Tecnologías que danzan: movilización del cuerpo e itinerario de la mirada


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Tecnologías que danzan: movilización del cuerpo e itinerario de la mirada

En esto reside el secreto de la fascinación:

uno y otro reclaman una contemplación activa, una participación creadora”.

Octavio Paz en El castillo de la pureza

Hace solo instantes el Premio Tecnologías que Danzan (TQD) anunciaba a quiénes acompañaría en este 2023 en la realización de sus proyectos creativos desde esta área de producción artística. El joven bailarín y coreógrafo Luis Enrique Ramírez Álvarez, líder del santaclareño Colectivo Perros Callejeros y la bailarina, profesora y coreógrafa Yaima Santana (Compañía Rosario Cárdenas / Facultad Arte Danzario, ISA), conseguían, respectivamente, el premio y una mención especial del jurado.  

TQD 2023, fomenta los procesos de experimentación, indagación y renovación que operan dentro de la comunión artística cubana, teniendo como base la danza, el audiovisual y otras tecnologías aplicadas al movimiento, la imagen y la escena. Las propuestas enviadas al Premio son inéditas y están encauzadas en sus resultados finales hacia la videodanza o la acción en vivo de danza y tecnología, el videomapping, si bien en sus procesos creativos estiman la participación e hibridación con otras manifestaciones, formas o medios de producción artística. En esta décima edición, varios jóvenes creadores cubanos que residen, estudian y trabajan en el territorio nacional, expusieron su fundamentación conceptual y proyección práctica para la realización de la obra por suceder.

Es interesante ver la nueva puesta en escena del cuerpo a partir de la tecnología como ventana que explaya, coarta, favorece y coloca la mirada del lector-espectador. ¿Cuáles serían las posibilidades de ajustar el cuerpo en el rectángulo plano del visor o la pantalla? ¿Acaso el rectángulo se vuelve galera de una idea, de un concepto, de una forma? O, más bien, ¿la tecnología nos permite facturar nuevas galerías ilimitadas a la fabricación de otros movimientos?

Iniciativas como esta, generada desde el Proyecto Tecnologías que Danzan (TQD) en alianza con la compañía Danza-Teatro Retazos y el programa cultural multifactorial comunitario de la Oficina del Historiador de la Ciudad, la Universidad de las Artes y el servicio de acción cultural de la Embajada de Noruega en Cuba, permiten tejer redes cooperativas a partir de móviles concretos motivadores para la investigación/creación que une zonas inquietas y aparentemente autónomas como puede ser lo danzario y lo tecnológico.

A juzgar por los tiempos que corren, ¿tendría sentido pensar en la autonomía de la Danza fuera del artilugio tecnológico? Sí, hablo de aquel acto creativo que se trama desde la intriga de un alertado cuerpo en su analogía espacio-temporal bajo el mandato maquinal de lo tecnológico. Hoy, cuando los modos de representación se bifurcan, tal pesadilla elocuente que se reinventa ante lo real y ficcional de las visiones y sonoridades más antojadas, sigue siendo oportuno repensar: cuándo es danza y cuáles serían sus recursos expresivos aleados a la operatividad de las tecnologías.

Proyecto ganador

Y es que, entre cuerpo y espacio debe habitar la expectación generativa y transformadora de la inquietud propositiva y fundamentada de la creación que hace de las posibilidades expresivas de lo tecnológico un recurso propio. En TQD 2023 este es un pretexto legítimo: movimiento, sonoridad y visualidad se complicitan en urdimbre que soporta la figura humana bailante y la automación del artificio tecnologizado por cámaras, proyectores, aparatos y trastos robóticos como hábil forma en el espacio real y virtual. Abstracción y mecanización que se anuncian a modo de tránsitos favorables entre el movimiento en tanto entidad sígnica específica y la posibilidad de elaboración narrativa de su trayectoria. Improvisación y performance que estructura con gracia y distinción lo premeditado, lo aleatorio y lo discursivo de un cuerpo que se devuelve vívido e irreal, agotado y óptimo, pero siempre inquebrantable en su devenir.

“Perreo artificial. El baile de las máquinas”, así nombra Luis Enrique al proyecto que será resultado de la interacción entre tres bailarines y la inteligencia artificial motorizada. Ejercicio de exploración para contar y sentir desde las preguntas que la danza arroja a la inteligencia artificial. La integración en tiempo real de los bailarines con la nueva forma de pensamiento y creatividad generada por la inteligencia artificial, se manifestará escénicamente a través de sonidos, imágenes, textos, derivados de un cuerpo robot situado en el espacio escénico. “Perreo artificial. El baile de las máquinas”, investiga en asuntos relacionados con el componente humano y su intercambio maquinal. Su autor se pregunta si ¿pueden coexistir en perfecta armonía?, ¿qué nuevas formas de expresión pueden surgir de la colaboración?, para renombrar sus propósitos de “inspirar una reflexión profunda sobre la evolución de la creatividad danzada en un mundo cada vez más tecnológico”.

Por su parte, Yaima Santana en el proyecto de videodanza-performance “Ponte en mi vestido”, reflexiona sobre el machismo como temática central que guiara un ejercicio de investigación creativa, a partir de experiencias personales de un grupo de estudiantes de la Facultad Arte Danzario del ISA. La proyección audiovisual como elemento escenográfico que apoya la dramaturgia espectacular de la obra, su ubicación temporal y espacial en diferentes planos de contextos, imágenes subjetivas en juego de cámara y registros, ediciones y pretextos combinados para hacer dialogar movimiento, acción, coreografía multimedial, etc.

Sin dudas, ha pasado el tiempo. Son otros los caminos recorridos, otras las urgencias y los dispositivos puestos en juego. Por fortuna, entre rupturas y continuidades, Danza y Tecnología posibilitan la captura, el reinvento, le reescritura poética que gravita en la nueva realidad mixta del performance y generar un producto audiovisual o escénico tangible y expositivo para espacios reales y virtuales. Y aquello de “lo humano” hace que el sujeto creador se apropie de la tecnología, no solo para danzar con ella o como herramienta de dibujo, sino como mediación real de expresión y comunalidad entre ellos y hacia un lector-espectador que habita los actuales tiempos de máquinas, siendo movilización del cuerpo e itinerario de la mirada.


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