San Luis es un pequeño pueblo que abre las puertas a la ciudad de Santiago de Cuba, distante a solo 28 kilómetros, con muchas influencias heterogéneas del llamado <<guajiro de tierra adentro>>, el cual clama por su originalidad, al tener portentos nacidos en lo más intrincado del monte, quienes llevaron hasta ella esta expresión de la cultura nacional: el <<son cubano>>.
La villa de “San Luis de las Enramadas” se funda en la primera mitad del siglo XIX en espaciosos terrenos de nutrida vegetación de los Ingenios San Luis, Unión, Hatillo y otros; sus habitantes son el resultado de la llegada e instauración de vecinos de territorios cercanos y aledaños, además de inmigrantes y descendentes de españoles, africanos, franco- haitianos, canarios, antillanos, árabes, chinos, entre otros componentes, cuales, con el paso de los años fraguaron una impronta rural, una identidad propia, surgida de un profundo y complejo procesos ertnodemográfico. Por tanto, San Luis ha sido siempre una plaza fiel al legado del “son montuno”, arraigado en todos sus escenarios y contextos campesinos, esplendido por el verdor de sus campiñas y el sabor de sus guateques, son apreciables por cada barrio en su extensa geografía rural, como en muchos lugares de la isla, acá el guajiro; luego de sus labores cotidianas, se alegraban y compartían de manera empírica y espontánea a través de la práctica del <<son montuno>>, con su descarga acostumbrada a base del tres, guitarras y bongoes, constituyendo así un ajiaco compuesto por diversos elementos como parte de la formación de una identidad, esa que nos transporta hacia la transculturación de la que habló el legendario Don Fernando Ortiz, en su flamante obra, <<Contrapunteo cubano del azúcar y el tabaco>>
Es San Luis, desde el tiempo de la colonia una tierra bautizada por músicos y de son oriental o montuno, donde encontraban y se encuentran varias agrupaciones charangueras, estudiantinas, septetos, entre otros. En éstos procesos se pueden reconocer personalidades de la cultura nacional e internacional que con su presencia no solo prestigian, si no también han legado su impronta a la preservación de la identidad cubana y del son, tal es el caso del gran Ibrahím Ferrer, como también el gran <<Hijo ilustre de San Luis>>; Cándido Fabré, y nuestro Félix Benjamín Caignet, creador de esa pieza musical emblemática perteneciente al son montuno: <<Frutas del Caney>>.
La estirpe campesina de la zona le imprime el sello distintivo a ese guajiro sanluisero, propio del santiaguero, del criollo de esta isla, y del caribeño, pero con un acento común distintivo.
Es en este contexto y con el transitar por el tiempo, surge en esta localidad el Festival de Tradiciones Populares y Campesinas “El Platanal de Bartolo”, fiesta de estirpe campesina; con un alto sentido de autenticidad, cuenta con el privilegio de ser un espacio auténtico y único, creado por el pueblo y para el pueblo, con la sola pretensión de homenajear y agasajar los valores culturales, sociales y humanos del campesino sanluisero en su día, a través de una iniciativa diferente, n sus inicios se trató de una celebración pequeña en el antiguo local convocada y regentaba por la asociación de charangas, involucrando y convocando a muchos hasta la actualidad; además se adjunta con beneplácito la propia comunidad como protagonista acompañada principalmente por las instituciones culturales, así como organizaciones y organismos del estado, también personalidades del municipio, quienes hicieron posible la trascendencia del espacio cultural año tras año hasta alcanzar sus 20 ediciones, caracterizadas por un goce de espiritualidad sin precedentes; nada se considera comparable para los habitantes de San Luis que esta festividad de carácter popular, ningún evento de esta naturaleza encierra tanto arraigo festivo, considerado así el evento socio cultural más importante del territorio.
La participación del pueblo juega un rol decisivo y determinante en defensa de lo que se reconoce como <<baile guajiro>>, es la comunidad quien se encarga de incentivar los elementos del espacio cultural impregnado por sus creadores, se ocupa desde la escenografía confeccionada a base de plantas de plátano, bohíos de guano y yagua, además los preparativos para el cerdo asado, acompañado todo el ambiente con la interpretación del emblemático son “A gozar en el platanal de Bartolo”, protagonizado por la conocida pieza musical de la agrupación “Chepín, Chovén”. Todo ello constituyó motivo para el bautizo de su fiesta guajira por parte de los propios pobladores, como “El platanal de Bartolo”.
Para quienes acudes y visitan “el platanal de Bartolo” pasearan por la vereda principal (calle), la cual se engalana con matas de plátanos, simulando una enorme plantación platanera, acompañada de típicos bohíos campesinos, donde se visten con sus respectivos machos (puercos o lechones), los cuales se asan en largas púas, se ofrecen además ricas comidas criollas, donde emergen las suculentas hayacas sanluiseras, el criollísimo congrí, viandas, así como otras ofertas culinarias de la sabrosa cocina guajira. Se degusta también un exquisito, puro, fuerte y caliente café cubano, donde es tostado, pilado y colado en el mismo sitio, también encuentras la sabrosa caldosa, las frituras y mazorca de maíz hervida, y variadas frutas.
Es común sentir el comportamiento natural, cotidiano, propio de la gente sencilla que lo prefiere, los cuales intercambian, disfrutan y dialogan en un ambiente cosmopolita con la presencia de un imaginario recreado por los propios protagonistas, principales depositarios de toda una diversidad de expresiones culturales y campesinas. En el recorrido, Bartolo tropieza con bailadores, que con derroche de alegría mantienen el tumbao y a pleno sol del mediodía, se goza con sin pensar en el sudor en la frente, mientras se escucha un auténtico y sabroso “son montuno” o una original “guaracha”.
Entre las manifestaciones artísticas, la música popular tradicional se adueña del lugar, es el son guajiro o montuno el distinguido protagonista, donde se presentan agrupaciones pertenecientes al movimiento de artistas aficionados del territorio, como: Los Jubilados, Son Caoba, Septeto de Río Grande, Rescate Tradicional, Ritmo Caliente, Ecos del Monte, Son del Puerto, Guardianes del Caribe, Merenson, Las Palmitas, entre otros grupos tradicionales.
Mientras también se realiza el “Encuentro de Septetos”, como actividad caracterizada, donde es fácil encontrar un gran número de cultivadores del “son cubano”, quienes siempre dejan una huella imborrable entre los bailadores. También se realiza el “Encuentro de treceros y bongoseros”, caracterizado por demostrar habilidades, dominio y destreza en la ejecución de estos instrumentos musicales, provocando la diversión y fraternidad de los presentes en el Festival. Como aspecto esencial; el de haber creado una cultura de ambientación musical, donde no se escucha otra música que no sea la relacionada con el “son cubano”. El baile deviene fuente inagotable de entusiasmo y alegría, los cuales entretejen un desbordante sabor cubano, con el “baile guajiro” a ritmo del rico “son montuno”, así como vestuarios campesinos, celebración de quinces y bodas campesinas como espacio de esparcimiento, además se realizan dramatizaciones teatrales, exposiciones de artesanía popular tradicional característica de la zona, juegos campesinos, encuentro de narradores orales y decimistas, entre otros.
Pero, al cantío de un gallo, ¡compay!, se puede encontrar un guateque campesino en el barrio “La Caridad” o en “Dos caminos”, con carreras de caballos en alguna guardarraya; entonces aparece Bartolo con su escudero, recordando el espectáculo inaugural a base de estampas tradicionales y campesinas, entre otros entretenimientos, donde en cada luna en las noches se esparcen al son entre las plantaciones de plátanos. También se puede disfrutar de la celebración del espectáculo infantil “guajirito soy”, en el cual acuden centenares de infantes. Un mar de pueblo disfruta de las propuestas celebradas en este gran festival, de seguro con la satisfacción de “A gozar en el platanal de Bartolo” para esperar la próxima edición el próximo año.
El Festival de Tradiciones Populares y Campesinas “El platanal de Bartolo”, tiene sus antecedentes y fundamentos en el proceso migratorio que hubo hacia los campos de esta región cubana donde sus pobladores como resultado sincrético reflejaron sus costumbres campesinas, sus elementos socioculturales, que permiten afirmar que estas fiestas populares tradicionales son reflejo de la identidad sanluisera y que constituye un recurso cultural puesto en función de la defensa de dicha fiesta y un instrumento de afirmación identitario, al realizar aportes significativos en función de la identidad de nuestra cultura comunitaria.lo que si es una realidad que en el Festival de Tradiciones Populares y Campesinas “El Platanal de Bartolo”, desempeña un rol protagónico en el auténtico son, en la preservación de tradiciones, pues muestran las principales costumbres, hábitos y comportamientos de una comunidad portadora de tradiciones con un alto sentido de resistencia y perdurabilidad.
Para defender el carácter festivo tradicional, del son cubano y del “platanal de Bartolo”, en San Luis, tomamos de Pizarro, 2004:
…“las fiestas son populares porque se convierten en el patrimonio más querido de un pueblo; son funcionales porque se identifican con la vida material, social y espiritual de la comunidad y son vigentes porque se manifiestan con todo vigor y fuerza en la sociedad que las considera como frutos de la herencia del pasado”…
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