El próximo 14  de junio y hasta el 28 iniciará  la Primera edición de la Bienal Internacional de Humor Político en Cuba, en la que ilustradores, caricaturistas y humoristas de todo el mundo se acercarán con sus obras al público, explorando el impacto de la globalización, y  en  lucha contra las nuevas formas del facismo.

Como primera expresión del humor contestatario, la Bienal versará al filo de las nuevas tendencias neofacismo, como enfrentamiento al acoso mediático y al poder  que ejercen las transnacionales contra el  proyecto socialista cubano.

El evento  comprenderá la impresión de las piezas seleccionadas, realizarán exposiciones principales y colaterales, además de un espacio para encuentros teóricos teniendo en cuenta  problemáticas sobre el quehacer del humor gráfico, conciertos, recorrido por casas de abuelos, escuelas primarias y editoriales. El programa de este evento será acogido en  la galería  de arte 23 y 12, la Casa del Alba Cultural, el Pabellón Cuba, la Casa de las Américas, la Biblioteca Nacional José Martí, el Museo Nacional de Bellas Artes, el Centro de Prensa Internacional, la UNEAC y la UPEC.

Como medio de resistencia y  reflexión,  el humor será usado en un contexto socio - político - económico para desde el poder crítico y usando  la  ironía como recurso para enfrentar todas las esferas de poder, el escenario es el ideal para permitir desde códigos que solo este género concibe, generar empatía con el público.

Dejando para la crítica la capacidad de generar opiniones.Ahí recae la credibilidad del humor político,  como frente que pretende ejercer sin censura a la realidad política de este siglo, en una sociedad pluralista y democrática. Seguramente nuevos productos de crítica política surgirán en esta Bienal, que como vehículo para expresar el papel que desempeña sociedad, sentará bases  que sostienen el humorismo político en una manifestación de inconformidad, de búsqueda del cambio y transformación  del descontento social para así, subvertir el orden político.

Este  es un escenario marcado por guerras e incomprensiones. Donde la sociedad necesita comprender y enfrentar desde diferentes aristas,  ya sea el arte o el escenario del humor,  convertirlos en  recurso útiles para criticar la esfera política,  creando una conexión más cercana y empática con el público, y que este  comprenda las nuevas análogas de la  evolución del discurso político humorístico que se desarrolla en el país y parte del mundo.