TERMINA LA FIESTA… PERO NO LA ENEGRÍA NI LA LUZ EN CAMAGÜEY


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TERMINA LA FIESTA… PERO NO LA ENEGRÍA NI LA LUZ EN CAMAGÜEY

Fueron solo cuatro días que parecieron un mes… o más, de fiesta del folklor en Camagüey: la oncena edición del Festival Olorum terminó este domingo 17 de septiembre… pero no puede hablarse de un final de arte del pueblo en los teatros, las plazas, los parques, los espacios institucionales de la ciudad de los tinajones. El halo del Olorum sigue flotando en la eterna Santa María del Puerto del Príncipe.

Dos de los teatros de la ciudad albergaron las presentaciones de las agrupaciones danzarías, iniciando y cerrando el evento la compañía anfitriona: Ballet Folklórico de Camagüey, seguida del Teatro de la Danza del Caribe de Santiago de Cuba, y del Conjunto Folklórico Nacional de Cuba. Las agrupaciones invitadas La chancla Compañía Folklórica Multidisciplinaria del estado de Oaxaca, México, y la santiaguera Oyu Oro acompañaron a la agrupación anfitriona en el cierre. Pero también el teatro Avellaneda había asumido las actuaciones de todas estas compañías en un impresionante desborde de propuestas estéticas con una rica gama de estilos e interpretaciones de las zagas folklóricas que han configurado la colorida paleta de la danza y la música populares de nuestros pueblos, en especial cubano y latinoamericano.

Pero no solo los teatros acogieron esta muestra del Olorum: las plazas y parques de la ciudad se llenaron de arte tanto profesional como popular: todas las compañías se mostraron en estos espacios junto a grupos aficionados como los de las Casas de Cultura Ignacio Agramonte, Amalia Simoni, los conjuntos artísticos Sangre Gitana, La andariega, Arlequín, dieron color a la plaza del Gallo, los Parques Agramonte y del Amor y el Paseo Ferroviario.

El Olorum 2023 se expandió por espacios de diverso objeto social, como universidades, preuniversitarios, galerías de arte, bibliotecas, todo el espectro cultural de la ciudad que contribuyó a que la fiesta multiplicara su mega objetivo danzario-musical, propósito que la convirtió en todo un acontecimiento de muy amplio espectro.   

Habrá que agregar, quizás como punto más destacable, las actuaciones de los grupos participantes, en especial del Conjunto Folklórico Nacional de Cuba, dirigido por Leiván García, verdadero representante de su condición de Nacional, con un elenco que, a pesar de su juventud, se muestra como una consumada y digna agrupación bandera de nuestra actualidad escénica, con un recorrido a través de las diferentes variantes de nuestra cultura tradicional popular con su espectáculo Tradición popular en el tiempo, que incluyó obras del repertorio histórico como “Abakuá” y “Oyá”, así como novedades más contemporáneas como “Bara” en la gala de clausura.

Una atracción destacable fue la presencia de Teatro de la Danza del Caribe, de Santiago de Cuba que, manteniendo el espíritu creativo de su fundador Eduardo Rivero, sostiene las esencias de la escuela cubana de danza moderna, ahora bajo la dirección de su alumna Bárbara Ramos, quien ha demostrado ser fiel heredera de sus enseñanzas con un trabajo coreográfico muy actualizado, como se vio en obras como Los pájaros de Van Gogh, o el rescate de esa joya de la danza cubana toda que es Súlkary, dormida por años de los repertorios activos pero despertada con mucha dignidad.

Oyó Oro Compañía Experimental de Danza, también procedente de la Ciudad Héroe, fue una esperada sorpresa tanto en sus actuaciones en los teatros Avellaneda y Principal, como en sus trabajos en los espacios al aire libre. Fundada y dirigida por esa eminente bailarina y maestra que es Danys Pérez Paredes, conocida como La Mora, mostró su condición experimental remarcando el carácter improvisatorio del baile folklórico en las secciones tradicionales de las danzas de los orishas yorubas como en el tributo de las danzas hispanas como fundadoras -junto a la evidente influencia africana- del complejo de la rumba, algo que no siempre se pondera, aunque resulte manifiesto al ver su ejecución. Una compañía joven, en su surgimiento y su elenco, muy bien entrenada y de bella imagen escénica.

La Compañía Folklórica Multidisciplinaria oaxaqueña La chancla Compañía Folklórica Multidisciplinaria, en su tercera visita a Cuba y primera a Camagüey trajo el frescor y la sinceridad del folklor mexicano, con un bien empacado formato coreográfico, muy gustado por público y especialistas.

El Ballet Contemporáneo de Camagüey dio muestras de su recuperación con una pieza de su repertorio también dormida, Club Habana, nostálgica obra del cubano-americano Pedro Ruiz, interpretada con mucha dignidad y un cuerpo de baile femenino diestro y dúctil.

Como buen evento, Olorum brindó su espacio para el evento teórico, desarrollado en el Centro de Convenciones Santa Cecilia, donde especialistas del país desarrollaron ponencias y audiovisuales que versaron, entre otros temas, sobre la presencia femenina en la danza folklórica -a lo que estaba dedicado este Olorum-, con especial ofrecimiento a la figura emblemática y patrimonial de la santiaguera Bertha Armiñán, quien aún hoy con 80 años de vida cumplidos, más de 60 entregados al canto y al baile folclóricos, se mantiene activa en la escena. Homenaje más que merecido, sobre todo porque, lamentablemente, buena parte del pueblo -incluido del sector artístico- desconoce siquiera la existencia de esta alondra oriental que, con su voz y su baile, se desplaza por lo franco-haitiano, lo vodú, lo yorubá, la rumba, la canción… todos los géneros imaginables dentro de nuestro panorama musical y danzario. Varios reconocimientos le fueron entregados en esta edición, entre ellos el Aché y el Olorum, los principales premios que tributa el Ballet Folklórico de Camagüey a personalidades del arte con una trayectoria destacada, y dentro del evento participó acompañando a algunas agrupaciones, en la proyección de audiovisuales o en conversatorios sobre su vida y su obra.

Sin embargo, quien -como yo- volvió a encontrarse con esta joven octogeneria y esa personalidad irradiante de energía y luz, redescubrió a esta humilde diva del folklor cubano, no entiende… y reclama con urgencia, que sea acreedora del Premio Nacional de Danza, para salvar el error histórico por no haberlo recibido aún.

Y, por supuesto, el desafío que significó para el Ballet Folklórico de Camagüey organizar este evento de dimensiones extraordinarias, sobre todo en estos difíciles tiempos para la economía nacional. Preguntado su director Reinaldo Echemendía sobre si este ha sido el mejor de los once Olorum, respondió que “no se puede olvidar la primera edición, sobre todo por las personalidades que fueron invitadas, como Rogelio Martínez Furé o Natalia Bolívar… pero cada año hay que trabajar más duro que hacerlo mejor”.

Hay que recordar que también la compañía desempeñó talleres, clases magistrales, conferencias y, por supuesto, las actuaciones en la apertura y clausura del evento, donde se mostró su clara línea estética de tratar al menos equiparar el folklor musical con el hecho danzario, teniendo en cuenta que su Director es un reconocido músico de atril.

Al Ballet Folklórico de Camagüey y su director Reinaldo Echemendía, al Consejo Provincial de las Artes Escénicas de la provincia, a sus directivos y trabajadores, el especial agradecimiento por un evento tan desbordante, correctamente organizado, de modo que no pudieran citarse deficiencias mayores, aun conociendo las limitaciones propias del difícil tiempo en que se desenvolvió, y a los artistas y especialistas que participaron en él.

Espero que el Olorum 12 mantenga la energía y luminosidad que mostró esta oncena edición… ¡o la supere!

Septiembre 2023 


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