Trascendente el libro "La arqueología cubana:  génesis y desarrollo", de Silvia Hernández Godoy


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A los estudiosos y lectores cubanos ofrece ediciones Matanzas, el libro "La arqueología cubana:  génesis y desarrollo”, de la doctora Silvia Teresita Hernández Godoy.

Calificado como fundacional, ameno y pormenorizado en los detalles del surgimiento y desarrollo de esta disciplina en Cuba, además de exponente de los métodos que conlleva la ejecución de esta especialidad en el campus arqueológico, resulta evidente que la tesis doctoral de la Hernández Godoy, matancera de cuna,  miembro del Grupo provincial de Investigación y Desarrollo y de la Sociedad Espeleológica de Cuba, profundiza en los orígenes, manifestaciones, personalidades afines, polémicas científicas y efectos para la historia y preservación patrimonial futura de lo que se gestó en la Isla durante el período 1847 y 1940.

En opinión del doctor en Historia, Oscar Piñera Hernández: “Estamos ante un texto que aporta un carácter sistémico a los estudios de la arqueología cubana, que no solo habla de esta especialidad o de los arqueólogos de las investigaciones, sino presenta su estatus científico, cómo alcanza en Cuba el carácter de ciencia.

“Y en esta línea es capaz la autora de sobrepasar los estudios puramente disciplinarios e imbricarlos con los contextos históricos, lo cual constituye un aporte relevante y lo reafirma de su condición de fundacional.”

 

 

El libro se estructura en tres capítulos y el analista de la obra señala que “resulta destacable como la doctora convirtió teorías y metodologías investigativas en un texto ameno que todos podemos leer y comprender, sin ser expertos en la materia.

“En el reflejo de las discusiones científicas de cada etapa, se palpa el pensamiento de la intelectualidad cubana. En el primer capítulo de la época colonial, de 1847 a 1899, la escritora expone lo que se debatía en ese círculo en cuanto a las características fundamentales de la población aborigen de la Isla, el surgimiento del concepto siboney, si había deformación craneal o no, la influencia de la emigración de los caribes,  y lo mejor del libro es,  que se abordan esos densos debates con una frescura que permite al lector acercarse a la atmósfera vivida, en un momento en que surge la simiente de la nacionalidad cubana.”

Sobre el segundo capítulo, Piñera Hernández lo califica de apasionante e indica que  “comienza con la explicación del contexto: ocupación militar norteamericana, república neocolonial… para demostrar una ética a toda prueba, pues trata a los arqueólogos del Norte, que investigan, capacitan, hacen aportes y también sustraen piezas, mediante un equilibrio en el tratamiento de lo positivo y negativo de esa escuela, que la final nos lleva a la necesidad de proteger el patrimonio cultural cubano, sobre todas las prerrogativas del momento histórico.”

Destacan en el libro, las figuras de los cubanos Juan Antonio Cosculluela y sus incursiones en la Ciénaga de Zapata en el estudio aborigen y lo aportado para la propia ciencia, así como del Historiador de la Habana, el gran Fernando Ortiz, con su erudición y amor por Cuba. Las décadas del 20 hasta el 40 fortalecen el ideario nacional.

En cuanto al tercer capítulo, observamos que se abordan las estructuras institucionales creadas en aquel período y el papel que desempeñan en torno a la Constitución de 1940, que permiten dilucidar las leyes venideras y cómo se introduce la defensa y preservación arqueológica dentro de los tesoros del país.

Los criterios de la propia Dra. Hernández Godoy acerca de su libro, son esclarecedores en cuanto a su profundidad e intención al recalcar que lo fundamental de la arqueología es el conocimiento de la humanidad, que se comparte de conjunto con todas las ciencias sociales.

Silvita, como cariñosamente la llaman, confiesa que escogió la Licenciatura en Historia para poder llegar a esa disciplina que se abordaba de forma mínima en la carrera, por lo que los universitarios formaron un grupo que se integró a las entidades existentes y después al Instituto de Antropología, adjunto a la Academia de Ciencias de Cuba.

Tuvo el honor de ser escogida para recibir un curso en la Universidad Autónoma de Yucatán, que favoreció su visita a las grandes ruinas de las civilizaciones mayas.

Después ha dedicado principalmente su vida al magisterio en la Universidad de Matanzas y a ser partícipe de cuanto movimiento arqueológico se ha producido en esta provincia en las últimas décadas.

Siente pasión, ese es el término, por esta ciencia, lo que se observa cuando dice:

“Para nadie es un secreto que, en el imaginario popular, la Arqueología se asocia solo al descubrimiento de una pieza o sitio, cuando en realidad, se expande al conocimiento de un pretérito de alto valor. En nuestro caso, hay una débil relación con el pasado indígena, porque no existieron grupos étnicos sobrevivientes para conocer el impacto que fue la colonización.

“Las escrituras que llevaron a la elaboración de este cuaderno, poseen esta motivación germinal, que hicieron que buscara detalles para ampliar los saberes sobre el nacimiento y desarrollo de la Arqueología en Cuba, que habían sido estudiados de manera más concisa con anterioridad.

“Impacta de aquellos años, dentro del contexto económico y social, las redes de solidaridad,   la sociabilidad surgida y vemos como las personas que se dedican a la Arqueología pueden ser abogados, maestros, que defienden la cultura nacional y se preocupan por el expolio que ocurría y la situación política del país, por lo que se instituye la Dirección de Cultura en 1934, con José María Chacón y Calvo al frente, y comienzan a redactarse los antecedentes de la legislación patrimonial, que después sería confirmada en la Constitución del 40 e incluida con la Revolución en nuestras cartas magnas.”

En el presente, habida cuenta el surgimiento de la red de Oficinas del Conservador en las ciudades patrimoniales y la apertura de las escuelas talleres, se propicia con mayor perseverancia el avance de los estudios arqueológicos.

Por lo cual, el Conservador de Matanzas, el máster Leonel Pérez Orozco, indicó acerca de los estudios de la doctora Silvia Teresita Hernández Godoy.

“El aporte medular para nosotros de estas investigaciones radica en la incidencia directa que posee en la interpretación de la relevancia del suceso arqueológico y en los métodos correctos que precisa para que en la lectura del descubrimiento se eviten errores. 

“El valor de esta científica trasciende sus libros por su aporte al cuidado de los valores patrimoniales, en defensa de la cultura local y nacional.”

De la presentación en el “Sábado del Libro”

 

 

Concurrido estuvo el Sábado del Libro en la Oficina del Conservador de la Ciudad, ante la presentación del texto "La arqueología cubana:  génesis y desarrollo" de la doctora Silvia Teresita Hernández Godoy, calificado como una investigación de contenido fundacional para esa disciplina por sus aportes científicos, historiográficos y sociales

Las palabras de promoción estuvieron a cargo del doctor Oscar Piñera Hernández, quien expresó la relevancia de esta obra para el conocimiento de la arqueología nacional.

Organizado por el Centro provincial del Libro y la Literatura, el evento contó con la asistencia de Osbel Marrero, director provincial de Cultura, José Manuel Espino, presidente de la UNEAC, Efrahím Pérez, director de la institución rectora y el propio conservador Leonel Pérez Orozco junto a una representación de intelectuales matanceros y de colegas de la Universidad de Matanzas; su madre, la prestigiosa pediatra María Godoy y su joven hijo, futuro estudiante de Licenciatura en Geografía.

El cierre estuvo a cargo del juglar y cronista musical de mérito, el compositor y cantante Yuniel Doble Ponce y a seguidas la escritora autografió los libros a los fervientes admiradores de su obra.


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