Fotos: Cortesía dela artista.

Más allá del dominio técnico de que hacen gala las ilustraciones realizadas por Iranidis (Iris) Fundora (Santa Clara, 1979), lo verdaderamente encantador en las obras de esta artista es el candor, la poética sencillez y el sentido del humor que logra imprimirles, los cuales alcanzan su más alta expresión en los numerosos textos de la literatura infantil y juvenil que ha tenido a su cargo, dentro y fuera del país.

Ediciones UNIÓN, ICAIC, Abril y Gente Nueva, en Cuba; así como las españolas Pintar-Pintar y Selvi Ediciones, por sólo mencionar algunas, se han beneficiado de su talento e incansable espíritu de trabajo; los mismos que también ha compartido –en ocasiones de forma simultánea— con la pintura, otras expresiones del diseño gráfico, el grabado y la impartición de talleres, sin que por ello reste pasión al cuidado y defensa de los animales. No sólo de Tango, su hermoso perro, sino también de aquellos que deambulan por la ciudad.

Seis exposiciones personales y una decena de exhibiciones colectivas, en nuestro país, España y Suiza, han permitido asimismo apreciar la creatividad de la versátil artista, acogida por estos días al resguardo de su hogar y con un poco más de tiempo para intercambiar con el Blog Cubarte.

Perteneces a una generación formada en la Academia de Artes Plásticas de Trinidad, otros de cuyos integrantes, como Niels Reyes o Wilfredo Prieto, se encuentran también entre los más sobresalientes representantes del arte cubano contemporáneo. ¿Ha sido esto una casualidad?

“La Academia de Artes Plásticas de Trinidad era de las mejores del país en esa época. Teníamos a los mejores profesores y el plan de estudios estaba pensando para educar en todos los sentidos y promover el oficio. No creo que sea casual que resultaran de ahí grandes artistas, como bien dices”.

¿Cómo llegas a la ilustración?

“Mi especialidad en la Escuela de Artes fue en técnicas de la acuarela.Y nunca tuve en las cosas que pintaba un afán por querer decir lo que siento, o una crítica social o de cualquier tipo, ni conceptual ni técnica. Así que, con esa inquietud de poner imagen a lo que otros escribían, empecé a ilustrar, sin saber que lo estaba haciendo. Esa palabra no existía en mi vocabulario y desconocía su significado.

Pedro Contreras, que ya falleció hace unos años, fue quien puso en mi esa idea. Como ilustrador de Pioneros y más adelante Bohemia, este maestro desconocido sabía bien qué era ilustrar y no dudó en compartir sus conocimientos con artistas en los que él veía esas inquietudes. Organizó una exposición que se llamaba así: ILUSTRACIÓN? y desde ese momento supe que ¡había encontrado un nombre para lo que había estado haciendo desde hacía tiempo!

Después tuve la oportunidad de salir a estudiar la especialidad de Diseño Gráfico e Ilustración a Oviedo. Lamentablemente en Cuba no hay una escuela de Ilustración y en el Instituto de Diseño, ISDI, ya ni se menciona está asignatura”.

¿Qué aportes fundamentales a tu formación artística agradeces a la experiencia que viviste en Asturias?

“Todo. A esa experiencia se lo debo todo: el conocimiento, la posibilidad de ver la obra de otros artistas, libros, museos, colegas del gremio, compartir con grandes artistas y aprender; siempre, en cada momento.

No hubo un minuto de mi estancia en España en el que no estuviera aprendiendo. Caminar por las calles llenas de historia, ya era de por sí una clase de historia del arte. La Escuela de Artes de Oviedo es de las mejores de España y de las más completas”.

¿Podrías ilustrar cualquier texto que se te pidiera o tiene este que cumplir con determinadas características?

“Debe gustarme y debo entenderlo. Si el tema me resulta incómodo no acepto el trabajo. Así, sin más”.

¿Te ha sido fácil la relación con los escritores que has trabajado? 

“Lamentablemente en muchas ocasiones las editoriales, sobre todo en Cuba, no comprenden la importancia que tiene la relación entre los escritores, los editores y los ilustradores; pero con los pocos que sí he podido interactuar he tenido buena experiencia. Si hay algo en lo que no coincidimos siempre buscamos la manera, desde el respeto, de llegar a un feliz acuerdo”.

Refiriéndote al cartel que hiciste para el espectáculo por el aniversario 25 de Teatro de las Estaciones, has dicho en algún momento que escogiste las técnicas en consonancia con la obra de Teresita Fernández, a quien se homenajeaba en esa ocasión. ¿Siempre es así?

“Por lo general sí. Me ajusto a cada situación, busco los recursos que puedan expresar mejor lo que dice el texto y también la connotación que tiene. Las técnicas que aplico para cada encargo son las que considero que se ajustan”.

¿Te sirves de algún software para realizar tus ilustraciones?

“No. Lo que como nunca entrego la ilustración original, la digitalizo y entonces hago algún necesario retoque del color con Photoshop. Pero servirme del ordenador, no. Lo que siempre uso son técnicas pictóricas”.

Además de la pintura, de la que eres graduada; la ilustración y el grabado, has incursionado en distintas expresiones del diseño gráfico, hasta llegar al escenográfico; sin dejar de mencionar la restauración y los talleres que impartes a niños. ¿Se trata de experimentación artística o búsqueda de un lenguaje definitivo?

“Como te comentaba anteriormente, conocer técnicas y adquirir todo el conocimiento que está a mi alcance es parte de la búsqueda de soluciones para resolver los diferentes encargos. Da igual si es un libro o un escenario”.

Dentro de tantas opciones para la creación artística a las que te has ido abriendo, cómo ocupas tu tiempo en esta etapa de obligado recogimiento.

“Poniendo orden. He sacado cajas llenas de ilustraciones, recortes de revistas para collages, trocitos de telas, papeles de colores. Cajas más cajas que necesitaban ya ser ordenadas y descartar cosas inservibles, etc. Resumiendo: ¡estoy haciendo limpieza de cajones y de espíritu!”.