras, publicada en el 2008: Limbano Sánchez y la independencia de Cuba. Otros libros también publicados han sido: José Martí y la independencia de Cuba, que presenté en Buenos Aires, al igual que La Argentina en José Martí (Universidad Nacional Entre Ríos, Argentina, 1997).

“Durante mi estancia en España –donde tuve la oportunidad de visitar e investigar en los Archivos militares españoles–, hallé unos documentos muy importantes escritos por un venezolano, relacionados con el fallecimiento del humanista y pensador cubano José de la Luz y Caballero. Cuando regreso a Cuba decido mantener esos documentos en mi poder durante años.

“Cuando en 1994, el entonces oficial Hugo Rafael Chávez Frías, visita a Cuba por vez primera, me propongo hacerle llegar aquellos documentos. Es entonces que entrego fotocopias de ellos en la Embajada venezolana. Nunca recibí respuesta.

“Tiempo después en que visito Venezuela para presentar un libro del general Fabián Escalante, establecí contactos para tratar de ver a Chávez –allá dejé también algunos libros de mi autoría–; le dejé una carta y poco después supe que nunca le habían llegado las fotocopias de aquellos documentos hallados en España. Fue cuando decidí reenviárselas. Tiempo después la Secretaría de la Presidencia, en nombre de Chávez, me escribe la siguiente misiva con fecha 21 de mayo del 2007:

“Expreso mi agradecimiento por el envío de algunos documentos históricos y con venezolanos que insuflaron soberanía y libertad lucharon por la independencia de la tierra de Martí y Maceo. El cariño por nuestra tierra ha condicionado su excelente investigación, lo cual ha cristalizado en la serie de páginas que adjunta esta comunicación. Pliego revelador de la fraternidad que existe entre Cuba y Venezuela, y que hoy se acrecienta con dos sabios colosos de la justicia social. Fidel Castro y Hugo Chávez.

“Acompañan tan valioso legajo un excelente reportaje del pensador y pedagogo cubano José de la Luz y Caballero, fundador de la Sociedad Patriótica y del Colegio El Salvador.

El señor Presidente le reitera su agradecimiento por la generosidad en sus palabras y reciba un afectuoso saludo y el libro Triángulo de Bucaramanga. Atte. Profesora María Eugenia Castro, secretaria privada del Señor Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.

“Rememoro también que durante el prolongado cerco que se tendió contra Cuba y, en específico en los años noventa (1998), el entonces presidente de República Dominicana Leonel Fernández, tuvo el valor de invitar a Fidel a ese país, con motivo del Centenario de la Guerra de Independencia. En esa época yo tenía el libro Enigma en proceso de edición. En él incluía el pensamiento de Martí, Maceo y Gómez. Fue cuando nuestro Comandante en Jefe habla en Montecristi, acerca de las diferencias entre el joven Martí (gestor y delegado de un proyecto independentista), y cómo cuestionaba desde un punto de vista táctico al viejo y reconocido militar dominicano-cubano.

“Decidí escribirle a Leonel, explicándole sobre la existencia de este libro de mi autoría en el cual planteaba –ya con antelación–, lo expuesto por el Comandante en Jefe en su discurso en Montecristi. Fue así como del Jefe de Despacho del Presidente dominicano recibí la siguiente misiva: “(…) El doctor Leonel Fernández agradece el libro Enigma que usted tuvo a bien enviarle en su comunicación del primero de marzo de 1999”.

En el tiempo en que dirigió el compañero Lázaro Barredo el periódico Granma, éste publicó una página completa con un trabajo de mi autoría titulado Reflexiones en honor al general Flor Crombet. Días después recibí una carta del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, con fecha 10 de abril del 2006, en la que me decía:

“Me place escribirle después de haberme recreado con su trabajo de referencia, publicado el sábado primero de los corrientes. Mes muy vinculado conmemorativamente a él, a Antonio y José Maceo, a Gómez y a Martí. Usted sí que reconoce con justeza a Abelardo Padrón como el biógrafo de Flor; expone las reflexiones y los hechos con mesura y justa valoración, que es una manera de enseñar cómo ocurrieron los sucesos en aquel entonces, sin ponderar a unos en menosprecio de otros; sin despertar o destacar diferencias entre hombres que, en su tiempo, todos fueron grandes.

“Le expreso mi agradecimiento por el contenido y rigor histórico sobre la actuación del general Flor Crombet. Se respeta y hace respetar el historiador y el periódico cuando transmiten estas reflexiones de un grande entre los grandes que hicieron la historia de la Patria. Saludos, Almeida”.

“Seguidamente le contesté agradeciéndole su carta y manifestándole que la misiva la conservaría como uno de los objetos más preciados de mi vida, me volvió a responder con lo siguiente, remitido en ese momento por su Jefe de Despacho: “El Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque le envió al compañero Eusebio Leal Spengler el trabajo de referencia y copia de su escrito a usted sobre el mismo. Como usted le dice al Comandante de la Revolución que la conservaría como uno de los objetos más preciados de mi vida, le transmito para que una a esta, párrafo de la respuesta de Leal:

“Acuso recibo de la carta que el Comandante de la Revolución ha tenido a bien dirigir al periodista e historiador Raúl Rodríguez La O quien, con precisión y equilibrio, ha dejado una página hermosa dedicada a la memoria del General Crombet. El papel del historiador como cronista e intérprete no siempre es reconocido, sobre todo cuando en persona como el amigo Raúl, que antepone a  toda vanidad, la voluntad de rendir tributo. Saludos, Eusebio Leal Spengler”.

“Insatisfacciones no he tenido ninguna. Lo que sí debo decir es que los historiadores debiéramos contar con más apoyo por parte de directivos y de otras personas afines a nuestra labor investigativa cuyo objetivo fundamental radica en la promoción de la realidad histórica del país y la publicación de determinados títulos que así lo exigen en estos momentos, en especial, los dirigidos a nuestros estudiantes de todos los niveles de enseñanza”.

 ¿De qué orientaciones y aspectos adolecen los estudios más recientes de la Historia de Cuba? ¿A qué atribuirlos? ¿Por qué?

“Hace años atrás hubo un abandono, un descuido y no se le brindó la atención que verdaderamente merece el estudio de la Historia de Cuba. Hay que enseñar la Historia tal y como sucedieron los hechos, sin exagerar, adulterar, ni mentir; teniendo en cuenta la veracidad de cada acontecimiento histórico y que sus participantes fueron y son seres humanos. Igualmente, la historia hay que explicarla de forma amena y directa para que resulte creíble.

“Tampoco deben generalizarse conceptos como aquellos de que todos los mambises eran buenos o que todos los españoles eran malos… Hubo mambises a quienes hubo que fusilar por traición, aunque en su mayoría hayan sido patriotas”.

Su opinión sobre el trabajo de Martí referido a “Los escudos invisibles…”.

Los escudos invisibles. Un Martí desconocido”, es el título de uno de mis libros, ya con dos ediciones. El lector hallará en él cómo Martí, desde muy joven, se ocupa de la realización de una labor de inteligencia con suma discreción y cuidado y cómo, a través del tiempo y de infinidad de situaciones, va incursionando en este problema. En esta obra abordo este trabajo martiano desde sus inicios hasta la caída en combate del Apóstol el 19 de Mayo de 1895.

“Al respecto Martí llega a analizar cómo los hechos que concluyen con El Zanjón fueron el resultado de una labor de inteligencia muy bien realizada por parte de los colonialistas españoles con el apoyo de un buen número de secuaces. En el libro puntualizo cómo se va produciendo dicho fenómeno y cómo el pensamiento martiano va evolucionando y se va perfeccionando con vista a la realización de una tarea de tal envergadura, en especial, en lo que respecta al proselitismo del enemigo en las filas insurrectas y fuera de ellas; el ofrecimiento de dinero con el objetivo de dividir cualquier gestión y labor revolucionaria.

“En su testamento político o carta inconclusa a Manuel Mercado, nuestro Héroe Nacional realiza una valoración muy realista y certera sobre ese trabajo cuando destaca: En silencio ha tenido que ser…Y esto mismo es lo que él, con antelación y durante sus años de presidio político manifestase con sólo quince o dieciséis años de edad; y que, pocas horas antes de su caída en combate, reiterase por escrito a su amigo Mercado con una visión más profunda y objetiva de los hombres y de la misión que había decidido adoptar y llevar a cabo.

“Advertía: hay que cuidarse para la realización de un trabajo conspirativo; hay que cuidarse con los adversarios, ser discreto… Para toda esta labor llega a crear claves en su escritura; en la orden de alzamiento, incluso, puntualiza en las cuestiones que deben ser reveladas o no.

“Es perseguido nuestro Apóstol por agentes de la inteligencia norteamericana y española con el objetivo, entre muchísimos otros, de conocer sus vínculos con Gómez y Maceo. Por ejemplo, en Estados Unidos, durante la Guerra Chiquita ocho agentes de la Agencia Pinckerton le siguieron los pasos en su actividad revolucionaria. Entre otras cuestiones, decía que él desde Estados Unidos atendía personalmente La Habana. Desde ese país establecía contacto con Antonio Maceo y Flor Crombet, en Costa Rica; desde Nueva York también, contactaba con Gómez y Serafín Sánchez en Santo Domingo… El lenguaje del cifrado lo utilizaba con excelencia, alertando a todos, sobre todo y de todos; alertando siempre a sus compañeros de lucha. Recordemos el caso del traidor López de Queralta, quien delató el Plan Fernandina (tres embarcaciones con armas y pertrechos)…

“A Martí se le reconoce universalmente como periodista, escritor, poeta, diplomático…pero nunca se ha tenido en cuenta su labor de inteligencia. Es por ello que siempre les reitero a muchos compañeros y amigos que ellos no son ni serán nunca los fundadores de la Seguridad del Estado en Cuba, sino sus continuadores. El fundador fue nuestro José Martí.

“En este trabajo hay que rememorar también a José de Jesús de la Candelaria Pons y Naranjo (General Luis), otro combatiente mambí involucrado en estas filas, muy distinguido por El Generalísimo Gómez”.

“Aspiro a concluir pronto un libro dedicado al periodista y revolucionario Juan Gualberto Gómez, titulado: Juan Gualberto Gómez y la independencia de Cuba.Como sabemos, era mulato y amigo personal de José Martí. A mi juicio, él fue quien mejor trató desde un punto de vista científico el tema racial en Cuba. Siempre aspiró a la integración racial al afirmar que: Todos somos cubanos.

“Algo interesante y que apenas se ha recogido en la Historia de Cuba es que Juan Gualberto fue representante artístico del talentoso músico cubano Brindis de Salas”.

 José Martí para un historiador en la dinámica científica e ideológica cubana actual…

Por su fecunda obra y extraordinaria vida patriótica, revolucionaria, política e intelectual dedicada por completo a la independencia de Cuba y a los pueblos de nuestra América Latina y el Caribe pienso que José Martí fue la más importante figura del siglo XIX cubano y uno de los intelectuales y pensadores políticos más destacados del continente americano. Y por esas razones y consideraciones creo y estoy convencido de que a José Martí es indispensable estudiarlo y conocerlo en profundidad para comprender en toda su magnitud el desarrollo del proceso independentista cubano en el siglo XIX hasta nuestros días. Y en consecuencia a su radical pensamiento latinoamericanista y antiimperialista y de unidad entre todos los cubanos y los pueblos de América estar mejor preparados y dispuestos en defensa de la soberanía e independencia en favor de la felicidad de todo nuestro abnegado y heroico pueblo sin injerencia extranjera de ningún tipo”.

El pensamiento de Fidel Castro Ruz como mensaje único y universal…

“En cuanto al pensamiento del líder máximo de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz, considero sin vacilación alguna que es y sigue siendo a nivel planetario el hombre intelectual y pensador político cubano que mejor ha interpretado y comprendido la obra y vida de José Martí en el siglo XX y lo que va del XXI. Razón por la cual todo lo que ha hecho y hace desde el ataque al cuartel Moncada, en julio de 1953 e incluso antes, ha sido y es en la actualidad para cumplir con las prédicas y postulados martianos de unidad entre todos los cubanos y cubanas en defensa de la independencia y soberanía de Cuba, así como por la solidaridad y unidad entre los pueblos de nuestra América.

“Mi fraternal amigo y extraordinario escritor Cintio Vitier Bolaños quien recordando a José Martí dijo en una ocasión difícil para la Revolución en la década de 1990 que “la patria sería más fuerte aún, porque en la hora actual de Cuba sabemos que nuestra verdadera fortaleza  está en asumir nuestra historia, y que el escudo invulnerable de nuestra historia se llama José Martí''. Y en esta ocasión completando su pensamiento y honrándolo como fervoroso martiano, intelectual, patriota y amigo me atrevo a decir que Martí y Fidel son y serán para siempre el escudo invulnerable de nuestra historia”.

Así concluyó nuestro diálogo con este talentoso e incansable Historiador. Hombre de historia pasada, presente y futura producto de su autoría personal y profesional. Raúl Rodríguez La O, investigador que hace crecer y nunca olvidar los momentos más inéditos de hechos y figuras de la Cubanidad.


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