Irrumpiendo con fuerza y personalidad en el efervescente panorama cultural cubano de la década del 40 del pasado siglo, las marionetas se posicionaron en el arte e historia de la Mayor de las Antillas; lanzándose a la búsqueda de nuestra identidad y de un arte como forma de representar ideas.
Con un halo itinerante y soñador, donde cualqueir lugar era propicio para improvisar la función, el titiritero y la marioneta rompieron el cerco del retablo para adentarse en la vida social y acercarse a la educación y la medicina terapéutica. Disímiles personajes y nuevas visiones, despertaron inquietudes y proyectos que diversificaron el hacer de los títeres para niños y adultos. Este último en menor medida, pues aún no se consigue dar continuidad a esa pujante expresión teatral que en su momento constituyó parte fundamental del teatro cubano.
El paisaje artístico del teatro de figuras, toma de la memoria activa y cotidiana de la vida social para establecer un diálogo permanente y celebrar desde los títeres. Concepciones estéticas, y espectros temáticos, aspectos por donde se mueven los mayores desafíos; piezas que se tornan espontáneas y atrevidas, en las cuales las figuras animadas sedujeron a todos, ejerciendo un benéfico e influjo que reafirma al evento como importante, así se tornó la 2da Jornada Habana Titiritera, teniendo como finalidad la promoción y el arte de enseñar lo que acontece en cuestiones de teatro de títeres, así como su tradición.
La convocatoria sumó a profesionales del retablo de países como Argentina, Colombia, México, República Dominicana, y los grupos cubanos: Teatro del Puerto, Viajero, El Arca, Polichinela de La Habana, Teatro de la Villa, Espacio Abierto, Pálpito, La Proa y Aviones de papel, en una cita devenida en fiesta de “figuras entre adoquines”, en la que exposiciones, homenajes y espectáculos formaron parte del programa.
En un contexto donde el teatro de títeres intenta ganar espacio, va quedando probado que la calidad, originalidad y audacia estética, devino en fiesta de los sentidos para los espectadores en cada una de las puestas. Pues los espectáculos conquistaron al público que se dió cita en jornadas de intercambio y desarrollo profesional, que incluyó:
- Talleres de creación, una exposición dedicada al fallecido maestro Armando Morales director del Teatro Nacional de Guiñol, una conferencia a cargo de eRubén Darío Salazar por los 25 años de Teatro de Las Estaciones, agrupación que dirige, y un panel sobre la enseñanza artística, dirigido a estudiantes de la especialidad de Títeres de la Escuela Nacional de Teatro.
Esta edición de Habana Titiritera, como eventos internacional, posibilitó presenciar la variedad de técnicas, personajes y estilos que se desarrollan en el mundo, sin límites para el tratamiento de temas, en la que se vislumbró la investigación. La creación volvió a buscar su inspiración, libre de ataduras, por los más disímiles lugares: clásicos, mitología, fábulas y realidad nacional.
Tal vez allí resida la clave que ha hecho permanecer este arte por muchas décadas. El títere es una extensión y un reflejo de su guía, y un desafío para cada uno de los actores.
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