En 1956, nació en La Habana, la poeta, ya reconocida nacional e internacionalmente, Lisette Clavelo.

La conocí un día, hace tiempo, en la Casa de la Poesía, del casco histórico de la ciudad. La amistad emergió y los aspectos afines. Ha publicado poemarios como Anagnolisis y Los días del reloj. Ahora nos llega un libro suyo titulado La loca de los parques publicado en España.

El especial contenido de ese libro plantea una continua progresión, sentido unitario por la temática del amor que tiene, y relevancia.

Si actualmente hay un aumento de la poesía cubana en el exterior, ello habla de la importancia, en general, de la diversidad e interés que suscita nuestra literatura actual.

La loca de los parques evidencia la madurez y originalidad propias de Lisette.

De carácter amatorio, el libro es una rara avis en la actual abundancia de poesía, donde lo erótico se confunde con la desmesura, y la procacidad y temáticas de moda revelan, al menos, un pobre uso del lenguaje.

Lisette Clavelo va por la vía de la imagen, y no teme a fuertes criterios y variados contrastes que le atribuyen audacia y novedad. La mejor parte del libro está en los poemas finales donde se caracteriza como irruptiva y transgresora.

Pero en todo el poemario usa un lenguaje expresivo, y aunque tiene sus leitmotiv, es abundante su conocimiento de qué cosa es realmente una proyección literaria.

Cuando en un sintético poema, dice: “pinto la flor / pinto un barco / pinto una lunita nueva / a ver si mi asombro de niña/ viene del fondo de esta mujer que soy/ amarga a veces/ como la manzanilla que aroma mi patio.”, resulta una maravilla formal para lo poético.

Milena Rodríguez, en su vital antología de poetas cubanas de la Isla y del exterior, no la incluye, pero es que a veces, la promoción está como inmovilizada.

Es necesario abrir el diapasón de la multiplicidad de la creación poética de la Isla, porque si algo debe pasar, es conocer tendencias y variables más o menos jerárquicas.

La loca de los parques aporta con su buen contenido y diseño atractivo al lector, en lo que pudiéramos llamar “gama de colores y diferencias” que, no estando aparte del dilema de una crisis globalizada de la cultura, nos sorprende y nos dan verdaderos momentos de espiritualidad.

El desarrollo de la poética de Lisette Clavelo viene a conformarnos el criterio de que no es un problema económico escribir bien, y que las alternancias son, yo diría que cuasi amazónicas, para todo el que se planteé, por necesidad interna, y no por persecución de la “fama”, estrictamente hablando hacer literatura deseada, como debe ser el nacimiento de un niño y luego ir hacia la progresión de un lenguaje, cómo no, transgresor y original, y, sobre todo, auténtico.