Fotos: Cortesía de la autora.

Luz negra, hilos y el espacio son algunos de los elementos protagonistas de la reciente muestra que el artista visual Duvier del Dago propone en el Estudio-Galería Máxima, sita en calle Monserrate esquina Tejadillo, muy cerca del Museo de Arte Cubano.

Vuelve la instalación a ser motivo de inspiración para la muestra personal de Duvier y una peculiar presentación de pinturas sobre lienzo e instalaciones para los transeúntes en la ciudad. Aunque el uso de la luz negra es recurrente en el hacer del Dago, nuevas formas emanan de un discurso que revisita animales luminiscentes conectados con el ser humano, al que entremezcla con un nuevo concepto, Distopía.

Teniendo en cuenta la formación del artista y el enfoque multidisciplinario en el que desarrolla su hacer, la muestra presente no se aleja del dibujo, sino que es la plataforma de creaciones que logra esculpir en tercera dimensión, creando complejas instalaciones que compone por medio de hilos, luz negra y proyecciones de videos.

Inspirado en la dramaturgia del novelista británico Herbert George Wells -autor prolífero tanto de relatos cortos como de críticas sociales, sátiras, biografías y novelas-, La Guerra de los Mundos es utilizada como hilo conductor de la exposición, en tanto transita entre lo real e irreal.

Con una mirada crítica, donde aspectos como el Falso Bienestar y la esperanza, son usados como herramientas para alinear a la sociedad, aparece un concepto entre componentes definitorios: háblese de naturaleza real como sinónimo de una sociedad plausible o existente, que deformada detona en una distopía. Y por otra parte, una naturaleza irreal, con aspectos de una sociedad ficticia.

En el contexto artístico que maneja la muestra, la distopía describe la sociedad como consecuencia de tendencias sociales actuales que puede acarrear situaciones indeseables. Aparecen entonces obras como advertencia o muestra de tendencias actuales extrapoladas en finales apocalípticos, donde el caos y la temática medioambiental continúan presentes en él y avivan piezas que desdibujan las fronteras entre lo real y lo ilusorio.

Del Dago ha representado un escenario de búsqueda y conexión con la naturaleza y recuerda la importancia de la diversidad, ya sea de especie o pensamientos, además del compromiso con el bienestar.

Un viaje épico, donde la imaginación, el ideal y la figuración son la triada concebida en una ilación de pensamientos, que transitan por la capacidad para desarticular la realidad y testimoniar la necesidad de la convivencia en el planeta.

La propuesta crea una complicidad interesante entre lo inmaterial y lo material. Se trata de cuestionar cualquier posicionamiento que implique formas de establecer o instituir el control. Abogando por la libertad, asumiendo el viaje físico y existencial como razones de una estrategia discursiva coherente.

Podría decirse que existe un interés en trasmitir toda la carga del contexto insular actual a la que del Dago pertenece.

En ese hacer, su trabajo alcanza un alto impacto visual, nutriéndose de problemáticas que son consecuencia de tendencias sociales actuales y de preceptos que surgen bajo la apariencia de un lugar impoluto, futurista, perfecto y maravilloso.

Así, Distopía reúne un conjunto de pinturas sobre lienzo y piezas instalativas que con el uso de hilos trasladan plurales figuras a escala real. Su determinación no está fuera, sino dentro de las mentes de los ciudadanos. Entonces, la historia y la memoria aparecen como elementos constantes de la proyección artística del creador, teniendo que ver con su identidad y las preocupaciones que afectan su universo.