Fotos: Buby Bode
¡Bernarda, NO! el más reciente estreno de la Compañía Flamenca Ecos se presentó hasta el pasado 16 de enero en el escenario del Teatro Martí. A propósito de esta elogiada aproximación, enmarcada en las conmemoraciones por el aniversario 85 del reconocido texto lorquiano y de la desaparición física de su autor, conversamos con Ana Rosa Meneses, directora de la Compañía y coreógrafa de la obra.
El espectáculo ¡Bernarda, No! ha brindado la posibilidad de establecer una relectura del clásico de Federico García Lorca, una relectura desde el presente, que, sin embargo sigue apostando por el simbolismo. ¿Cómo desarrollaron la idea?
Mi deseo de trabajar La Casa de Bernarda Alba viene desde hace años. Todo empezó en 2018 pero de una manera muy lenta. En los salones donde ensayábamos fuimos avanzando poco a poco. Comencé con ejercicios coreográficos, ejercicios de experimentación inspirados en un conflicto, en un sentimiento, pero con toda la intención de que me sirvieran como material para la obra, para llegar al montaje real. Sinceramente en la puesta actual hay muchas cosas de aquel entonces que me sirvieron y que están presentes en la coreografía.
Se construye entonces una propuesta danzaria que denota un profundo trabajo de mesa, un acucioso análisis del texto teatral en función de matizar esos caracteres femeninos con nuevos aires. Tendríamos que resaltar aquí el rol de los profesores de teatro Alejandro Bosch y Ede Rodríguez.
En 2019 fuimos conformando las ideas y sobre todo el trabajo de mesa que realizamos casi todo el tiempo el compositor y yo. Nuestra unión fue fundamental para lograr el resultado. Es una obra que, te reitero, ya conocía. Cuando formaba parte del Ballet Español de Cuba interpreté una de las hermanas y también hace unos años participé como invitada de la agrupación teatral Gaia Teatro para hacer la misma obra, pero interpretando un personaje que simbolizaba la muerte. Por supuesto que para este trabajo creativo tuve que leer la obra muchísimas veces. Pero no sólo yo. Las bailarinas también realizaron la lectura de los textos acompañadas de un profesor de teatro, que en los inicios fue Alejandro Bosch. Esto fue vital, porque tenía que ir a la par del trabajo coreográfico. Entender los textos, conocer la intención de cada palabra, de cada personaje.
Este proceso colectivo entre las bailarinas, el profesor, yo como coreógrafa y el compositor, nos permitió hacer un estudio de cada personaje y de todos los matices. Un proceso que llevó debates, conversatorios, tareas que ellas se llevaron a sus casas, ejercicios para demostrar determinados estados de ánimo. Es decir, muchísimas cosas que se hicieron para ir sacando la gestualidad, la actuación, la interpretación de personajes que tienen distintas formas de comportarse según lo que está sucediendo. No es una bailarina que está allí bailando, es una persona con un sentimiento, con una respuesta ante algo que en este caso era fundamentalmente el encierro al que todas ellas estas sometidas durante ocho años.
Con ese trabajo fuimos entendiendo la gran cantidad de símbolos que Lorca emplea en su obra. Elementos que, como artistas del arte flamenco, queríamos aprovechar. Pero tratamos no sólo de sacarle partido a esos símbolos sino también de crear nuestros símbolos para poder darle a la obra la cantidad de matices que lleva. Si no se trabajaba de esa manera íbamos a quedar demasiado superficial y había que profundizar bien porque un texto como ese lo merece.
La segunda etapa incluyó toda la situación sanitaria de la Covid, y ahí el trabajo se distanció un poco. Tuvimos que vernos en ocasiones de forma fragmentada, no era constante la línea de ensayos y de encuentros, pero logramos tener una segunda profesora de teatro para reforzar la última etapa que quedaba antes del estreno y fue Ede Rodríguez.
La manera en la que se entrelazan el flamenco con diversos recursos expresivos de la danza contemporánea, el empleo de proyecciones audiovisuales, propicia una noción renovada de esa icónica figura femenina que trazó Lorca en medio de los profundos conflictos sociopolíticos que vivía España en los albores del siglo XX
Pienso que sí. Las proyecciones que usamos para apoyar la dramaturgia a la misma vez le dan una sensación de magia a la puesta y la elevan hacia otra dimensión. En estos tiempos en que lo visual y las nuevas tecnologías se usan tanto para la danza y se acomodan tan bien en una puesta en escena me pareció que era importante y funcional. Me parece que ha gustado y que logra apoyar lo que está pasando delante sin competir, ni quitarle la carga que necesita.
También la gestualidad de la obra se sale un poco del flamenco tradicional que normalmente nosotros hemos defendido. El flamenco tradicional lleva otras formas de bailar, otra línea de brazos, otra forma de colocar el cuerpo. Este proceso de transformación no se logró en un día ni en un mes. La Compañía recibe clases de danza con Lilian Chacón, profesora y decana del ISA y todo ese lenguaje y ese vocabulario de gestos que ha crecido ha sido producto de esas clases. Igualmente, la intención a la hora de crear con esa música que te saca de lo tradicional porque te está trayendo ruidos y otro tipo de sonoridad que responde más bien a la obra y no al flamenco tradicional.
Desde el punto de vista coreográfico cuánto puede haber ralentizado el proceso creativo de ¡Bernarda, No! esta pausa forzosa por la pandemia? ¿Te brindó la posibilidad de añadir algún otro elemento que quizá por cuestiones de tiempo o disponibilidad de fechas no hubiera sido posible incluir?
La espera que la compañía tuvo que hacer para poder estrenar la obra fue larga porque recordemos que estuvimos a punto de estrenar en 2020 y no se pudo por la situación sanitaria. Hemos reflexionado y nos hemos dado cuenta que ha sido para bien. Fue incómodo porque nos ilusionamos mucho y sobre todo cuando no se pudo estrenar nos deprimimos un poco. Pero en realidad cuando uno analiza todo el proceso que ha pasado, lo que se ha podido limpiar la obra e ir enriqueciendo pues entonces sí ha sido favorable.
El NO, del título es una postura firme ante esa Bernarda que construye un ambiente carente de libertad de pensamiento, de expresión, de elección… pero va mucho más allá…
Ese ¡Bernarda, NO! es un grito, por eso está en mayúscula. Es una manera de protestar que tienen las hijas pero también la Poncia, la madre de Bernarda… es decir se puede ubicar en todas los personajes que están en contra de su postura, su comportamiento y su forma de llevar esa casa. También hace un juego con el texto original porque no termina exactamente como cuenta Lorca, tiene una versión final que cambia y entonces por eso fue que decidimos el nombre con ese NO rotundo.
Me gustaría que me comentaras sobre el trabajo de las jóvenes bailarinas de la Compañía. Tanto Bernarda como las 5 hijas, la Poncia…
Ha sido un reto para esas muchachas tan jóvenes, algunas apenas habían tenido experiencia en un escenario. Pero el trabajo ha sido tan parejo que no parece que hay algunas más experimentadas y otras noveles.
Se han puesto a trabajar de una manera profesional, con seriedad. Estoy muy feliz con el resultado, han demostrado que están preparadas para afrontar retos difíciles, para seguir trabajando y creciendo en la escena. Algunas han tenido muy poco tiempo porque llegaron tardíamente a la Compañía, comenzaron en plena pandemia. Y de la manera que se hizo todo, a veces a distancia, con interrupciones, que hayan logrado sacar esos personajes con esa dimensión expresiva que tienen es una gran alegría.
El apoyo de la profesora de teatro fue fundamental para el avance y para ese desdoblamiento que ellas logran en la escena. También la manera en que trabajamos en colectivo como si fuéramos una familia de verdad (sonríe) trabajamos como si fuéramos las hijas y la madre y hemos logrado un equipo, conectando muy bien y con la confianza para rectificarnos mutuamente, para darnos consejos entre todos. Se ha logrado una empatía perfecta y eso se agradece porque se nota en la escena cuando se conectan las miradas. Creo que es un momento único en la Compañía y un elenco único también.
Con el personaje de María Josefa una vez más nos cautiva tu innata capacidad de desdoblamiento escénico y una carga expresiva que manejas estupendamente. ¿Cómo lograste combinar junto a la enorme responsabilidad de la dirección general y la continua revisión coreográfica?
Es un deseo que tenía de interpretar este personaje. Es un personaje pequeño que, a la misma vez, tiene un gran simbolismo y tiene un matiz que me gusta mucho.
Ella es contracorriente, es lo opuesto, es la antítesis de lo que representa el pensamiento de Bernarda. Todo su deseo es de libertad, de pasión y es lo opuesto a lo que está sucediendo en la casa y lo que Bernarda pretende. Pero como tenía tanta carga con la coreografía, los detalles de la música, la revisión coreográfica y escenográfica como bien dices, tenía que asumir algo pequeñito.
Me apoyé en otra bailarina que rota conmigo que es Gretell Montes de Oca. Es una bailarina de danza contemporánea y me gustó este aporte que ella le da, ese matiz de María Josefa a partir de una gestualidad que es distinta a la mía. Me gustó y entonces compensé mi tiempo y pudimos repartirnos los ensayos. Estuve pendiente de las clases de teatro y guardando toda mi información por dentro para cuando yo pudiera ensayar, hacerlo lo mejor posible.
Un elemento clave ha sido también la música. Los arreglos y la producción musical cargados de experimentación electrónica y los sonidos alternativos han sido una revelación que igualmente refuerza ese mensaje de desafiante belleza que transmite la obra.
La música ha tenido una importancia enorme, ha calzado todo. No podía esperar otra cosa para la obra que no fuera esa música hecha con ese gran deseo por Noel Gutiérrez que es el compositor y arreglista. También Miguel Chávez tiene dos temas de su autoría dentro de la banda sonora pero bueno la mayoría es de Noel Gutiérrez. Es un muchacho que ya había trabajado para esa obra haciendo música, ya tenía esa experiencia con los símbolos de Lorca. Pero además de ser instrumentista tiene una cultura de leer, investigar y todo eso ayudó mucho para trabajar en conjunto y lograr las intenciones sonoras que hacían falta para cada escena.
Hablábamos todo el tiempo “aquí hace falta más ruido, aquí hace falta que baje la tensión, en esta parte hace falta que se sientan las puertas” y fuimos viendo todos los detalles que podrían enriquecer y que fueran llevando a un clima hacia la tragedia final. Necesitábamos que no fueran temas por separado, sino que todo el clima musical fuera entrelazándose y creo que lo logró, estamos súper satisfecho con su trabajo.
La favorable acogida del público que ha colmado la sala del Teatro Martí ha sido el mejor tributo a Federico García Lorca en el aniversario 85 de su muerte y de este clásico universal. Coincido entonces con lo que apunta Carlos Velázquez en el programa de mano: “¡Bernarda, No! es, desde su título, una obra que inquieta, cuestiona y seduce”
La acogida ha sido el mejor regalo para Lorca y para la compañía. Las muchachas se han quedado muy contentas, les ha dejado un sabor dulce (sonríe) a pesar de que es una tragedia lo que están bailando.
Hemos quedado muy contentos y con muchas ganas de empezar el año trabajando de la mejor manera. Eso ha sido gracias a esa acogida, hemos sentido el aliento del público en el Teatro Martí y ha podido salir la obra desde ese maravilloso escenario así que estamos súper agradecidos.
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