Lo ocurrido el 10 de octubre de 1868 en el ingenio Demajagua, perteneciente al abogado y hacendado Carlos Manuel de Céspedes, ha sido examinado hasta la saciedad por los historiadores. Su importancia histórica es cardinal, como se sabe, pues fue el primer día de la batalla independentista, la que se prolongaría por treinta años. Allí se dio lectura al Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba, nuestra declaración de independencia; se mostró la bandera que guaría el esfuerzo emancipador, se agruparon y organizaron los hombres que constituirían el destacamento inicial del Ejército Libertador, y fue el escenario para que Céspedes diera su gran gesto simbólico de otorgarle la libertad a sus esclavos, a la vez que invitarlos a luchar por Cuba.
Sin embargo, a pesar de su importancia histórica, se mantuvieron por mucho tiempo vacíos de información en cuanto a lo sucedido ese día. La aparición del informe redactado por Bartolomé Masó, lugarteniente de Céspedes, pocos días más tarde del 10 de octubre, ayudó de manera determinante a clarificar los hechos sucedidos en la fábrica de melaza situada al borde del golfo de Guacanayabo. En dicho reporte, titulado “Parte del pronunciamiento efectuado en Demajagua, en Manzanillo, el diez de octubre de 1868, y primer encuentro de Yara con las tropas españolas…”, se puede leer de puño y letra de Masó:
“Como a las 10 del día nos encontrábamos congregados en aquel ingenio sobre quinientos patriotas, mandados a formar por el General en Gefe se dio ¿El Grito de Independencia! Enarbolándose el Estandarte que la simboliza, a cuya sombra prestaron todos el juramento solemne de vencer o morir, antes que volver a ver hollado el suelo de la Patria por ninguna de las tiranías. El General en Jefe reunió sus esclavos y los declaró libres desde aquel instante, invitándoles para que nos ayudasen si querían, a conquistar nuestras libertades; lo mismo hicieron con los suyos los demás propietarios que le rodeabamos….”
Por ese documento y otros testimonios (no tan completos) se pudo conocer, además, que los rebeldes se mantuvieron en Demajagua durante el resto de ese día y partieron en la madrugada del domingo 11 de octubre hacia Yara, donde libraron el primer encuentro armado con las fuerzas españolas. Puede uno imaginar los apremios de aquel sábado (vale añadir que algo semejante debió ocurrir con los dos días previos, el 8 y 9 de octubre, en que, según algunos testimoniantes, comenzaron a arribar los complotados a Demajagua), con la organización de las bisoñas tropas, la salida y llegada de emisarios desde y hacia los otros conjurados, la búsqueda de avituallamientos y otras cuestiones propias del inicio de una contienda militar. El ingenio Demajagua se convirtió en un escenario de gran ajetreo, con vertiginosas acciones y aprestos, de discusiones entre los jefes sobre rumbos y acciones a seguir, así como de otras cuestiones relativas al contenido político y militar de la insurrección.
Pero lo que sorprende de manera particular y entra en zona de absoluto misterio, por el momento, es que en la edición del periódico norteamericano The New York Times, de ese sábado 10 de octubre, apareciese, en la sección “Telegramas”, la noticia sobre el levantamiento ocurrido en Cuba. Apareció en foma de titular, sin otros comentarios: “Reported Declaration for Independence by Cuba”. Así, simplemente.
¿Cómo pudo estar ese titular en la edición del periódico norteamericano correspondiente al mismo día de los hechos? Realmente mueve e invita a especulaciones mientras no aparezca el dato esclarecedor. Una hipótesis pudiera ser que los patriotas conspiradores hubiesen tenido la precaución de enviar la noticia días antes, a través de algún representante o agente en los Estados Unidos, a sabiendas de que el sábado 10 de octubre se produciría el levantamiento. En ayuda de esa hipótesis están algunos hechos. Por ejemplo, desde el día 6 de ese mes, los manzanilleros que estaban en la conspiración, es decir, el grupo liderado por Céspedes, se habían reunido en el ingenio El Rosario, de Jaime Santiesteban, para determinar que el 14 de octubre se alzarían en los montes contra el poder colonial. Esta decisión iba contra el deseo de los otros centros involucrados en el levantamiento, holguineros, camagüeyanos y santiagueros pidieron tiempo para adquirir armamento, más luego aceptaron la fecha en el propio mes de octubre ante la presión de Céspedes y los jefes tuneros. En la reunión de El Rosario se levantó un acta, que fue una verdadera declaración de independencia y que, comparada con el Manifiesto leído por Céspedes en la mañana del 10 de octubre, da la idea de que aquella pudo muy bien ser el borrador de este.
Un telegrama con una orden terminante del Capitán General español de apresar a los complotados (mensaje en el que venían mencionados los principales líderes con nombres y apellidos), y que llegó a manos de Céspedes de inmediato, aceleró la decisión de alzarse el día 10 y no el 14.
A propósito de lo que se conoce sobre estos hechos preliminares, y a modo de breve digresión, circuló durante un tiempo la versión de la articulación de planes entre Carlos Manuel de Céspedes y Juan Prim y por ende, de los levantamientos en Manzanillo y en España, pero lo cierto es que aún no ha aparecido un documento que certifique o respalde tal aseveración. A mi juicio, después de mucho investigar y perseguir el dato que vincule a Céspedes con Prim y La Gloriosa, no encuentro siquiera la confirmación de que ambos hombres se conocieran y mucho menos que estuviesen alineados en cuanto a sus propósitos levantiscos. Se ha hablado de una reunión en un hotel de Santiago de Cuba en el que los emisarios de Prim y de Céspedes dialogaron sobre sus respectivos planes y también de que algunos levantados cubanos profirieron gritos de ¡Viva Prim! al momento de lanzarse a la lucha, pero parece ser algo poco sólido como información para asumir como cierto todo lo demás. Ningún documento, repito, prueba hasta el momento, tales asertos (en el presente sigo trabajando sobre ese vacío historiográfico).
Volviendo al meollo de este texto, lo que si es verificable es que el periódico The New York Times publicó el titular que se aprecia en la imagen (que acompaña al trabajo) y que, obviamente, solo pudo aparecer si el envío de la primicia al rotativo hubiese sido efectuado entre el 6 y el 9 de octubre, y no el mismo 10. Este dato novedoso apareció por vez primera en un libro reciente, Cuba en USA, de la autoría de Emilio Cueto y Julio Larramendi, de la Editorial Polymita (ciudad de Guatemala, 2018), página 46. Es ahí donde surge la sorpresa ante un dato inesperado y totalmente inédito. Ojalá que esa información pueda incentivar nuevas búsquedas y que algún día se pueda tener todo el paquete completo sobre los hechos y sus implicaciones.
Lo demás es bien conocido. En Yara los patriotas sufrieron su primera derrota, en un breve enfrentamiento que produjo las primeras bajas (de ambas partes) de la guerra y Céspedes ordenó la retirada en vista de que los españoles habían llegado primero al poblado y ocupado ventajosas posiciones defensivas. La retirada fue hacia Palmas Altas, donde se reunieron con otras tropas levantadas y donde se reestructuró el incipiente Ejército Libertador; también allí Bartolomé Masó dispuso de cierta calma para redactar su informe. Desde ese punto se dirigieron a Bayamo, la que fue ocupada tras tres días de fieros combates, el 20 de octubre, lo que permitió que Céspedes pudiese establecer por ochenta y tres días la capital de la insurrección.
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