Conjunto Folklórico Nacional de Cuba: sabiduría y compromiso


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A pesar de los inconvenientes propios de estos difíciles tiempos, el Conjunto Folklórico Nacional de Cuba (CFNC) protagonizó una excelente temporada en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional.

Memorias de una tradición fue el espectáculo presentado por los discípulos de una generación de comprometidos con la cultura popular y tradicional cubana de los que aún quedan huellas.

Los bailarines y músicos reeditaron el espectáculo presentado por la compañía en el Teatro Mella en el año 1965, con los códigos de su generación, pero con notable respeto por las esencias.

El legendario Ciclo Yorubá-Iyessá fue protagonizado en cada salida a escena por duetos de primeras figuras (Yulien Fernández/Harold Ferrán, Keyla Galarraga/Yessel Ramos y Jane Aveillé/Yandro Calderón), quienes escenificaron una conocida historia entre dos deidades de Panteón Yorubá: Oshún y Oggún.

Con sobriedad y elegancia, sin excesos, pero con limpieza y buen gusto, se apreciaron ejecuciones de toques, cantos y danzas alegóricas a ambos orishas; dando paso a un Ciclo Abakuá que alcanzó aplausos múltiples, en demostración de respeto por lo llevado al público que, aunque no fue numeroso, supo premiar el buen arte.

La fuerza de la cultura Carabalí, la ejecución de las danzas de los íremes y la entonación perfecta de cantos ancestrales en sus lenguas originarias, confluyeron en un espectáculo pensado para honrar a la cultura cubana en sus días de celebración.

Entre las motivaciones para Memorias de una tradición estuvieron los 85 años del multipremiado Santiago Alfonso, una de las más importantes figuras de la danza cubana y pilar en el devenir histórico del CFNC; y ese fue el pretexto perfecto para que antes de iniciar el tercer y último Ciclo (Música Popular) se presentara un fragmento del documental Santiago Alfonso. La gloria eres tú, del realizador Pedro Maytín y estrenado en fecha reciente.

La última parte del espectáculo estuvo marcada por la interpretación de bailes que hicieron época y de los que no se habla mucho en la actualidad, como la Contradanza, el Danzonete y la Danza, por solo citar algunos.

De la mano de la joven maestra Keyla Galarraga, quien se estrenó en la concepción coreográfica, nació Mi chachachá, obra en la que el histórico baile cubano tomó dimensiones más contemporáneas, aderezado con la belleza y el bien hacer de las cuatro parejas involucradas, en su mayoría de poco tiempo en la compañía.

El punto final estuvo a cargo de Yandro Calderón, talentoso artista que regaló a su maestro Santiago Alfonso una exquisita coreografía con mucho del estilo de quien hiciera historia en Tropicana por su singular manera de hacer el Cabaret.

Así llegaron a la escena esbeltas bailarinas de la sexagenaria compañía ataviadas con grandes tocados, brillos y lentejuelas para compartir con sus pares masculinos la ejecución danzaria de movimientos que, aunque distantes de su habitual desenvolvimiento, los hicieron lucir fabulosos.

Timba Final fue una excelente manera de demostrar las grandes posibilidades físicas y técnicas de los integrantes de la más antigua e importante formación danzaria centrada en las expresiones de la cultura popular y tradicional cubana.

Como ya se está haciendo costumbre, el lobby de la Sala fue espacio perfecto para la presentación de una parte de los niños que se forman en los Talleres Comunitarios de la Compañía, guiados por la experimentada Míriam Izquierdo.

Sin dudas, octubre ha sido un mes de especial significación para el CFNC, compañía que celebró con lujo el Día de la Cultura Cubana.

 

 


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