Julio César García Martínez es un fotógrafo que participará en la XIII Bienal en Matanzas. Él convierte el proceso de creación artística en un hálito vital. Su arte nace del afecto, de la relación, del sentimiento. Su mirada se enfoca en descubrir lo que late tras la imagen, lo que es capaz de transmitir, provocar y/o descubrir en el espectador. Él lo denomina «Fotografía de relaciones».

Julio César, quizás por ese motivo, —aunque me atrevo a asegurar que no fue el único— ha sido seleccionado para presentar su obra durante la celebración en Matanzas de la XIII Bienal de La Habana, que se desarrollará del 15 de abril al 12 de mayo.

El joven fotógrafo, uno de los ganadores en la categoría de Bellas Artes–Retrato, de los Tokyo International Foto Awards 2018, con su obra María, destaca por su intimismo. Esta obra premiada forma parte de la serie El reino de este mundo, su propuesta para la Bienal.

En una oportunidad, al respecto de El reino…, destacó que «Intento representar una generación muy fuerte e histórica que constituyen el referente tangible más cercano a nuestros ancestros, cultura e identidad…»

Él, que forma parte del colectivo Arraigo, un grupo de nueve fotógrafos matanceros unidos por un único concepto de la identidad yumurina, pese a sus multiplicidades creativas e ideas conceptuales, destacó que en su estudio-taller de la calle Contreras, para la Bienal, expondrá casi una decena de esas fotografías, en las cuales «dependo mucho de la relación entre el objeto y el sujeto de la obra, de la relación que pueda establecer con él».

«Son fotografías muy mías, monocromáticas, que buscan mostrar el mundo interior de esas personas, y con ello pretendo darles un espacio, un reconocimiento…»