“Desde el inicio de su fundación por parte del historiador Raúl Rodríguez La O, Memorias de la Guerra ha sido un espacio caracterizado por la discusión y análisis profundos y justos de temas históricos. Para ello siempre hemos tenido en cuenta el ser rigurosos a la hora de analizar cada tema y, en especial, cuando tenemos fuentes genuinas en nuestras manos”.

Así afirmó el historiador René González Barrios, presidente del Instituto de Historia de Cuba, durante la presentación en dicho espacio –concebido mes tras mes en el Centro Cultural Dulce María Loynaz--, de una de las figuras más importantes de la Revolución del 68, quien a la vez de ameritarlo no se excluye el criterio de haber sido una de las más controvertidas durante nuestras luchas independentistas: el jefe mambí Policarpo Pineda Rustan.

“Adquirió fama de guapo, era pendenciero, escandaloso, se complacía en meter barullos y desbaratar los bailes que se celebraban en los campos. Esta conducta le hizo popular, temible y antipático (…) Fue muy díscolo y chocó por tal motivo con Máximo Gómez”, escribió Sanguily, quien estuvo entre los jefes patriotas que realizaron un enfoque negativo sobre la personalidad de Pineda.

Explicó el Historiador que hubo un testimonio “que nos esclareció aún más la vida de este hombre y fue el del general Francisco Pérez Garó, ayudante de Carlos Manuel de Céspedes, quien desempeñó toda su labor en la provincia de Oriente, y quien conoció la historia de Policarpo Pineda de primera mano. En su diario de campaña escribió: Marchaba a la vanguardia Rustán con sus fuerzas y a la retaguardia, lejos, Prado. Sale Escoda a recibirlo y Rustán le cae a machetazos picándole el cuerpo en tales términos que carnes y huesos juntos podían decirse que se habían esmerado en hacerla para albóndigas. ¿Quién era Escoda? Un catalán quien tanto él como su familia servían, abastecían y brindaban información al Ejército libertador. Así y por el solo hecho de ser español, Pineda lo mató de forma tan salvaje delante de su esposa e hijos pequeños (…), a quienes también después les dio muerte a machetazos.

“Según Pérez Garó: Rustán tenía siempre seis o siete mujeres. Una vez que tuvo celos de una, le dio muerte a machetazos delante de toda su tropa, pues pensaba que uno de sus ayudantes había tenido relaciones con ella”

Así y mediante anécdotas tomadas del diario de Pérez Garó, el público asistente a Memorias…conoció acerca de las atrocidades cometidas por Policarpo contra vidas inocentes, entre ellas, la de un pequeño –hijo de una de sus mujeres--, quien lloraba desconsoladamente y a quien “tomándolo por los pies lo estrelló contra el tronco de un árbol. Las mujeres que allí estaban no pudieron impedir atentado tan atroz, y promovieron tal clamoreo que varios acudimos al lugar y nos percatamos de lo ocurrido, y viendo el cadáver de la tierna criaturita a la cual los sesos se le habían salido por los ojos, los oídos y la boca (…) Rustán hizo ingresar en su harén a la mulata esclava de la familia Escoda, en sustitución de la que asesinó por celos.

Pérez Garó denuncia estos crímenes; se le hace consejo de guerra a Policarpo donde lo condenan a la pena capital. Mas, como estaba herido y enfermo, no llega a ser ejecutado. Tres días después es que fallece. Durante ese tiempo en que estuvo convaleciente no hizo más que gritar improperios contra Máximo Gómez y los Maceo.

“Cuando comienza la Guerra del 95 todos estos hechos e informaciones eran desconocidos, a tal punto que el general Pedro Agustín Pérez creó un regimiento de infantería y lo nombró Pineda Rustán (…) Esta figura estuvo deslumbrando durante años a todos los patriotas e historiadores cubanos, hasta llegar a conocerse la existencia del diario de campaña de Pérez Garó, reproducido íntegramente en el periódico Excelsior por Benito Sousa, durante los años treinta del pasado siglo.”

A continuación González Barrios relató que, para su asombro, y durante una visita de trabajo que realizase en el 2011 a la provincia de Guantánamo, encontró que la biblioteca principal llevaba el nombre de “aquel analfabeto, salvaje, bandolero quien se une al Ejército libertador, entre otras cosas, porque no tenía otra posibilidad; dentro del mismo ostentó grados. Pero luego fue un sátrapa, un asesino, un hombre que manchó la imagen y prestigio de nuestro ejército (…) Y es que las condiciones de valor a veces resultan incompatibles con otros hechos y acciones (…) Es por ello que los historiadores no podemos contentarnos con los primeros datos que recibimos, sin haber hurgado a profundidad en diversas fuentes”.

Informó el profesor González Barrios que “en lo sucesivo desfilarán otro grupo de figuras acerca de las cuales la historia es otra también”, atendiendo a recientes estudios e investigaciones que confirman su quehacer y devenir no sólo dentro del entorno en que les tocó vivir y desarrollarse, sino también al lograr conocerse con absoluta veracidad --y como lo exige la ciencia histórica--, sus valores humanos y conflictos psicológicos y espirituales. Será el caso (entre otros) de Tomás Estrada Palma, primer presidente de la República neocolonial quien asumió el poder el 20 de Mayo de 1902, y tema a tratar en un próximo encuentro de Memorias de la Guerra.

Puntualizó finalmente que el Instituto de Historia que preside “está tratando de trasladar a Cuba todas las fuentes documentales y bibliográficas de los Archivos militares españoles, en especial, todos los documentos referidos al espionaje hispano…¡Cuántos hechos no continuarán siendo aclarados, y para bien de nuestra Memoria histórica!”