Un profundo dolor inunda a quienes le conocieron y compartieron jornadas de trabajo, conversaciones o encuentros periodísticos y literarios como aquellos que frecuentemente sostuvo con artistas y escritores en su terruño avileño o  en la querida ciudad de los tinajones, a la que lo unieron por siempre lazos inquebrantables.

La partida este 14 de septiembre del periodista y crítico de arte José Aurelio Paz conmueve. Se caracterizó por la sencillez, la audacia, la constancia y la pasión con la que ejerció la labor periodística y la agudeza con la que enfocó y reflejó a través de la prensa diversos acontecimientos del panorama cultural. 

Un paro respiratorio, a causa de la Covid-19, le causó la muerte al consagrado profesional, quien no reparó en los obstáculos de la vida para emprender un largo camino por  los senderos del periodismo cultural y la crítica artístico-literaria, logrando un lugar reconocible y admirado por especialistas, colegas de los medios y nuevos rostros que se asomaban a esta labor, para los que fue un referente y guía de muchos. 

Pocos días faltaban (27 de septiembre)  para su cumpleaños setenta. A casi siete décadas de vida, dejó una huella imborrable en periodistas de su tiempo y nuevas generaciones, por su alto compromiso social y con la cultura cubana.  Con su firma  JOPA, acompañó durante años las páginas del semanario avileño Invasor, el que fue para él como una casa y en el que  creó una familia, desde el respeto, la constancia y  la agudeza y la responsabilidad ante la labor periodística. 

Aportó grandemente al fomento de la crítica cultural

No pocas veces solía verle en peñas literarias, conciertos, exposiciones o puestas en escena, porque el arte fue para él parte de su vida y su obra fue constancia de ello. En los jóvenes encontró también la empatía,  la conexión, una alianza perfecta, y por eso estuvo presente y acompañó  diversos proyectos de la Asociación Hermanos Saíz como el Coloquio Nacional de Periodismo Cultural de Camagüey, del que fue un guía inseparable desde sus cimientos y en el aportó grandemente al fomento de la crítica cultural en nuestros medios de prensa. 

“No tengo una bolita mágica. Cada periodista es un mundo y debe elaborar sus propias estrategias. El periodista no puede esperar a que le den los temas, sino salir a buscarlos. Un periodista joven tiene que ser consecuente con su tiempo. Tiene que tratar de buscar la verdad. No es que tú hagas lo que yo hice, es que repienses lo mío y lo hagas desde tu perspectiva. Todo periodista debe ser honesto en la búsqueda de la verdad”, comentó en una ocasión en entrevista  a la colega Taissé del  Valle en torno al rol y la función del joven periodista. 

A través de redes sociales y plataformas digitales, familiares, amigos y  compañeros de labor han hecho públicas sus muestras de dolor  tras las partida de quien por su constancia recibió reconocimientos como el Premio Juan Gualberto Gómez en dos ocasiones, el Enrique Núñez Rodríguez 2006, de crónica sobre temas de cultura popular, el Nacional de Periodismo Cultural José Antonio Fernández de Castro y la distinción Espejo de Paciencia; reconocimientos que avalan  la grandeza y valía de un profesional comprometido con la verdad y los valores de la cultura cubana.