Tres apropiaciones del tiempo en el Centro Hispanoamericano de Cultura


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Fotos: Cortesía de la autora.

Cuando apenas han transcurrido cuatro meses de que se exhibiera en Galería Servando la exposición Positivo con Positivo, de los artistas Niels Reyes (Santa Clara, 1977), Alejando Campins (Manzanillo, 1981) y Michel Pérez “Pollo” (Manzanillo, 1981), los dos últimos se reúnen nuevamente en una muestra en la que, en compañía de Juan Miguel Pozo (Banes, 1967), traen ante el público parte de su más reciente quehacer.

Pintar a contratiempo, título de la que se encuentra abierta hasta el próximo 16 de noviembre en el Centro Hispanoamericano de Cultura, ofrece la particular interpretación que sobre determinados lapsos hacen en sus obras estos artistas, fieles por demás a la pintura como forma de expresión, en una época en que el género parece estar “fuera de moda”, ante la irrupción de las nuevas tecnologías o la empatía que puede lograr con el espectador un performance…

Con su singular modo de encarar el paisaje y los grandes formatos que tanto aprecia, Campins aporta a la muestra el díptico Desierto pintado, de la serie Bad Land; una obra que trasluce la contrastante pequeñez del género humano y su historia, ante la inconmensurable naturaleza.

De ella parece brotar un pensamiento expresado hace algunos años por su autor “La naturaleza es como un gran museo, donde fijamos nuestra vista. Nos cuenta una historia llena de energía, de años; de la vida y la muerte, de la vieja y la nueva”.

Al fondo de la Sala, tres piezas de Michel Pérez “Pollo”, visualmente alejadas de otras suyas asociadas al imaginario infantil y que, adentrándose aún más en lo abstracto, remiten a lo que subyace en lo evidente de una obra de arte.

Pertenecientes a la serie Parámetros del tiempo, se estructuran triangularmente a partir del empleo de datos meteorológicos de igual número de días, llevados a centímetros. Más tarde, las figuras han sido cubiertas por capas de óleo, desapareciendo así las estadísticas del estado del tiempo que les dieron origen.

Como bien señala en el catálogo de la exposición su curador, Iván de la Nuez, “Esta es una estrategia persuadida de que la verdad, en pintura, no debe ser exhibicionista u obvia”.

Cierran el recorrido de la muestra tres obras de Juan Miguel Pozo. Fechadas en Berlín, ciudad en la que ha residido el artista durante algunos años, son las de mayor aliento figurativo en el conjunto.

En estas piezas el tratamiento del tiempo se vincula al desarrollo que tiene en él la sociedad, particularmente la alemana y la cubana; con similitudes que se funden en el imaginario de este artista para quedar plasmadas en lienzos donde predomina el tema urbano y asoma su filiación al pop.


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