La dicha de los hombres está en el equilibrio perfecto entre su vida y la de otros. Fotos: Pastor Batista
Tarda segundos el hombre en dañar a la madre de todas las madres: la naturaleza y esta, a cambio, le regala los más bellos paisajes, las lluvias de verano, el mar, la vida.
Madre al fin, intenta hacerlo escarmentar enviándole huracanes a destiempo y largas sequías que lo “ahogan” de sed, pero a veces el forcejeo entre el hijo y su progenitora inclina la balanza hacia el lado menos conveniente.
Entre tanto sube y baja, el hombre pide una tregua que dura solo 24 horas cada cinco de junio y ese día, las tensas relaciones parecen marchar mejor. Sin embargo, hay otros hijos negándose a establecer acuerdos como el Protocolo de Kyoto y olvidan que así se ayudan entre todos.
Entonces, madre Natura respira como para pensar la próxima decisión y acepta el trato, por eso, en el Día Mundial del Medio Ambiente, ella perdona, pero no olvida.
Un escarmiento sin vuelta al pasado: la elevación del nivel del mar amenaza, poco a poco.
También lo hacen los incendios forestales que destrozan la Flora y la Fauna.
Vale contemplar las bellezas de la Laguna de la Leche, pero respetando el sagrado templo de la naturaleza.
En ocasiones el hombre reforesta a paso acelerado, pero el reloj le juega una mala pasada.
Conviven los animales acuáticos y el agradecimiento de quienes reciben de él alimento y trabajo.
Ahí permanecen, con la tranquilidad de estar en su hogar.
Y en el mar, la vida es más sabrosa.
Con el miedo de quien corre peligro, el hombre vierte hasta los temores en la línea de costa.
Plan Turquino Bamburanao: invita el paisaje en el lomerío del municipio avileño de Florencia.
Un rayo de Sol cuando el Astro Rey se despide de los avileños.
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