RAZONES PARA EL SÍ. DECLARACIÓN DE LA CASA DE LAS AMÉRICAS


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Las instancias de dirección del sistema político cubano han convocado una campaña a favor del voto positivo de la nueva Constitución que, como se sabe, será sometida en referendo a la población el 24 de febrero próximo. La frase “Yo voto por el sí” se ha hecho consigna. Figuras muy admiradas de la cultura, el deporte, la educación y la ciencia han aparecido y van a aparecer ante la pantalla del televisor, y en los medios digitales, confirmando su voto con razones siempre válidas, junto a trabajadores de la base, amas de casa y estudiantes.

Es una legítima campaña, que tiene lugar en el marco del respeto pleno a la libertad y el secreto del voto, y se hace necesaria ante las sugerencias –abiertas o veladas– a encarar el sufragio dubitativamente, restando respaldo al referendo.

Este ha sido el más profundo, democrático y maduro de los procesos constitucionales en nuestra historia nacional. El que ha encontrado una población más escolarizada, mejor preparada, y permitido expresar, con toda libertad, disensos y propuestas sobre un proyecto inicial.  Difícilmente la convocatoria a una asamblea constituyente –procedimiento común en otras latitudes– hubiera podido generar tal amplitud de participación popular y tanta diversidad de reflexión y de aportes. Así como la seriedad de un levantamiento de opiniones que beneficiara al proyecto con modificaciones en su articulado e incluso en algunos aspectos definitorios de su contenido.

Todo ello tiene lugar precisamente en un momento decisivo, porque nuestro pueblo debe encarar la salida de la generación histórica de la Revolución, con el reto de lograr seguridad en el despegue económico que siguió al derrumbe socialista de los noventa, y propiciar un clima de mejoramiento estable de las condiciones de vida.

La lectura detenida de la versión final de la Constitución de 2019 demuestra las condiciones para propiciar un resultado que refleje el consenso de nuestro pueblo en el propósito de llevar adelante los cambios que la Nación está urgida de realizar.

Ahora no se trata de guiarnos por intuiciones o por iniciativas que no estén presentes en el texto final. Se trata de asumir el texto mejor para sortear las dificultades de la coyuntura y avanzar, tanto por el rigor y la coherencia de su contenido esencial, como por el nivel de consenso que consigue expresar.

La Casa de las Américas, institución emblemática del cambio revolucionario de 1959  en el mundo de la cultura, que ha crecido durante estos sesenta años intensamente comprometida con sus ideales de soberanía y justicia, con la Revolución en su sentido más pleno, se suma al llamado por el voto positivo de la intelectualidad y de toda la población.

Votar sí, porque esta Constitución comporta el amparo jurídico suficiente para asegurar que el cambio requerido por el momento histórico se efectúe en las coordenadas de los ideales revolucionarios que nos han guiado desde lo más hondo de la inspiración martiana.

Votar sí, por un legado político de Fidel, que supo encontrar las raíces del proyecto de nación remontándose al despertar de la patria en 1868, descalificando la impostación de esquemas teóricos, y hacerlo resistente durante seis décadas, a través de dificultades inmensurables.

Votar sí, por la prioridad de los grandes logros y los valores implementados desde los años sesenta en todas las vertientes de la cultura, la salud, la solidaridad humana, el sacrificio consciente en la defensa de la patria , y la búsqueda inagotable de la equidad para nuestra sociedad.

Votar sí, por conseguir que se codifiquen con precisión los derechos alcanzados y que se formalice la superación de cualquier fisura, presente o previsible, en el terreno de la soberanía ciudadana, y de la superación segura de lastres discriminatorios.   

Votar sí, porque otra cosa sería darle la boleta a sempiternos hermeneutas dedicados a interpretar nuestras dificultades, tanto las motivadas por el cerco como las que se deben a nuestras deficiencias, como la prueba del fracaso. O en el mejor de los casos a hacer de la duda un peligroso estandarte.

Votar sí, porque es la única manera de asegurar, el 24 de febrero de 2019, que el pueblo cubano retenga en sus manos la posibilidad de decidir su destino.


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