Con vista al 23 Congreso Nacional de Historia, a celebrarse en el mes de abril del 2019 en la Ciudad de Bayamo, “cuna de la nacionalidad cubana”, la Habana Vieja ha abierto sus puertas a profesores e investigadores de las ciencias sociales y humanísticas con el objetivo de someter a consideración de colegas y miembros del comité científico de la magna, cita cerca de 120 comunicaciones, todas resultados de investigaciones inéditas organizadas en dos jornadas de trabajo: 95 de ellas el pasado viernes 25, el resto, en el ámbito del Simposio de Cultura de La Habana, específicamente el día 7 de noviembre, como parte del taller Emilio Roig de Leuchsenring.
La Casa del Benemérito de las Américas Benito Juárez, la Casa Simón Bolívar y la Casa de la Obra Pía, fueron espacios de presentación y debate el pasado jueves 25 en los temas: “La Revolución cubana: procesos culturales, relaciones internacionales e internacionalismo”, “Las luchas por la independencia y la liberación nacional en Cuba entre 1868 y 1958” y “Problemas teóricos y metodológicos de la investigación histórica y la enseñanza de la Historia”. En todas ellas, más allá de los objetivos trazados por los autores y las metodologías seguidas para alcanzar resultados científicos, sobresalió la necesidad de la Historia no solo como base para entender y comprender el presente, sino también para una proyección del futuro.
No es posible en estas notas comentar la totalidad de las ponencias presentadas, pero sí, como espacio de socialización, resulta pertinente una aproximación a algunos de los resultados investigativos, en particular los correspondientes a la Comisión “Problemas teóricos y metodológicos de la investigación histórica y la enseñanza de la Historia”, tres paneles en la que sus ponentes apuestan por la historia, y la enseñanza de la historia, desde una perspectiva múltiple, de ese oficio del historiador que en su afán de construir su narrativa funde la interpretación de documentos políticos, económicos y culturales, entendiendo por fuentes toda producción, material e inmaterial, que se revela como testimonio del pasado; investigadores que se adscriben a la concepción marxista de historia “única ciencia de lo social–humano en el tiempo” (1), y en su proceder reclaman de miradas tan diversas como las puramente sociales y antropológicas, las geográficas, o aquellas vinculadas al patrimonio cultural como la museología, la restauración y la conservación.
Centraré pues la mirada en tres de las exposiciones, tres análisis que apuntan a la historia de la nación cubana desde fragmentos que, interconectados, como lozas de un mismo mosaico, nos conducen a la permanente búsqueda de la totalidad. La primera de ella es fruto del estudio museológico y museográfico realizado por el Dr. Michael González Sánchez en relación con uno de los museos más emblemáticos de la capital de la Isla, el Museo de Ciudad que en el primer lustro de los años 40 del pasado siglo fundara el historiador Emilio Roig de Leuchsenring.
La ponencia: “Museo de los Capitanes Generales. Una contribución decisiva en el imaginario patriótico sobre nuestras guerras de independencia”, González Sánchez demuestra la potencialidad informativa de los exponentes que integran las colecciones expuestas en las salas superiores, evaluando su narrativa como una línea de continuidad desde el periodo colonial hasta posterior a la guerra del 95. En su exposición destaca el investigador la diferencia cuantitativa de exponentes entre las huellas de la Guerra del 68 y la Guerra del 95, la importancia del museólogo en la visita dirigida para desentrañar la significación de cada exponente y el incalculable valor de la Sala de las banderas. Con orgullo se señala el tradicional montaje de este museo, hecho que lo hace distar de los presupuestos de la nueva museología, al tiempo que lo revela como testimonio de un discurso museológico que tiene, y tendrá, mucho que decir a las venideras generaciones.
La segunda ponencia a comentar aquí está relacionada con la presencia judía en Cuba, particularmente en el caso de La Habana, tesis que la profesora Adriana Hernández Gómez de Molina desarrolla bajo el enunciado: “Historia e identidad judía en la enseñanza universitaria” como necesidad de comprender uno de los segmentos culturales que forman parte del imaginario social y cultural de la ciudad. Desde la Universidad de San Gerónimo, en la carrera Gestión del Patrimonio Cultural, Hernández propone como asignatura optativa del currículo de los estudiantes un recorrido histórico del tema, con la novedad de que es la huella dejada por este grupo la que constituye el soporte esencial de sus clases. El aprovechamiento de lo prexistente como sustrato cultural sobre el que se superpone un sistema de códigos y símbolos hebreos deviene para los estudiantes un laberinto al conocimiento a transitar de forma amena e interesante, al tiempo que invita a mirar lo urbano como un “texto cultural” (2) en el cual desentrañar auténticas lecciones de historia.
La tercera está relacionada con la tesis doctoral de la profesora Elsa Margarita Soto Sáez en el Instituto Pedagógico Enrique José Varona de La Habana consistente en un estudio del legado de pensamiento y principios de la enseñanza en Cuba atesorado en las 4 128 tesis de grado defendidas entre 1901 y 1964 en la Escuela de Pedagogía. Un legado al que es preciso mirar para entender la existencia de una escuela cubana que, en respuesta a la realidad social de la Isla, modeló un sistema pedagógico bajo principios éticos y morales a tener en cuenta para un abordaje del tema en la contemporaneidad. El mayor aporte de la investigación, presentada en este evento con el título: “Las tesis de grado, producción científica de la Escuela de Pedagogía. Reconstrucción de la Pedagogía cubana desde una fuente de información”, se visibiliza con la declaratoria de las Tesis de grado de la Escuela de Pedagogía “como Patrimonio Cultural de la Nación”.
Un momento especial en esta cita fue la Conferencia Magistral ofrecida por el profesor Ricardo Alarcón de Quesada con el tema: “Estados Unidos – Cuba. Historias no contadas”. Con la síntesis que permite el profundo conocimiento de un tema Alarcón de Quesada abordó la importancia de la Historia no solo para conocernos, sino también para conocer a los demás, tesis válida en toda aproximación de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos de Norteamérica.
Con magistral pedagogía, seguramente cubana, condujo Alarcón al auditorio por un conjunto de reflexiones que tomando por centro las festividades del pasado 20 de octubre invitaba a repensar el lugar de la historia en la consolidación de la identidad de los cubanos, la historia como sistema de conocimientos irreductible a signos que, estereotipados, corren el riesgo de convertirse en infértiles sucesos. Considerar el periódico El cubano libre, de corta vida en la Guerra del 68, pero recurrente como soporte de las ideas revolucionarias con Antonio Maceo y Ernesto Guevara en etapas históricas distintas, le permitió ilustrar la riqueza de esta ciencia.
A la significación de la bandera como emblema nacional acudió Alarcón para conducirnos por los orígenes de Estados Unidos e ilustrar, con el hecho de que muestre esa nación la versión 27 de su bandera, la intrínseca expresión de expansionismo que le ha acompañado desde su génesis; en contraste con el principio de independencia que acompaña a Cuba y los cubanos.
No es posible reproducir las palabras dichas por uno de los protagonistas de nuestra historia, ni siquiera el texto escrito podrían revelar la pasión de este revolucionario por la Isla y su único destino. Demostró con su intervención, eso sí, la utilidad del maestro de historia en todos los tiempos y su papel en la conducción del proceso de aprendizaje y el manejo de fuentes. En relación con ello, con el manejo de las fuentes, estuvo el consejo de Alarcón a las jóvenes generaciones, alertando el cuidado en la recepción de cuánto puede ofrecer hoy de información en los medios tecnológicos del siglo XXI. Sin dudas fue esta intervención: ¡¡¡¡Verdadera lección de Historia y enseñanza de la Historia!!!!
Notas:
(1) Carlos Antonio Aguirre Rojas: “Carlos Marx y el aporte todavía vigente del marxismo para las ciencias sociales del siglo XXI”, en Retratos para la historia. Ensayos de contrahistoria intelectual, p. 19, Edición ICAI, La Habana, 2010.
(2) V.: Marcos Tamames: La Ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837, Ed. Ácana, Camagüey, 2005.
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