Veintisiete años de un Premio que enaltece nuestro arte

El 18 de enero de 1995 marca la fecha en que, por vez primera, se hizo entrega en Cuba del Premio Nacional de Artes Plásticas, galardón con el que se ha venido reconociendo desde entonces la trayectoria que a lo largo de su existencia ha desplegado un creador cubano vivo y residente en nuestro país.

La honrosa selección hecha un año antes, recayó en aquella oportunidad sobre Raúl Martínez, quien fallecería apenas tres meses después de recibirlo, sin llegar a materializar la exposición personal quesuele realizarse en el Museo Nacional de Bellas Artes, como parte de la dotación del alto estímulo conferido desde entonces anualmente por el Consejo Nacional de las Artes Plásticas.

Pintor, diseñador y fotógrafo, este artista nos legó una obra profundamente renovadora en cada una de dichas manifestaciones, ya fuera dentro de la abstracción, el fotorrealismo o el Arte Pop, del cual es considerado el más destacado cultor en la Mayor de las Antillas.

Su maestría nutrió, además, importantes proyectos culturales nacidos tras el triunfo revolucionario, entre ellos el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), Casa de las Américas y el Instituto Cubano del Libro, instituciones en las que brilló su valía como diseñador.

En la nómina del Premio Nacional de Artes Plásticas, en la que escasean notablemente las féminas, a Raúl Martínez lo han seguido hasta la fecha otras 28 relevantes figuras, cifra en realidad insuficiente si se tiene en cuenta la deuda acumulada a través de los años y el numeroso talento con que cuenta el país.

Su obtención, por tanto, constituye una de las principales aspiraciones para nuestros artistas, tributa a su jerarquización y retribuye, en alguna medida, el inmenso aporte que brindan a la espiritualidad de la nación.