El privilegio de tener al Benny Moré y a Los Van Van con nosotros


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Dentro de pocos días, la música cubana bailable será motivo de un acontecimiento excepcional. Específicamente entre el 19 y el 24 de febrero, tendrá lugar la 4ta Edición del Festival de la Salsa en Cuba con la participación de las mejores agrupaciones del género en nuestro país. Aunque la sede principal será el Parque Metropolitano de La Habana, otras de no menor relevancia como el Salón Rosado de la Tropical y el Centro Cultural El Sauce acogerán igualmente a las orquestas de Puppy y Los Que Son Son, Adalberto Álvarez y  Su Son, Havana  D´Primera, Manolito Simonet y Su Trabuco y Maykel Blanco y Su Salsa Mayor entre otros.

Precisamente Maykel Blanco como Presidente de dicho Festival anunció en conferencia de prensa la actuación como invitado del salsero portorriqueño Jerry Rivera y su Orquesta. De más está decir que la expectativa de poder bailar ante la presencia de tan excelentes agrupaciones es intensa, pero hay otras razones que elevan todavía más el rango de la importancia de dicho evento. Y es que el mismo está dedicado al centenario del natalicio de Benny Moré y a los 50 años de la orquesta Los Van Van. En nuestra opinión, la música cubana en su conjunto, es merecedora de los elogios más soberbios por su inagotable capacidad por aportar creadores sencillamente increíbles en cualquiera de nuestras manifestaciones musicales. Pero celebrar en un mismo año los aniversarios cerrados de instituciones emblemáticas de la cultura cubana como Benny Moré y Los Van Van, nos obliga a una reflexión profunda en torno al significado de semejante homenaje. Quizás, en primer lugar, tenemos que tener claro que para nada dicha celebración se puede convertir en algo formal que reste la relevancia que la misma encierra. Es que hablar a la vez de Benny More y de Juan Formell con su legendaria orquesta Los Van Van, representa un acontecimiento mayor que desborda los planos estrictamente musicales. 

Es el reflejo de una profunda reverencia a nuestra identidad desde un arraigado patriotismo expresado en la obra de semejantes leyendas. Como nunca antes, ahora es el momento de que nuestros musicólogos y especialistas, nuestros periodistas, nuestros directores de la Radio y de la Televisión, ahonden en la obra del Benny y lo reflejen con todo el esplendor que la distingue. Desde los innumerables sones y boleros popularizados en esa inolvidable voz apoyada por su Banda Gigante hasta los mambos o temas afros, las interpretaciones del Benny Moré aparecen matizadas por una calidad, por una frescura imperecedera que les otorga a estas una vigencia tal que no nos queda otra opción que la de estar realmente convencidos de que estamos ante un gran artista tocado por el don de lo eterno. Y si algún sociólogo quiere descubrir desde el arte cómo somos los cubanos, tiene que sumergirse en el universo de este auténtico músico criollo para comprender buena parte de aquellos rasgos que conforman nuestra nacionalidad. Sin embargo, dicho análisis quedaría inconcluso si también no se acercara al misterio de la creatividad musical de una persona que bajo el nombre de Juan Formell fundó hace cinco décadas su orquesta Los Van Van para implementar una proeza como la de mantenerse durante tanto tiempo en la cima de la preferencia del cubano. Afirmaciones tan categóricas escapan del análisis de las listas de éxitos en nuestros medios. Se trata de dimensiones inconmensurables del perfil de un más allá como pueden ser nuestra atracción culinaria por los sabrosos frijoles negros o el proverbial modo de conversar con los demás no solo desde nuestra voz sino con todo el cuerpo para hacernos entender. Y es así que tenemos a Juan Formell entre nosotros, así es que sentimos a Los Van Van con nosotros, con el peculiar sentido de pertenencia de un pueblo por esa música que llegó para quedarse entre diferentes generaciones de cubanos.

El hecho que este acontecimiento de la 4ta Edición del Festival de la Salsa en Cuba, este honrado con orquestas de tanta popularidad, nos garantiza que el goce de los bailadores será supremo puesto que los músicos participantes darán lo mejor de sí para expresar su admiración por los homenajeados. De todos modos, no está de más nuestra recomendación de armar tremendo alboroto, una gran bulla para que esta gran fiesta se pueda escuchar en todas partes. Tenemos todo el derecho de exaltar la repercusión tanto de Benny Moré como la de Los Van Van en la cultura de nuestra nación, pues no podemos dejar que se aleje ni por un milímetro de nuestros corazones el orgullo que semejantes gigantes sean cubanos y que muchos en el mundo quisieran haber tenido el privilegio de que esta esplendorosa plenitud artística tuviera lugar en sus respectivos países.


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