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Yunier Serrano Rojas: Me gusta la gente que dice sí


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Yunier Serrano

Tiene aspecto de niño tímido, aunque su literatura demuestra todo lo contrario, pues se caracteriza por ser osada, valiente, tocar temas difíciles y provocar al lector. Se llama Yunier Serrano (1), pero casi nadie le conoce por este nombre sino por Valerio, alias que le da cierto encanto y misterio a su ya de por sí misteriosa personalidad, siempre con una media esbozada sonrisa, a la que podría atribuírsele más de un significado. Le he visto encenderse como una hoguera y protestar cuando algo le inquieta y también desaparecer apaciblemente, en medio del bullicio ajeno, como deseando eclipsarse. Es de los pocos autores cubanos capaces de ilustrar sus propias historias y también de leerlas con verbo encendido, sentimiento y llegarnos al corazón. Recientemente acaba de ganar un Premio La Edad de Oro, justo en el 45 aniversario de este galardón, con un hermoso álbum ilustrado para la edad preescolar, que es toda una alegoría a la aceptación, el entendimiento y a buscar en la sonrisa la mejor arma para llegar al lector. Ese es Valerio, el que hoy conversa con nosotros, sobre todo para demostrarnos su gran compromiso con la infancia, con la buena literatura y con la vida en general…

¿Existe para ti una literatura infantil? ¿Una LITERATURA? O simplemente, ¿literatura para personas?

Toda buena literatura, toda literatura que intente conectar francamente con los seres humanos, es literatura para niños. García Márquez escribió grandes novelas para niños, José Saramago edificó fabulosas novelas infantiles, espero que nadie se moleste (tampoco los autores mencionados -donde estén), El principito, Los viajes de Gulliver, siempre fueron literatura infanto-juvenil, aunque sus autores, en un principio, la destinaran equívocamente a los adultos. ¿Quién sino un niño pudo escribir Rayuela? Por otra parte, no hay lectores mayores. Todo lector, aun la edad que tenga, en cuanto abre las páginas de un libro, empieza a convertirse en crío. Conozco niños de 25, 30, 50, 70 años que leen apurados los cuentos de Lygia Bujunga Nunes; devoran las novelas de Astrid Lindgren, persiguen el último libro de Nersys Felipe. La literatura con más sentido que encuentro y con más futuro, es la literatura infanto-juvenil, posiblemente es la única que sobreviva.

¿Qué piensas de la infancia?

En la infancia hay una especie de limbo, de membrana protectora, como una fantástica capa de ozono que, como la otra, es invisible, pero está ahí; y esa barrera aparta al niño del sentido de la angustia y el sufrimiento, ayuda a no entenderla en su sentido cabal, pues son sentimientos propios del adulto, luego de que la magia guardiana los abandona. Pero me preocupa ver cada vez más niños que no son niños, sino adultos. Un niño no debería ser nunca un adulto y sí al revés.

¿En tu concepto los niñ@s leen hoy día más o menos que antes?

Siempre hay niños lectores, aun cuando parezcan los menos. Nuestra responsabilidad no es ofrecerles una montaña de libros a leer, sino al menos uno verdaderamente trascendental para sus vidas; después de ese vendrá el interés por buscar otros y otros, con esa sed que genera una sustanciosa lectura. Nuestra responsabilidad como autores no es editar muchos libros sino al menos un libro interesante en toda nuestra carrera.

A veces me parece que la crisis es del espíritu y los medios digitales han venido a ocupar ese lugar que ocupaba la lectura. Cuando el espíritu de una persona o de una nación comienza a debilitarse como un músculo sin ejercicio, espíritus débiles, perezosos, comienzan a consumir lo más fácil, a hacer una comida rápida, una hartera de chatarra sin proteína y con casi nada de vitaminas: una hamburgutelenovela, una salchishow, etc…

No creo que la lectura en Cuba esté tan en crisis, creo que lo que está más en crisis es la literatura.

¿Qué piensas del tono que deben tener las historias para niñ@s?

El tono depende del tema, el punto de vista, la época, los personajes, el argumento; es un recurso, tanto como el narrador que escogemos, o las mismas palabras que empleamos y los vasos comunicantes y todo eso… pero no creo que haya un tono en específico para escribir literatura infantil.

Se suele decir que en cada libro que se escribe va un gran porcentaje de la personalidad de su aut@r...

Todo lo que se escribe es fabula de uno mismo.

¿Cómo concibes idealmente a un autor para niñ@s?

Un autor ideal para niños es un poeta: aquel que ve el mundo con ojos siempre nuevos y a quien nunca le falta la energía para contar esa historia simple como la más asombrosa del universo.

¿Cuáles fueron tus lecturas de niño?

Fueron pocas, Tom Sawyer, cuentos rusos, A orillas del camino (relatos de mitología griega), y un álbum ilustrado de un sombrero que se mueve solo, pero no recuerdo el título ni el autor, ¿alguien me lo podría recordar?; Julio Verne, Sir Arthur Conan Doyle.

¿Reconoces en tu estilo alguna influencia de autores clásicos o contemporáneos?

Me influencia todo lo que de alguna manera me gusta o me sensibiliza, puede ser un autor, pero también puede ser una buena película, una obra plástica, la danza que me encanta, ha influenciado mucho en mis dibujos y la música me ha servido para imprimir el a veces característico ritmo de mis textos.

¿Quién es tu héroe de ficción?

Robin Hood es mi héroe de ficción, cómo haría falta que aparezca un héroe que sea capaz de quitar donde sobra y repartir justamente donde falta.

¿Quién, tu villano?

Yo prefiero que los buenos no sean tan buenos y los malos tengan en lo recóndito un atisbo de bondad.

¿Qué es lo que te enciende emocionalmente-creativamente?

Me encienden lo locos, los revolucionarios, los irreverentes, los que ponen el pie en el aire con toda la fe de que aparecerá de pronto el camino donde apoyarse, me gusta la gente que dice sí donde otros dicen no.

¿Qué es lo que te desanima?

No me gustan los No: la gente tibia, sosa, sentada, los que para creer tienen que ver, los que esperan sin mover un dedo la cosecha madura de los Sí.

Aparte de tu profesión actual, ¿qué otra cosa te hubiera gustado ejercer?

Cualquiera, quizás ir experimentándolas todas, una vida tras otra; y de todas aprender y con todas ser feliz. Lo más importante es que uno aprenda a ser feliz con lo que sabe hacer.

¿Podrías opinar de la relación autor-editor?

La relación editor-autor, es como una relación de pareja, a veces funciona y otras no. Hay parejas disparejas, como hay amores que matan. Uno debería tener el derecho de ir probando y cuando encuentre el editor ideal, celebrar una gran boda y quedarse con él toda la vida. Lo que pasa por parte de los escritores es que hay muchos editores impuestos; y por parte de los editores, muchas veces no desearían trabajar con cierto libro o autor o género. Hay mucho matrimonio de conveniencia en nuestras editoriales. Yo no he encontrado el editor ideal, mientras voy probando (ja, ja, ja). Pero a todos los editores con los que he trabajado les profeso agradecimiento. Un buen editor salva una obra; un mal editor, la hace ripios, como diría una amiga mía, sobre todo un editor con mala leche.

Si tuvieras que salvar solamente diez libros de un naufragio, ¿cuáles escogerías? ¿Alguno de los que has escrito?

Yo no salvaría un libro ni diez, me llevaría un libro en blanco, algo así como una agenda, con un lápiz grande y una goma que no se gaste nunca, para en cuanto termine de escribir-leer una historia en sus páginas, borrarla y comenzar otra de nuevo. Alguna de las historias serían versiones de los diez libros que yo salvaría. Mi literatura me hace feliz un momento y al otro me tira por tierra, tengo una relación difícil con ella, pero la amo.

¿Cuál debería ser el sueño de todo escritor?

El sueño de un escritor debería ser la aspiración de escribir un libro, al menos uno, para los niños de su tiempo. Sería de nuevo escritor, volvería a pasar por las mismas estaciones de mi existencia y volvería a intentarlo todo de nuevo, desde el comienzo, una y otra vez.

 

 

Nota:

(1) (Artemisa, 1985). Escritor e ilustrador. Ha publicado: Lección de amor y anatomía (poemario), editorial Sed de belleza (premio Sed de Belleza); Un libro de espías (novela), editorial El Mar y la Montaña, (Premio de la AHS en el concurso Regino Botti); Te regalo una margarita (libro de cuentos), editorial Cauce; el libro para colorear Te regalo una margarita y el álbum ilustrado El erizo y la niebla, ambos por la editorial española Selvi. Obtuvo las becas “Caballo de coral”, del Centro Onelio Jorge Cardoso y “La noche”, que otorga la Asociación Hermanos Saíz, así como menciones en el concurso David e Ismaelillo de la UNEAC. Ha ilustrado una decena de libros de autores como Excilia Saldaña, Ivette Vian, Joel Franz Rosell, Nelson Simón, Cristina Obín; Mildre Hernández y la edición más reciente de ese clásico que es Había una vez, de Herminio Almendros.


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