El 10 de Octubre en el patrimonio histórico cultural cubano


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Tarja en el Parque Carlos Manuel de Céspedes, Santiago de Cuba. Fotos: Cortesía del autor.

Tan importante es el lugar que ocupa el 10 de octubre de 1868 en la historia cultural de Cuba y de los cubanos, que un análisis del acontecer que ha acompañado cada uno de sus aniversarios (desde entonces hasta acá) revelaría no solo el intrínseco patriotismo de los hijos de esta isla, sino también la fuerza simbólica de la fecha. El 10 de octubre de 1868 es la huella de la consolidación de una identidad cuya génesis habría que buscarla en las lejanas experiencias vividas por los aborígenes a lo largo y ancho de esta isla y, al mismo tiempo, deviene en una sólida declaración de autonomía. Así, desafiando los contextos culturales que nos han acompañado, y como trataré de ilustrar en este artículo, el 10 de octubre es un hito del patrimonio histórico cultural cubano.

Obvio, antes recordemos que en aquel 10 de octubre, el de 1868, Carlos Manuel de Céspedes convocó a toques de campana, en su finca “La Demajagua”, al patriciado local y a los esclavos a iniciar la guerra por la independencia contra el dominio español. El acontecimiento, reconocido como el Alzamiento de La Demajagua o el Grito de Yara, constituye uno de los sucesos de mayor trascendencia en la historia de Cuba. Carlos Manuel es reconocido como el “Padre de la Patria” y su finca, escenario del Manifiesto del Diez de Octubre, fue declarada Monumento Nacional un día similar tras una década de la celebración de su centenario: el 10 de octubre de 1978. Pero su repercusión en el patrimonio cultural cubano radica en desbordar el hecho en sí para erigirse en elemento modelador de la memoria histórica.

En uno de sus aniversarios, durante la Constitución de la Yaya en 1897, se elige como Presidente de la República al mayor general Bartolomé Masó Márquez y, en conmemoración a ella en el 1900, se engalanan los espacios públicos de las ciudades cubanas para con repiques de campanas en las iglesias parroquiales, a partir de las 12 de noche de la víspera, el día 9 de octubre, celebrar el “Día de la Independencia Nacional” con  una jornada que año tras año las instituciones se encargarán de ensalzar con retretas y fuegos artificiales.

Se suma a ello, desde el cese de la Guerra del 98, el rebautizo de calles y plazas con el nombre “Diez de Octubre” o la elección de este día para actos cívicos y patrióticos. En el caso de Camagüey, por ejemplo, la calle San Lorenzo recibe ese nombre como parte de esos festejos en 1919; en los de 1927 se inaugura la Escuela Normal para Maestros y Maestras “Gerardo Machado” en el viejo edificio de San Zenón y en los de 1949 se hace entrega del pergamino “Ciudadano distinguido de Camagüey” al patriota Francisco Vilardell, al tiempo que se coloca el nombre del homenajeado al callejón Paso Chiquito. De connotación nacional resulta representativo, por solo citar un caso, que la Constitución de 1940 entre en vigor precisamente a partir del 10 de octubre de este año. De implicaciones locales, regionales o nacionales, cada una de estas acciones enriquece el patrimonio cultural cubano.

En la historia del patrimonio el 10 de octubre ocupa un distinguido lugar. Es precisamente este día, de 1978, que se firma la resolución que otorga la categoría de Monumento Nacional a un conjunto de hitos en las tipologías de centros históricos, zonas urbanas, construcciones, sitios históricos y bienes muebles, documentos históricos desde los cuales podemos aproximarnos a la formación cultural cubana.

Entre los centros históricos estaban La Habana Vieja y el Sistema de Fortificaciones, Trinidad y el Valle de los Ingenios y Camagüey, espacios que alcanzarían luego la jerarquía de exponentes del Patrimonio Cultural de la Humanidad; y los de Baracoa, Santiago de Cuba, Sancti Spíritus y Guanabacoa. En la tipología de zonas urbanas, el parque “José Martí” de Cienfuegos y el Hospital y plaza de “San Juan de Dios” en Camagüey. También el 10 de octubre, pero de 2011, parece ser la fecha que acompañara la declaratoria de la Plaza de la Revolución “Antonio Maceo y Grajales” en Santiago de Cuba, aunque la resolución no fue firmada hasta un día después, el 11 de octubre.

En el caso de las construcciones ratificó su condición de Monumento Nacional, en el orden de las civiles, el Cementerio de “Santa Ifigenia” en Santiago de Cuba, y la adquirieron: la antigua Sociedad de Torcedores en Centro Habana, La Periquera en Holguín, el Presidio Modelo en la Isla de la Juventud, el Teatro “Sauto” en Matanzas y la Universidad de La Habana; mientras en las domésticas se inscribieron las casas natales de Antonio Maceo en Santiago de Cuba, Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, Calixto García en Holguín, Ignacio Agramonte en Camagüey, José Martí en La Habana, José Antonio Echeverría en Cárdenas, la casa de Frank País en Santiago y el apartamento de Abel Santamaría en La Habana; a ellas se añadirá, el 10 de octubre de 2000, el Batey del Central “América Libre” en Contramaestre.

Solo Triunvirato, como construcción civil, ingresó a la lista en conmemoración al Día de la Independencia Nacional, así como la Iglesia Parroquial Mayor de Sancti Spíritus en el repertorio religioso. Enriquecieron las de orden militar los castillos “Jagua” y “San Severino”, el fuerte “El Morrillo” y el Cuartel “Moncada”.

Pero serán los sitios históricos los que mayor diversidad ofrecen en su ubicación geográfica, signo tal vez de esa integración a la que llamaba Carlos Manuel de Céspedes el 10 de octubre de 1868. En la región occidental, Pinar del Río aporta el sitio de Mantua, Bauta a San Pedro, Consolación del Sur a Caja del Negro, Boyeros al Cacahual, Plaza de la Revolución al lugar donde cayó José Antonio Echevarría y la Plaza Mella, la Isla de la Juventud el sitio conocido con el nombre El Abra.

El centro de la Isla, Cienfuegos aportó a los monumentos nacionales dos sitios: en Cruces, el escenario de la Batalla de Mal Tiempo, y en Abreus, Yaguaramas, el lugar donde cayó Henry Reeve; la Ciénaga de Zapata sumó a Playa Girón, Cabaiguán al Paso de las Damas y Camagüey a Las Clavellinas. En el Oriente cubano, por su lado, Jiguaní incorporó a Dos Ríos, Bartolomé Masó a La Plata, Niquero a la playa Las Coloradas, Mayarí a San Ulpiano y II y III Frente a las sedes de sus respectivas Comandancias; Santiago de Cuba a la Granjita Siboney, Mella a los Mangos de Baraguá, Yateras el Alto de Palmarito, Imías a Playitas de Cajobabo y Baracoa a Duaba. Nombres de municipios y sitios que portan fragmentos de la historia patria, ahora legitimados bajo la égida del 10 de octubre de 1978.  ¿Se suma a la conmemoración de la fecha, en 1999, la declaratoria de la Estación de Ferrocarriles de Manzanillo, sitio histórico donde fue asesinado Jesús Menéndez? La resolución fue firmada dos días antes, el 8 de octubre.

Estos son solo algunos de los pasajes que ilustran el lugar que ocupa el 10 de octubre en la construcción de nuestro patrimonio cultural, pues a priori sabemos que es una cifra bien reducida en relación a los convocados en los diferentes campos de la cultura cubana. Celebremos este día con especial amor por la historia patria. 

 

 


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