Walsh –de quien siempre habrá que hablar en presente–


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“(…) Cada año que se acelere la liberación de América Latina, significará millones de niños que se salven para la vida; millones de inteligencias que se salven para la cultura, e infinitos caudales de dolor que se ahorrarían los pueblos. Aún cuando los imperialistas yanquis preparan para América un drama de sangre, no lograrán aplastar las luchas de los pueblos, concitará contra ellos el odio universal y será también el drama que marque el ocaso de su voraz y cavernícola sistema”.

¡Cuánta vigencia las de estos fragmentos del discurso del Líder de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz, pronunciado durante la histórica Segunda Declaración de La Habana! (1) Definitivamente, del más grande Pensador del siglo XX, y junto a él, junto a su pensamiento latinoamericanista y antimperialista, la proeza de cientos de miles de luchadores que por este otro lado del mundo, continúan dispuestos a no doblegarse ante un imperio cada vez más fortalecido con nuevas y más avanzadas armas de últimas tecnologías, y a continuar la lucha por la verdadera independencia y soberanía de sus pueblos.

De esos cientos de miles de combatientes continuadores del Pensamiento bolivariano hay que mencionar a otros muchos quienes, en épocas pasadas ameritan una vigencia cada vez más simbólica. Es el caso de Rodolfo Jorge Walsh, periodista escritor y traductor argentino, miembro del Movimiento de Liberación Nacional Montoneros de Argentina, y reconocido también en su vida profesional por ser un pionero en la escritura de novelas testimoniales como Operación Masacre y ¿Quién mató a Rosendo?, entre otras, donde equilibra el género de ficción con la realidad.

Operación masacre es considerada una pieza de investigación periodística precursora del Nuevo Periodismo, además de ser considerada –de acuerdo con numerosos críticos–, como la primera novela testimonial o novela de no-ficción, anticipándose por diez años al título A sangre fría del estadounidense Truman Capote, fundadora del género en el ámbito anglosajón.

 

Connotado opositor a la última dictadura cívico-militar que gobernó Argentina entre 1976 y 1983, Walsh integra la organización Montoneros, en medio de una masacre generalizada de sus militantes, además de rechazar exiliarse del país para ser protegido.

Actividad profesional

Walsh –de quien siempre habrá que hablar en presente–, entre 1951 y 1961 escribe para las publicaciones Leoplán, Vea y Lea, Revolución Nacional, Mayoría, Semanario Villero, Panorama, Diario CGT de los Argentinos, en la Editorial Hachette, como traductor, y en la Agencia Latinoamericana de Noticias Prensa Latina. Esta última, quizás, la labor que mayor importancia e incidencia tuvo en su vida profesional.

Tercera lista de principales temas del día de Prensa Latina

Entre sus títulos publicados como escritor figuran: su primer libro, Variaciones en rojo (1953), contentivo de tres novelas cortas de género policial, al que era muy aficionado, con la que obtuvo el Primer Premio Municipal de Literatura de Buenos Aires; Diez cuentos policiales argentinos (1954); Antología del cuento extraño (1956); Operación Masacre (1957); Los oficios terrestres (1965); Un kilo de oro (1967); ¿Quién mató a Rosendo?, y Carta abierta de un escritor a la Junta Militar de Argentina (1977).

En 1959, viaja a Cuba, donde junto con sus colegas y compatriotas como Jorge Masetti, Rogelio García Lupo y Gabriel García Márquez funda la Agencia Latinoamericana de Noticias Prensa Latina.

Es asesinado por la última dictadura argentina, el 25 de marzo de 1977.

Carta abierta de un Escritor a la Junta Militar

“El 24 de marzo de 1977, Walsh envió a las redacciones de los diarios su célebre Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, calificada por Gabriel García Márquez como una «obra maestra del periodismo».​ El texto de Walsh es un texto pavoroso. Les habla a los miembros de la Junta en primera persona. Les habla sobre su hija "muerta combatiéndolos", unos meses antes. Les habla "del cuadro de exterminio", del "terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina", de las "desapariciones", de los "campos de concentración", de los miles de habeas corpus rechazados, de "la tortura absoluta, intemporal, metafísica", las masacres, la coordinación de la represión con otros países sudamericanos y Estados Unidos, la ilegitimidad del gobierno, de la política antipopular que estaban ejecutando:

“Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada".

Walsh concluye su carta con un pedido a la Junta y una advertencia anticipatoria, aunque aclara que sabe que no será escuchado: "...pedir a los señores Comandantes en Jefe de las 3 Armas que meditaran sobre el abismo al que conducen al país tras la ilusión de ganar una guerra que, aun si mataran al último guerrillero, no haría más que empezar bajo nuevas formas, porque las causas que hace más de veinte años mueven la resistencia del pueblo argentino no estarán desaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas”. Rodolfo Walsh, Carta abierta.

Una profunda herida en su vida: el asesinato de su hija

El 29 de septiembre de 1976, su hija María Victoria (su nombre de guerra era «Hilda», y «Vicki» para los familiares y amigos), oficial 2.º de Montoneros, murió en un enfrentamiento (el Combate de la calle Corro) con el Ejército, un día después de cumplir 26 años. Al verse rodeada y sin posibilidad de escape en la terraza, ella y Alberto Molina, el último sobreviviente, levantaron los brazos y tras un breve discurso que finalizó con la frase: «Ustedes no nos matan, nosotros elegimos morir», se dispararon en la sien. En diciembre, Walsh publicó un mensaje ―en el que relata las circunstancias del hecho― llamado Carta a mis amigos.​ Termina con esta reflexión:

“En el tiempo transcurrido he reflexionado sobre esa muerte. Me he preguntado si mi hija, si todos los que mueren como ella, tenían otro camino. La respuesta brota desde lo más profundo de mi corazón y quiero que mis amigos la conozcan. Vicki pudo elegir otros caminos que eran distintos sin ser deshonrosos, pero el que eligió era el más justo, el más generoso, el más razonado. Su lúcida muerte es una síntesis de su corta, hermosa vida. No vivió para ella, vivió para otros, y esos otros son millones. Su muerte sí, su muerte fue gloriosamente suya, y en ese orgullo me afirmo y soy quien renace de ella.” ​

Notas:

  1. Fragmento discurso Fidel Castro Ruz. Segunda Declaración de La Habana. La Revolución cubana 1953-1980, Selección de Lecturas. La Habana, Editorial Félix Varela, 2002.
  2. Referencias: . Sánchez Sorondo, Marcelo (2001): Memorias. Buenos Aires: Sudamericana.  Ficha de Rodolfo J. Walsh en el padrón electoral argentino, publicado en el sitio web Buscar Datos.   . “La sangre derramada”, artículo del 12 de abril de 2013 en la revista Ñ (del diario Clarín).   . Rodolfo Walsh por Rodólf Fowólsh» Archivado el 8 de diciembre de 2015 en la Wayback Machine., artículo en Ese hombre y otros papeles personales, Seix Barral, 1996.   . Fernández, Joaquín (2005) Rodolfo Walsh: entre el combate y el verbo.

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