La cinta Últimos días en La Habana, del director cubano Fernando Pérez, tendrá mañana su estreno en el circuito cinematográfico nacional y el día 2 en diez salas mexicanas, luego de dos años de concluido su rodaje.
Este estreno motivó que su realizador, el guionista Abel Rodríguez, Patricio Wood, Jorge Martínez, los jóvenes actores que debutan en el cine Gabriela Ramos y Cristian Jesús y el director de fotografía Raúl Pérez Ureta, encabezaran una conferencia de prensa en el Centro de Promoción Cinematográfico Fresa y Chocolate.
Fernando Pérez. Foto: Ángel Marqués Dolz.
Al inicio del encuentro Fernando Pérez aseguró: “Han pasado dos años y me sigo reconociendo en esta película polémica pues me interesa que todo el cine que haga provoque polémica; yo pienso que el enfrentamiento de diversos criterios es lo que mueve justamente el pensamiento y para eso existe el cine y Últimos días en La Habana lo intenta”.
Reveló además que hizo este filme para retornar a los escenarios de sobrevivencia que plasmó en Suite Habana (2003) “porque estos contextos se han endureciendo y los valores se han relativizado; estos no pueden ser juzgados, hay que tratar de entender porque surgen estos comportamientos humanos”, sentenció.
En este sentido el Premio Nacional de Cine declaró que “hacer filmes que aborden la realidad actual es uno de los motivos más fuertes que tengo para hacer cine; siempre busco proyectos que sean sincrónicos con la realidad que siempre va a ser la mía”.
Abel Rodríguez narró cómo su guión— un drama intenso, cerrado, oscuro— llegó a manos del cineasta y cómo éste le definió que con él haría una comedia, lo que en ese momento no comprendió pero luego estuvo de acuerdo en que el filme necesitaba “abrirse de alguna manera”.
Relató además que el personaje de Diego, no tenía originalmente ese nombre y que fue una decisión de Fernando Pérez en un guiño inequívoco a Fresa y chocolate, de Tomás Gutiérrez Alea.
Dijo igualmente que en un momento del proceso le propuso a Pérez no filmar pues “ya habían muchas películas cubanas sobre estos temas”, a lo que el director contestó” eso no es culpa nuestra, son las circunstancias”.
El maestro Pérez Ureta, también Premio Nacional de Cine, manifestó que el trabajo de fotografía en esta cinta había sido un reto pero que está muy conforme con los resultados en este apartado y con los del filme; “yo no trato de hacer fotografías bonitas, sino de traducir el texto literario en imágenes”, aseguró.
Fernando Pérez definió que Últimos días en La Habana, su noveno filme de ficción, es esencialmente de actores; “ellos son el alma de la película“. Dijo haber sentido en el guión desde el principio que los personajes existían de verdad “y esa humanidad es la que me interesaba ofrecer”.
Los protagonistas de Últimos días en La Habana, Miguel y Diego, son dos amigos de toda la vida; ambos tienen 45 años; viven juntos pero no son pareja; Diego es homosexual y está confinado a una cama por el SIDA, mientras que Miguel tiene la idea fija de irse a los Estados Unidos. Los dos son hombres inteligentes “de una sensibilidad limpia” según palabras de Fernando Pérez.
Lo único que el público conocerá a ciencia cierta de Miguel son sus ansias por irse de Cuba y su sufrimiento; es un hombre hermético. Diego, sin embargo es exuberante, alegre y quiere vivir.
Patricio Wood al referirse a su creación de Miguel explicó que había tratado de dotarlo de la táctica de no dejarse contaminar con la vida por la que atraviesa y al referirse a uno de los temas centrales del filme dijo “el dilema de querer a alguien que se puede ir o morir es lo que llega al espectador”.
Wood también realizó dos reconocimientos especiales en su intervención: a los vecinos de la locación de rodaje, por el apoyo, la comprensión y la solidaridad, yal productor Daniel Díaz por el excelente trabajo.
Jorgito Martínez confesó que a su Diego lo desnudó de toda teoría y lo dotó solo de su sensibilidad, valentía, sencillez y humanidad; sus ganas de vivir, de luchar. “Su legado parte de su certeza de que todo lo que hizo lo volvería a hacer igual”.
En cuanto a su limitado movimiento escénico, el popular actor advirtió: “Diego lo quiere dar todo con su expresión física; quiere hacer mucho con lo poquito que le queda”.
En cuanto a la trascendencia internacional de este filme de 92 minutos, Jorgito recordó esencialmente los lauros que conquistara en el Festival de Málaga, en España: el Premio del Público y el de Mejor Película Iberoamericana, “lo que dice mucho de lo universal que es la cinta por los temas que trata: la amistad, la homofobia, la emigración, la mezquindad humana, entre otros”.
Tanto Gabriela Ramos (Yusisleydi) como Cristian Jesús (P4), agradecieron la oportunidad y privilegio de hacer Últimos días en La Habana, con un director como Fernando Pérez y un elenco de consagrados actores; reconocieron también la libertad de creación de sus personajes que les dio el realizador, pues les permitió hasta improvisar en algunas escenas.
“La película ha tenido un recorrido internacional más que nacional. Ahora es que podremos saber cómo los espectadores cubanos van a reaccionar, o a identificarse o no, o van a discutir con la película y eso es lo que nos interesa, que la película esté viva” declaró Fernando Pérez.
La ocasión fue contexto adecuado para una breve presentación por parte del crítico y periodistaJoel del Río de su libro La edad de las ilusiones, el cine de Fernando Pérez.
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