A pesar de que la cultura se enriquece en su variedad y adquiere un valor superior a medida que se desarrolla, muchos son los conflictos que se manejan en la actualidad por la falta de cohesión social y la aceptación, por lo que la paz y la integración siguen siendo asignaturas pendientes.
La diversidad cultural es una fuerza que representa al crecimiento intelectual, afectivo, moral y espiritual, en pos del diálogo entre culturas, por el respeto y la comprensión mutua, por ello la UNESCO en el 2002 declaró el 21 de mayo como el “Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo”. El intercambio equitativo, así como el diálogo entre los pueblos basados en la comprensión y el respeto, son la condición para la construcción de un mundo mejor. Privilegiando un conjunto de prácticas que favorecen el pluralismo cultural, el fomento y respeto de las diferentes religiones y tradiciones, se puede evitar los conflictos que van de la mano del desconocimiento de otras culturas.
Situar el conocimiento como epicentro del desarrollo, constituye una inversión esencial donde las políticas y prácticas sociales que se deban implementar, sean sobre la base de la renovación de ideas, pues la diversidad es una oportunidad para el desarrollo sostenible.
Esta variedad es un valiosísimo recurso para promover la igualdad de género, culturas, razas y formas de pensar. La clave está en que usemos como plataforma el respeto, luego desde la idea hasta un producto, desde un espectáculo hasta cualquier otra manifestación de las artes, la diversidad lleva consigo identidades creadoras y referencias colectivas que redundan en el buen desempeño de civilizaciones.
En este sentido las políticas y sistemas de educación deberían abrazar el gran mérito que tiene la pluralidad, capaz de redimensionar el alcance económico, social y ambiental que puedan aparejar la inteligencia y la inventiva humana. La cultura no es una mercancía más, es un estímulo para la creación y concierne a todos estimular en los jóvenes el aprendizaje de la interculturalidad para mantener viva la identidad de nuestros pueblos. Debemos aprender a obrar juntos en favor de la diversidad de nuestras lenguas, culturas, religiones y generar así el cambio, logrando preservar y promover las disímiles expresiones culturales.
Plurales pueden ser las acciones a tomar para contribuir a resguardar la diversidad. Cuénteles a sus hijos cuentos tradicionales de su cultura o de otras que conozcas. Si viajas, relaciónese con la población local y aprenda sobre su modo de vida, gastronomía, música, danza, literatura y trajes típicos. Incluso, seguramente le sirvan las historias de aquellos que han tenido contacto con otras culturas y que la experiencia fue positiva para su evolución artística.
El conocer sobre otras geografías, religiones, lenguas y tradiciones, enriquecerá su vida. Recuerde que el saber no ocupa lugar, y sí nos permitirá andar con mayor conciencia por la vida. Entendamos la diversidad cultural como una fuerza de desarrollo, no como un muro limítrofe. ¡Convivamos todos sin prejuicios!
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