Gustavo Pereira en la Feria Internacional del Libro de La Habana. Foto: Thalía Fuentes/ Cubadebate
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En los versos de Gustavo Pereira se revisita una y otra vez a Venezuela. Las palabras escritas en sus libros fotografían la verdad y el compromiso como base de un cambio político y social. Es también, una constante denuncia a los problemas culturales que marchitan a la sociedad, a la historia, a la idiosincrasia de ese país, y a la de América Latina.
Para él, “la poesía es una de las grandes pedagogas de la sensibilidad; es el lenguaje de la exactitud y la precisión: un intento de decir en el menor número de palabras las mayores cosas posibles”.
A la XXXI Feria Internacional del Libro de La Habana, el escritor venezolano trae dos de sus últimas compilaciones: Somaris, de poesía, e Historias del paraíso, un título de carácter histórico.
“Este último libro lo escribí originalmente en tres volúmenes, pero como eran difíciles de manejar porque se podía extraviar alguno y perder el hilo de la narración, el ministro de cultura de mi país, Ernesto Villegas, decidió publicar esa compilación en un libro muy voluminoso de setecientas páginas”, explica.
Pereira, en tono jocoso, dice que siempre recomienda a sus amigos que tengan la nueva edición del ejemplar a buen resguardo, “pero nunca en las alturas porque le puede caer en la cabeza y ocurrir un accidente”.
Somaris, por otra parte, es una compilación de todos los textos que he escrito el venezolano bajo ese nombre. “Fueron recuperados por queridos amigos, pero no están todos los poemas, porque hay algunos que estoy escribiendo”.
Si preguntas por la literatura cubana, el autor confiesa que ha leído a muchos poetas cubanos eminentes. “No solamente desde la época de Julián del Casal, sino también desde los tiempos de los cronistas de las Indias, que se revelaron contra con el genocidio que se cometió con los indios taínos”.
En este sentido, Pereira es defensor de la idea de que los dialectos indígenas son unas lenguas simbólicas que tienen que ver mucho con la poesía.
“Nosotros tenemos, por ejemplo, un pueblo indígena en la Gran Sabana de Venezuela, que son los pemones, que para decir amigo dicen Ma-jokaraisa: Mi otro corazón. Puedes imaginarte el carácter simbólico que eso significa y la belleza de esa expresión”.
Pereira considera que esos dialectos son idiomas con una respetabilidad y riqueza léxica, comparable con cualquier lengua materna.
“Estamos viviendo unas realidades multiétnicas, multiculturales y por eso en nuestra constitución aparece ese término. Venezuela es un país multiétnico y multicultural” enfatizó el poeta.
Para hablar de la literatura cubana más contemporánea, parte de la tesis de que cada escritor tiene un gusto poético diferente. “Me encanta la poesía de Roberto Fernández Retamar en Paradiso. No veo esa obra como una novela, sino que la leo como un libro de poesía. Encuentro en Lezama un lenguaje absolutamente poético; Nicolás Guillén es un poeta clásico de la literatura, no solamente cubana, sino universal, en la lengua castellana”.
Sobre Guillén, Pereira refiere que este escritor reivindica el mundo de sus ascendientes africanos de una manera extraordinaria. Precisamente, esas características en su escritura son las causantes de la popularidad del poeta cubano. “Muchas de sus obras han sido musicalizadas; hasta Héctor La O canta un poema con letra de Nicolás Guillén”.
El poeta venezolano cree que la riqueza del arte y la poesía cubana llegan desde tiempos inmemorables.
“La Revolución y Cuba son sagradas”, responde a la siguiente pregunta. “Decidí no viajar más en avión cuando cumplí ochenta años porque detesto los aeropuertos. Son una fábrica de humillaciones. Cuando me dijeron de venir dije inmediatamente que sí, y volveré en abril porque uno de mis últimos libros, El diario de las revelaciones, fue reconocido por Casa de las Américas con el premio Lezama Lima. Cuando me escribió nuestro querido Abel Prieto fue una sorpresa. Ese premio me honra sobremanera”.
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