Con la humildad y la sencillez que caracterizó su vida, el Maestro Antonio Alejo Alejo se despidió en días pasados de todos los profesionales de las Artes Plásticas, artistas, instructores y profesores de arte, que hemos sido herederos de su legado y contribución por más de 70 años consagrados al noble oficio de la Enseñanza Artística.

Varias son las generaciones de creadores que compartieron su cariño, aprendieron del rol social del arte y el sentido ético que debe potenciar la Cultura en la construcción de una sociedad más humana y sensible. Su aula siempre fue un Taller de sabiduría capaz de albergar la diversidad de sensibilidades que pueden existir, en las ensoñaciones de los más jóvenes artistas y estudiantes de arte; mientras sus clases de Historia del Arte siempre fueron un pretexto vestido de estructuras arquitectónicas, pinturas y esculturas clásicas, para adentrar a todos y todas en el universo de lo entrañablemente humano. En fin, las asignaturas que impartió se erigieron en laboratorio permanente, que a la larga formaban a los estudiantes de arte en intelectuales que pensaran la Cultura y lo cubano a partir de sus propuestas creativas, y no en meros reproductores de objetos y figuras portadores de un vacuo virtuosismo técnico. Por ello, insistió siempre el Maestro Alejo en la constante renovación de los Programas y Planes de estudios para las Artes Plásticas, en el subsistema de Enseñanza Artística del país.

Antonio Alejo Alejo, quien naciera en Cienfuegos un 14 de mayo de 1917, luego de graduarse de la Academia de Bellas Artes San Alejandro, pasó a ser parte de su claustro. Ejerció la docencia en esta histórica Academia por más de medio siglo, en la cual se desempeñó como director por un lustro. También su sabiduría la compartió como docente en la Escuela de Artes Plásticas de Santa Clara «Leopoldo Romañach», de la que fue cofundador. Trabajó en la Universidad Central de Las Villas, en la Escuela Nacional de Instructores de Arte de La Habana, así como en la Escuela Nacional de Danza Moderna, en la Escuela Superior de Ballet de La Habana y la Escuela Nacional de Arte (ENA). Desarrolló una intensa labor metodológica en el Centro Nacional de Escuelas de Arte (CNEART). Fue director de la Escuela de Formación de Cuadros del Ministerio de Cultura y coordinador de esta institución en el Ministerio de Educación, en lo concerniente a la enseñanza de las Artes Plásticas. En las Fuerzas Armadas Revolucionarias trabajó como responsable de Artes Plásticas en su Comisión de Cultura. Destacan entre sus reconocimientos, la Distinción por la Cultura Nacional, el Premio «La Edad de Oro» por la Enseñanza Artística y el Diploma de Miembro de Honor de la Asociación de Pedagogos de Cuba.

Hoy, cuando Cuba renueva sus estructuras todas, guiados al calorde la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, el Centro Nacional de Escuelas de Arte y la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, como Centro Metodológico Nacional y de referencia para la enseñanza de las Artes Visuales en el país, respetando lo mejor de su tradición y llevando como bandera y motor impulsor el Lineamiento 164, empuja moldes maltrechos, demuele estereotipos calcinados en el tiempo y la reducida visión de la enseñanza del arte, promoviendo una enseñanza especializada, flexible, y más participativa, acorde con la dinámica de los procesos artísticos–pedagógicos de los tiempos que corren.

En ese humano empeño nos acompaña Antonio Alejo. Gracias Maestro por ser un evangelio vivo en el arte de enseñar. Los más jóvenes artistas y profesores de arte sabemos que tu estrella está presente en estos nuevos derroteros de formar los futuros artistas y docentes de las artes, que demanda el desarrollo de nuestra sociedad y en el que la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro continua siendo faro, a poco tiempo de celebrar sus dos siglos de existencia y aportes a la espiritualidad de la cultura y el arte cubanos.