La televisión cubana se vestirá de lujo cuando el próximo 22 de diciembre se estrene el primer capítulo de la nueva telenovela Tú, este trabajo resulta el primero de su tipo que dirige Lester Hamlet.
—¿Cómo ha sido incursionar por primera vez en la realización de una telenovela?
Tengo una experiencia de muchos años haciendo video clips, documentales, películas, making off; y por lo general se pasa mucho tiempo entre un proyecto y otro. Entonces una de las primeras cosas por las que dije que sí fue por la oportunidad de estar ocupado durante un tiempo largo. Me considero un martiano y tengo una frase fija del Apóstol que dice: hay que ir a lo mejor del hombre para que lo peor no prevalezca, y a esta altura de mis años sé que lo mejor de mí es mi trabajo. La novela supone un proceso largo y yo no había tenido esa experiencia jamás.
Querías estar ocupado y el resultado ha sido que esta experiencia se ha extendido más de lo normal.
Si, ya eso es el destino, que ha hecho que mucho de los que estuvimos y estamos (porque todavía es un proceso vivo) ya algunos hemos cumplido tres veces años. Además yo quería tener la respuesta de por qué no me gustaba las telenovelas
—¿No te gustaban?
No, no me gustan.
—¿Por eso nunca había hecho una?
Es que no me gustan las telenovelas. Al menos las telenovelas cubanas. No he visto ninguna. Creo que tal vez de niño, acompañando a mi abuela pude haber visto Sol de Batey.
—Entonces cómo enfrentarse a dirigir una telenovela sin antes haber visto una
Yo sé dirigir, creo.
—Pero quizás las maneras de hacer y dirigir una novela sean diferentes a los que acostumbras desde el cine.
Es tal vez eso lo que traigo nuevo. Una manera distinta de afrontar la telenovela desde lo visual, desde algo, de lo que no se habla mucho, que es lo sonoro. El trabajo que se hizo con la edición de diálogos y ambientes. Yo filmé una novela como mismo filmo una película. Creo que a la altura del final, cuando lo calculo en el tiempo hice 29 películas porque son 56 capítulos de aproximadamente 45 minutos, saca la cuenta.
Largos para lo que estamos acostumbrados en las telenovelas cubanas, que muchas veces duran menos.
Es lo que tienen que durar (45 minutos) por contrato. Y eso era otro reto para mí. A mí me ofrecieron una novela de 60 capítulos, pero esos 60 se convirtieron en 56 porque en un momento me tuve que sentar con los productores del canal y la novela sale con 4 capítulos menos de lo que estaba planificado. Fue poca la herida.
—Y qué piensas que le has podido aportar
Mucho, le aporte todo mi cansancio, mi vida entera. La entrega de todo un equipo de profesionales maravillosos. Le devuelvo al público mucho de los actores que extrañan en la pantalla, le devuelvo al público (según dice el propio equipo) ver a los actores actuando, trabajar según técnicas de cadenas de acciones, movimientos. Es una novela de mucha acción dentro del plano.
El gran problema que tuve cotidianamente fue de producción, no porque no hubiera buenos productores, sino porque no había productores que estuvieran entrenados para lo que yo traía. Era muy difícil asumir el nivel de exigencia que yo me había impuesto, y no solo yo, mi fotógrafo, Ariel Navarro, quien también debuta con esta novela, y él no quería tener un trabajo mediocre.
—¿Cómo fue el proceso de preparación?
Cada día era una aventura. Yo estudiaba antes de empezar a filmar y sucedía que el día antes todo cambiaba porque no había permiso para filmar en aquel lugar y yo llegaba a la locación sin un trabajo creativo previo. Eso supuso riesgos y cambios de estrategia.
Toda esa improvisación es fruto de la propia experiencia de muchos años haciendo cine
Haber hecho esta novela no fue solo posible por haber hecho cine antes. Hacer esta novela fue posible gracias a todo, desde trabajar en paladares e incluso en peluquerías. Se necesita saber de todo, qué tipo de tinte se aplica; cómo se cambiaba un color de un día a otro; qué imagen le era mejor a un actor o actriz. Los cuidados con la comida. Yo empecé a filmar la novela con 48 años, creo que estuve 47 años preparándome para eso. Todo lo vivido antes, en algún punto, me fue útil hoy.
—¿De dónde sale la idea de la novela?
Fue una idea original de Alberto Luberta y Amílcar Salatti. Luego se incorporan Eduardo Vázquez y Joel Infante. Ellos me entregan 58 capítulos y me daban 2 capítulos, para una vez que leyera, escribirlos bajo mi visión, para cerrar muchas de las historias. Eso me pareció interesante y me dio la posibilidad de concluir una novela como yo quería.
—Te tocó dirigir esta novela en medio de la pandemia. ¿Cómo fue asumir ese riesgo?
Fue muy complicado porque nosotros filmamos hasta el 17 de marzo de 2020, cuando se detuvo el país. Algunos actores comenzaron a tener miedo, era una situación que avizoraba terrible. Yo pensaba que íbamos a estar 15 o 20 días y no volvimos a filmar hasta noviembre. Luego el 30 de diciembre me contagio con COVID-19 e ingreso al IPK, con mucho miedo real de poder morir pero por suerte no desarrollé ninguna complicación a nivel respiratorio. A los 5 o 6 días de estar de alta tuve que volver al set, sin reposo, porque Luisa María Jiménez tenía compromisos internacionales y si no filmaba su parte la perdía.
Por otro lado, siento que la novela tiene un área donde se ve un poquito resentida, y es que muchas calles quedaron sin figuración. Fue una decisión acertada porque era muy difícil mantener el control de 20 o 30 figurantes, pues ponía en riesgo la vida de muchos.
Filmar durante la COVID-19 fue muy complejo, ya después en la última etapa, después de mi recuperación, a finales de enero, hasta que terminamos, exigimos la presencia de una enfermera en el set, para que estuviera pendiente del cuidado de la higiene.
Yo me siento un vencedor, la COVID-19 no pudo contra nosotros.
—¿Por qué catalogas cómo la novela de “todos”?
Yo lo único que soy capaz de hacer solo es un poema. Mi trabajo depende de mucha gente y de muchas energías. Dígase Dioses, santos, astralidad. Yo no puedo hacer nada solo. Es la novela de todo primero por eso, porque todos los que intervienen, cada uno, fue definitorio para lograrla realizar.
Es de todos, también, porque quiero que los espectadores, el público, la sienta suya, se reconozca en alguna de esas almas, algunos de esos personajes. Quizás sea vanidad mía, pero hay momentos absolutamente luminosos en las carreras de muchos de mis actores. El público los verá haciendo cosas absolutamente distintas de lo que han hecho toda su vida, fuera del área de confort.
—¿Lo hiciste a propósito?
Claro que lo hice a propósito, a mí me gusta que mis actores brillen. A mí me gusta que mis actores dejen de ser ellos y sean esos personajes y hay muchos que verás radiantes.
—Háblame de la banda sonora
La Banda sonora es una locura. De pronto ya empezábamos a terminar los capítulos y la persona con la que estaba grabando parte de la música se va de gira y no vuelve a trabajar. Entonces fue un proceso que tuve que hacer solo. Ponerle música a todos los capítulos, encontrar canciones muy específicas. Cosa que no hubiera sido posible sin la bondad de músicos como Karel García, Adrián Berazain, Franco, Israel Rojas, Luna Manzanares, Haila María Mompié, Javier Cero Estrés, Silvio Rodríguez, es una lista tan grande a los que les pedí canciones y las dieron para la novela. Cedieron de manera gratuita los derechos de sincronización, respetando su derecho de autor. Pero sin esa bondad no hubiera sido posible.
—¿Tú estás satisfecho con el resultado final?
Yo hice lo mejor que pude, con lo que pude y en el momento en que tuve que hacerlo. Estoy satisfecho con Lester, estoy satisfecho con la persona que no descansó ni un minuto para lograr un buen producto. Estoy satisfecho con Alejandro Fernández y Jorge Molina, que ya en mi tiempo de postcovid y mi cansancio físico, asumieron también conmigo la dirección de segundas y terceras unidades, para poder ir al día con los tiempos. También agradezco mucho a Iris por haber asumido una producción difícil en un momento final en que la novela se quedó sin equipo de producción, Iris llegó y la salvó y logró que la novela llegara al final. Le agradezco a mucha gente, pero de mi estoy orgulloso, no sabía que tenía tantas fuerzas. Hay un antes y un después.
—¿Lo volverías a hacer?
Sí. Exigiría algunas condiciones pero volvería. Hay muy pocas cosas que me dan tanto placer cómo ver los capítulos terminados y ver las caras de las personas que se enfrentan a estos capítulos, desconociendo de lo que trata (he hecho algunos test) y eso me da alegría y ganas de hacerlo otra vez, porque sé que podría hacerlo mejor porque me llené de otras herramientas que no tenía cuando hace casi tres años empecé en esta aventura.
—Para terminar, cuéntanos, alguna anécdota que te lleves de todo este tiempo
Esto es únicamente para ti, es exclusivo para tu entrevista, y no volveré a hablar de ello. Es una historia tan bonita, que por suerte tengo testigos de que ocurrió y van a confirmar esta historia. Estando en la etapa de pre producción, me llaman por teléfono y cuando respondo era Enrique Pineda Barnet, que había estado localizando mi número que quería hablar conmigo y me dice:
Yo me siento mal, yo siento que estoy al morir y yo nunca te he dicho a ti cuanto te quiero y más que cuanto te quiero, cuanto te admiro. Quiero darte las gracias porque eres el único de nosotros que ha asumido una novela, mira que se ha intentado que uno de nosotros dirigiera una novela y el único que lo has hecho eres tú y te quiero agradecer.
Eso significó muchas cosas primero porque al decirme “el único de nosotros” me ubicó en un gremio del que yo no sabía que formaba parte, al menos no formaba parte de manera consciente. Que él, mi maestro, mi referencia (el bello de La Alhambra, el Mella) me declarara que yo formara parte de un gremio, que son los cineastas, me conmovió mucho porque además en su voz supe exactamente a lo que estaba refiriendo y es que los cineastas somos muy malcriados y poco entregados a estos proceso tan largos y eso lo llevo en mi corazón para siempre.
Más allá de lo que pueda suceder con TÚ, yo fui felicitado, aun cuando lo novela no había empezado a realizarse, y fui agradecido de tener la bendición de Enrique Pineda Barnet.
—Ha sido cómo un sueño
No. La realidad misma no dejó que fuera un sueño; fue un riego, una aventura, un problema. Sueño con la reacción del público, pero no pude soñar durante la realización.
—Un último mensaje para los espectadores que tendrán la oportunidad de disfrutar esta novela a partir del próximo 22 de diciembre.
Que entreguen su corazón a sentir todas las energías que ofrece esta novela. Que adoren a todos los personajes, menos a Julio y a Felele. Que entiendan a Rangel. Que se enamoren de Anabel. Que respeten al doctor Gonzalo. Que se diviertan y vivan al romance de Fredesvinda. Que no se pongan bravos con Norma. Que entiendan a Dulce; y que vean poco a poco como se va logrando justicia y amor.
En video, la entrevista
(Tomado de Cubadebate)
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