Este año el tradicional acto en el sitio fundacional de la otrora Villa de San Cristóbal de La Habana, vísperas de su aniversario 501, tuvo una connotación especial: recordar a su más fiel admirador el Doctor Eusebio Leal Spengler, a pocos meses de su partida física y quien nos legó que “el único camino para nosotros y para nuestros conciudadanos es contribuir, de una manera eficaz, a salvar nuestra ciudad”.
Nuevamente los pioneros – en esta ocasión de la Escuela Primaria “Camilo Cienfuegos” – custodiaron las Mazas del Cabildo, desde el otrora Palacio de los Capitanes Generales, atravesando la Plaza de Armas hasta el Templete, edificación de estilo neoclásico, inaugurada en 1828 durante el gobierno del Capitán General Francisco Dionisio Vives (1823-1832).
A la cita acudieron Luis Antonio Torres Iríbar, Primer Secretario del Partido en la capital; Reynaldo García Zapata, Gobernador de La Habana, entre otras personalidades, junto a directivos y trabajadores de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHCH).
Una vez llegada la procesión las palabras centrales estuvieron a cargo del historiador Félix Julio Alfonso, Vicedecano del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, quien inició afirmando que llegamos a este aniversario con una extraña mezcla de alegría y tristeza: “Alegría por arribar a un año más de vida, en la ya prolongada existencia de esta populosa urbe de cinco siglos, etapa que ha estado marcada por enormes desafíos (…) Pero también nos ha dejado la tristeza de la desaparición física de quien fuera el más grande de sus amantes y salvaguardas: Eusebio Leal Spengler, quien de sus 78 años de vida dedicó más de 50 a enaltecer la historia, la cultura, la arquitectura, la música, las artes, la literatura y el patrimonio todo de su querida Habana”.
“Eusebio – apuntó – fue un apasionado defensor del concepto de que solo la cultura era capaz de salvar al ser humano y que todo lo que se hiciera sin su brújula emancipadora generaría decadencia. Fue espléndido mecenas y protector de las artes y las academias y desprendido benefactor de los humildes, los ancianos, los niños y los enfermos. Fundó decenas de museos, casas-museos, laboratorios, teatros, escuelas y talleres, siempre con el pensamiento de dejar un legado de belleza y crecimiento espiritual para las futuras generaciones”.
Asimismo, Alfonso calificó a Leal como orador vehemente, hombre culto en el sentido más cabal del término, criatura sensible y pundonorosa, además de un convencido cespediano, martiano y fidelista, “y nadie hizo tanto como él por redimir a los héroes olvidados, restaurar los monumentos derruidos y enaltecer la memoria de luchas y sacrificios del pueblo cubano”.
La Habana de Eusebio, la Habana de todos, llega a su aniversario 501 con su gente humilde, trabajadora, hospitalaria y noble, al decir de Alfonso, “empeñados en hacer de la urbe un lugar más hermoso, cordial, habitable y sostenible”.
El también Historiador Adjunto de la OHCH anunció que este 16 de noviembre serán inauguradas un grupo de obras de gran alcance cultural y social; entre ellas cabe mencionar el edificio de viviendas para los médicos en la calle O´Reilly y Mercaderes, la Casa Museo dedicada a Eusebio Leal en el lugar que ocupó su última oficina, el mural de Hipólito Hidalgo y la Casa Museo del Vedado, entre otras.
“La ciudad que cumple 501 años – sentenció – tiene el deber de ser creativa, original y realista para poder ser próspera y sostenible. Y no hablo solo del Centro Histórico que una vez fue la metrópoli toda, sino de las múltiples centralidades que abarcan su territorio (…) Se trata entonces de llegar a las verdaderas esencias de esa belleza oculta en el eclecticismo de los edificios, la diversidad de razas y credos, el colorido de los vestidos, la riqueza de las tradiciones y el cosmopolitismo de las calles habaneras”.
En el cierre de sus palabras, una vez más evocó la figura de Leal, quien persiguió la idea de un patrimonio vivo y actuante, transformador y revolucionario: “Siempre dijo que le harían falta varias vidas para ver cumplido su sueño de la restauración del Centro Histórico y luchó cada minuto por que cada obra se hiciera con calidad y la dignidad de que era merecedor su pueblo. Por eso el día de su partida física, no hubo Ángel que se volviera inmortal, mejor saludo que las sábanas blancas colgadas en los balcones que cantó el poeta. Arropado en ellas como un manto de estrellas, nos convoca y alienta”.
Hoy cientos de cubanos acuden a los pies de la ceiba que recuerda aquella bajo la cual se ofició la primera misa y el Cabildo recibió la guarda y custodia de los fueros y privilegios de la villa de San Cristóbal de La Habana, según costumbre y usanza de las leyes de Castilla.
El Templete continuará abierto toda la madrugada de hoy, también este 16 de noviembre durante el día y en la noche, para que todos puedan realizar la antigua tradición de darle las tres vueltas a la Ceiba, y recordando por siempre a uno de sus más férreos defensores: el Doctor Eusebio Leal Spengler.
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