¿Y quién va a cantar aquí?


y-quien-va-a-cantar-aqui
Foto: Susana Méndez/Cubarte.

Por algo más de dos meses debido a ciertos compromisos, pospuse la lectura crítica y el análisis del libro de Liliana Casanella Cué Música popular bailable cubana: letras y juicios de valor (siglos XVIII-XX); publicado por Ediciones CIDMUC en 2013; y que forma parte del cuerpo investigativo en que la autora ha trabajado por años y del cual ya había filtrado algunas hipótesis en anteriores artículos y/o eventos teóricos a los que acude con regularidad.

Digamos que desde un tiempo a esta parte los estudios y valoraciones sobre la música popular cubana, la bailable en lo particular, han ganado fuerza y preponderancia entre académicos, periodistas, historiadores de la música, musicólogos y musicógrafos; así como otra pléyade de “entendidos” —lo mismo de “café con leche”, que de improvisados filibusteros autóctonos o no—; y es que la música cubana en los últimos veinte y cinco años ha “aportado los frijoles” de muchas familias.

Ahora, desde la comodidad que presta el tiempo para el estudio y la lectura me he permitido acercarme a este texto que intenta resumir en 342 paginas trescientos años de una historia marcada por aciertos, desaciertos, omisiones, prohibiciones y vilipendios; así como “otros” que con el pasar de los años se han convertido en dogmas o verdades que hoy se revisan desde todas las aristas sociales.

Debo decir, y así lo afirmo, que profeso cierta estima a la autora y considero que en más de una oportunidad he compartido —sea en privado y en público— algunas de sus hipótesis, juicios y valoraciones; por lo que el entusiasmo fue una razón que me llevó a una primera lectura de su texto, pues de hecho avizoraba el libro como un corpus digno de atención por todo aquel que se dedique o se quiera dedicar a los estudios (sean comparados, empíricos, o teóricos) sobre la música cubana.  

Todo análisis sobre el tema textos de la música popular bailable cubana —y aquí entran las correspondientes siglas MPBC, algo que está de moda— debe partir, desde mi óptica personal, de dos presupuestos fundamentales: el uno es el carácter eminentemente urbano de su origen propio de las clases humildes y marginadas; siendo el otro la visión discriminatoria que ha marcado una parte importante de sus juicios, muchas veces partiendo desde una visión cultural elitista. La Casanella en sus estudios toma alguna distancia de sus predecesores y eso es digno de admirar, pues reconoce estas dos fuentes y a partir de ellas alza su cuerpo teórico.

Pero no basta reconocerlas, hay que ser parte de ellas e incorporarlas al torrente sanguíneo para entender un hecho tan trascendente como los textos con los que han bailado por más de trescientos años los cubanos y ese es uno de los ingredientes de este arroz con pollo. Si desde sus mismos comienzos los textos bailables han estado bajo el escrutinio público —desde El Regañón hasta nuestros días, pasando por la visión robespierrana de Tarajano y otros censores más recientes— se entenderá entonces que su defensa implica un acto de valentía al que la musicología cubana no está acostumbrada y que no debe resultar del agrado de muchos. Set Point para la autora.

A lo largo de la lectura se descubre un vicio que al parecer está implícito cuando de analizar la MPBC se trata y es el no reconocer los aportes de quienes no dominan las herramientas teóricas en este campo; dicho de otra manera si no has estudiado musicología no sabes nada y no tienes derecho a opinar y a emitir criterios y aquí hay punto a favor de terceros.

Basta mencionar tres nombres de investigadores (que pueden ser cuatro) y/o estudiosos de la música cubana que son imprescindibles: Leonardo Acosta, Helio Orovio y Cristóbal Díaz Ayala (el cuarto referente puede ser Alberto “el loco” Muguercia o Don Odilio Urfé). Todo análisis o estudios sobre el tema que nos ocupa necesitan de sus estudios y/o artículos o textos para ser creíble. Por otra parte está el tema los periodistas y aquí coincido con la autora que no todos los que han abordado el tema han sido consecuentes o han tenido una visión desprejuiciada sobre el asunto en cuestión, pero generalizar y/o descalificar demerita los espacios que durante años han creado algunos periodistas.

No recuerdo ninguna voluntad mayor de unir a ambos puntos de vista —el académico y el periodístico— que el emprendido por el finado Amado Córdova y su equipo desde la revista Salsa Cubana (SC); que intentó crear una publicación ecuménica y justa; donde por vez primera se miraron frente a frente ambas tendencias. La Casanella fue parte de ese sueño. Otro punto a favor de terceros.

Quien haya leído con anterioridad pasajes de este libro publicado en forma de artículo (aquí vuelve SC se sorprenderá al ver que más que juicios propios se trata de una reunión de citas y/o revisiones bibliográficas que llevan al lector a un estado de soñolencia irremediable, lo que atenta contra lo que de alguna manera debe ser el objetivo de un texto sobre algo que involucra casi el orgullo de la nación: la música bailable. Esa es la gran asignatura que la musicología cubana parece que no ha de aprobar: comunicar sin ser culterano o aburrido. Los artículos precedentes sobre el tema gozaban de una dinámica tal que dejaban al lector con deseos de buscar información; lo que no ocurre con el cuerpo total y se me dirá que es un libro para entendidos y lo aceptaré con una condición los entendidos tienen lectores asociados y hay muchos entendidos que escriben sus cuerpos teóricos pensando en esos asociados.

Por último quisiera referirme al cancionero que acompaña al libro en su tercera sección. A juicio de quien esto escribe me reconforta compartirlo en casi su totalidad, pues como en toda obra sobre el tema en cuestión, perfectible por demás, priman los gustos personales y la autora ha subordinado sus preferencias para hacer un panorama digno de una antología musical.

Música popular bailable cubana: letras y juicios de valor (siglos XVIII-XX), de Liliana Casanella Cue es otro texto más sobre el asunto música cubana, tal vez demasiado abarcador para algunos, o quizás incompleto para otros; en lo personal ahora forma parte de mi biblioteca y espero que de muchas, pues todo acercamiento es bienvenido. Por lo pronto esperaré una segunda edición más ligera de equipaje y con mucha bomba…


0 comentarios

Deje un comentario



v5.1 ©2019
Desarrollado por Cubarte