“La historia hay que contarla con verdades”


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Especial de Revista Alma Mater

"Yo no fui un héroe, pero estaba allí", dice El Elegante (personaje interpretado por el actor Luis Carrere), y el silencio en la improvisada mesa de dominó donde se nuclean los milicianos de la segunda temporada en la serie televisiva Lucha contra bandidos (LCB) sobrecoge; sobrecoge dentro y fuera de la pantalla.

"Yo no fui un héroe, pero estaba allí", la frase que protagonizó estados de WhatsApp y fue respuesta a los "qué estás pensando" en varios perfiles de Facebook, tras la emisión en televisión nacional de ese capítulo. ¿Cuántos héroes como el ficticio mambí Juan Mateo de la historia de El Elegante nos resultan desconocidos?, una interrogante mayúscula que nos dejó el episodio.

Para Roly Peña, el director de esta segunda entrega de LCB, cada trabajo que desarrolla es un libro audiovisual. Una búsqueda que hurga en la riqueza de la historia nacional y que debe traer también a colación nombres perdidos en las nebulosas de la memoria colectiva de la Isla, o que han sido desprovistos de individualidad y protagonismo al quedar atrapados en sustantivos como tropa, escuadra, pueblo, batallón…

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Aunque lo hemos visto actuando en largometrajes como Una novia para David (1985), La vida en rosa (1987) y Personal belongings (2008); y en dramatizados televisivos como El eco de las piedras (1997) y Memorias de un abuelo (1999), Rolando (Roly) Peña Lorenzo goza de respeto profesional y popularidad en el ámbito del audiovisual nacional tras la dirección de más de una decena de exitosos seriales televisivos, humorísticos, infantiles y documentales históricos.

Enigma de un verano (2001), Coco verde (2003), Deporte y amor (2005), Duaba, la odisea del honor (serie documental, 2013), Patrulla 444, U.N.O. y la segunda temporada de LCB  ̶ en trasmisión actualmente ̶  constituyen algunas de sus producciones más reconocidas.

Formado como instructor de teatro  ̶ donde recibió tres años de actuación y uno de dirección teatral ̶  y, posteriormente en la Facultad de las Artes de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA), del Instituto Superior de Arte, Roly nunca se desprendió de esa dualidad al entrar al set en los primeros años de su carrera: "Siempre tuve la mentalidad del director", confiesa; y explica que desde el inicio se sintió atraído por traspasar la responsabilidad interpretativa del actor y dirigir, "ser el que mueve todos los hilos".

De su llegada a la segunda temporada de LCB, televisivo que en esta ocasión cuenta en 20 episodios el enfrentamiento entre milicianos y alzados en la provincia de Matanzas, señala: "Estaba preparando Calixto García y Alberto Luberta, quien había trabajado conmigo en U.N.O., y dirigió la primera temporada, decide hacer una novela. Me llaman para que asuma la segunda temporada de LCB que ya tenía ocho capítulos escritos. Enseguida empecé a trabajar con los guionistas. Recuerdo que terminamos de escribir en la pre-producción porque queríamos salir pronto. Finalmente, grabamos de marzo a diciembre del año 2019".

¿Cómo mantener la esencia de la primera temporada de LCB, cambiando gran parte del equipo creativo?

"Los escritores de la primera temporada fueron los mismos de la segunda. Profesionales que conozco: Eduardo Vázquez y Albertico Luberta. Me gusta discutir los guiones con el equipo técnico y hasta que todo el mundo los lea y entienda bien la historia no doy el “Listo”. Por tanto, el estilo parte del propio libreto. Son los mismos guionistas que trasladan a unos personajes de Las Villas para Matanzas. También ayudó conceptualizar el programa como historia de acción, como una saga épica, por así decirlo. A partir de ahí se representa el espacio en el género. Sin violar lo que sabes que funciona, empiezas a agregarle elementos".

Hablabas del trabajo de mesa para la segunda temporada, ¿qué no funcionó de la primera?

"La primera temporada, indiscutiblemente, funcionó. Te puedo decir que en esta corregimos temas de puesta en escena, fotografía, banda sonora, intencionalidad de las curvas de interés. Vas a realizar una segunda temporada, si la haces igual pecas. Tienes que tratar de superarla en algunos aspectos. Esa fue la intención.

"¿Cómo haces que la gente siga la serie si ya los códigos los vendiste en la primera temporada?: pues hay que mover a los personajes de manera distinta. No fue tanto corregir errores como poner nuevos elementos. Por ejemplo, en la realidad muchos de los combates fueron en una misma geografía, pues en la ficción lo mínimo que uno puede hacer es cambiarla para obligar a un posicionamiento desigual de los actores, la fotografía diversa, el sonido diferente, otros planos y que sea más entretenido. El fondo y las circunstancias de los combates había que plantearlos, conscientemente, de maneras divergentes".

¿Haznos un poco de spoiler hasta donde se pueda? ¿Habrá una tercera parte?

"Les voy a decir algo que nadie sabe: ganan los buenos. Hasta ahí llego. Y sí, estoy investigando en Pinar del Río, creo que es donde debió empezar toda esta saga porque allí existían Los Malagones. Fue donde se crearon las milicias que vemos en la temporada del Escambray y en la de Matanzas.

Sería ideal para cerrar el ciclo e, incluso, para que pueda ser un aporte a las escuelas. Veo el audiovisual como un libro, puede ser útil no solo para entretener sino también para estudiar un fenómeno. No es menos cierto que hoy se consume más televisión o audiovisuales que lo que se lee un libro. Entonces, hay que empezar a ver el audiovisual como un elemento que debe servir para estudiar".

Contar historias: ¿más de una fórmula?

Los dicharachos y la inteligencia guajira de Mongo Castillo junto a otros personajes que llegan a ser queridos como el Nene, el gordo Yeyo, Pachanga, El Poeta y Cloro; mujeres que también lucharon de tú a tú en la clandestinidad, y ahora se niegan a ser relegadas a zurcir y a cocinar.

Protagonistas en carne y hueso, discrepancias entre «los buenos»: roles creíbles que junto a la excelente factura lograda, inscriben a LCB en una tradición de producciones nacionales que tuvo su época dorada y que parece, esporádicamente, lanzar suspiros de desperezamiento.

"Nuestra historia está llena de personajes tan bellos que no hay necesidad de importar héroes. Lo que pasa es que hay que contarla con verdades. Las discrepancias en los seres humanos son fundamentales y tuvimos una época en que las veíamos con mucho prejuicio. Creo que el conocimiento de miedos, errores y aquellas contradicciones ayudaría a que no se cometieran hoy. La historia no es más que beber del pasado para enriquecer el futuro.

"Es verdad que se dogmatizó mucho y se absolutizó bastante. Los ídolos se pusieron en altares y esto les hizo daño. Son héroes por lo que hicieron, por el modo en que vivieron. El aprendizaje tiene que estar en cómo pensaron, no en una imagen a venerar. Si la miramos desde el audiovisual, la historia cubana tiene sucesos que ofrecen intriga, chisme, amores, persecuciones. Posee todos los elementos necesarios para que la gente se interese en la pantalla. Estamos viviendo un momento en el cual creo que la historia patria es lo que más se debe ver en televisión. Ojo, sin teque, y pensando en tu público".

Entonces, ¿cómo encontrar un equilibrio entre contar la historia y realizar una producción que conecte con la gente?

"El objetivo fundamental es contar. A partir de investigaciones sabes los gustos de tu público, lo que está de moda. Estos lenguajes no tienen que ser directos, pueden incluirse subliminalmente en la puesta en escena. El ritmo en que se vive hoy es un fenómeno que no debemos subestimar, y tiene que estar en la historia. Puedes relatar lo más interesante del mundo, pero si no está acorde con quien te escucha o te ve, hay una onda estridente entre el receptor y lo que se transmite".

¿Es fundamental que haya dinero detrás para que un proyecto sea exitoso? ¿Cuánto incide esto? ¿Es o no determinante?

"Los dineros siempre hacen falta. Hoy se discute poco lo que sucede detrás de las cámaras: las condiciones para maquillar, vestir, para que la gente descanse; las condiciones que van a rodear a los técnicos para que su trabajo sea más eficiente, y sufran menos.

"Pero pensemos que tenemos una cuenta de banco de mil millones de euros y el ICRT proyecta dos novelas en pre-producción, dos rodando y dos en edición, la vuelta al teleteatro, al cuento, al teleplay, dos humorísticos, tres musicales, un show los sábados, y hacemos esa televisión que debe tener la productividad de espacios para satisfacer al público.

La pregunta ahora sería, ¿dónde están los especialistas que van a realizar todos esos programas? ¿Dónde están los guionistas que escribirán todo eso? ¿Dónde están los directores, fotógrafos, productores…? Lo del dinero es verdad, lo peor es que se ha amplificado para justificar millones de otras cosas.

"Todo el mundo habla del dinero, de la técnica y de los especialistas, no obstante hay una cuarta pata en esa mesa; y es que quien decide tiene que saber mucho del medio. Es fundamental en el trabajo nuestro y muchas veces los que deciden no conocen de televisión, ni tan siquiera se preguntan por el presupuesto artístico; todo lo que ven es lo económico.

"Ahora, ¿cómo valorar que una obra fue una inversión y no un gasto? En que funcione en el público. A veces estamos gastando mucho dinero en algo que sabemos no funcionará, y no hay quien decida que no se va a hacer. Igualmente, mientras improvisemos o no sepamos qué estamos haciendo, estamos botando el dinero. Por eso digo que a veces no es solo un problema de dinero, sino de cómo se trabaja, qué se quiere y si se sabe cómo llegar a ello.

"Si quien decide, quien realiza, quien investiga o quien pone el dinero no está preparado en función del proyecto a realizar, pues estaremos a expensas del error y del fracaso. Nosotros no vendemos, no tenemos patrocinadores, por lo que debemos tener claro por cuáles parámetros nos vamos a medir".

¿Cuál ha sido el principal aporte de RTV Comercial en la generación de productos audiovisuales de calidad?

"RTV tuvo a su favor que quien empezó a decidir conocía de dramaturgia, de puesta en escena, tenía entendimiento de audiovisuales y se caía en una discusión de los presupuestos económico y artístico para saber si con ese dinero que se estaba invirtiendo valía la pena hacerlo o no.

"Hoy el televidente tiene miles de maneras de ver lo que se realiza en el mundo y en Cuba. Esto pone a la televisión en una situación un poquito apretada. RTV Comercial vino a ayudar, a agilizar el fenómeno de la producción. Hoy todo se resuelve en la calle, se alquila, se compra. La televisión apenas tiene recursos directos. RTV permite que la producción se pueda ejecutar de manera más libre. El encerramiento de las leyes de las productoras de la televisión te limitaba, casi que cometías un delito para hacer bien una obra".

Los otros hijos

Primeras escenas:

Pablo huye de Sandra, Eric (el Colora´o) huye de la costa tras poner en práctica sus habilidades de Don Juan con Yuya, la hermana de "Los muchos". Viandas y frutas caen al piso del agromercado. Muchachos que corren. Playa Baracoa, el lugar acordado para pasar desapercibidos un tiempo. "Voy, en los ojos del aire/ Ya no quiero salvarme/ Cruzo el tiempo por ti", suena Moneda Dura. Es 2001, Enigma de un verano llega para convertirse en una de las series juveniles que quedaría en la memoria colectiva de la nación.

Gente en los andenes de la terminal de trenes. El tren 2142 pita y arranca. Pablo, Eric y Yoel discuten la autoría de una frase: Sócrates y Cantinflas son los filósofos en pugna. El tren vuelve a pitar y corren. Se les fue. El resto del piquete nunca se subió al tren. Los esperaron. Saludan desde el andén de enfrente. "Para que tu alma abra sus alas/ y tus sueños echen a volar/ nada ni nadie te hará volver atrás/ Siembra la esperanza de luchar un día más/ nada ni nadie te hará volver atrás", esta vez es Wena Onda la responsable de ponerle voz al tema de Coco verde, secuela de Enigma… en la Ciénaga de Zapata y que llegó en el año 2003.

De la experiencia en ambas series comparte Roly que nunca se perdió la energía y el lenguaje juvenil durante la filmación, ello se reflejó en el producto final: "Terminábamos el rodaje y nos íbamos a discutir lo del día siguiente. Fueron muchas horas de trabajo, pero lo hacíamos para ir al seguro a la hora de grabar".

En el caso de Enigma… comparte que la mayoría del piquete de jóvenes actores y actrices nunca había hecho televisión, la serie fue su comienzo en ese mundo. "Por lo general, a lo que uno le teme busca salir rápido de ello. Quien ha actuado aficionado sabe que los actores, cuando le cogen miedo al escenario, quieren que acabe pronto la escena para irse. Eso les pasó un poquito a ellos al principio, sin embargo después le cogieron la calentura a la cámara y no querían salir del set".

¿Hay tips para que una producción destinada a los jóvenes sea consumida, sea exitosa?

"Sí. Lo primero que debe tener una serie juvenil, aunque haya un protagonista, es el colectivo. Los jóvenes se mueven por falsos o buenos líderes, pero siempre se mueven en grupo. Ahí uno se aprovecha para plantear los problemas y conflictos, las ambiciones y los sueños. Observa que todos los proyectos televisivos que funcionan en los jóvenes parten de un colectivo, sea de barrio o escuela. Lo otro es tener en cuenta la época, sus necesidades y a partir de dónde puedes dar las contradicciones que tienen, y las soluciones a esos problemas".

Roly, usted dirigió El elegido del tiempo. Algunos opinan que fue un intento de continuar una línea diferente para el espacio aventuras  ̶ que se abrió con Shiralad ̶  y que no obtuvo el éxito de la primera. ¿Cuál ha sido su retroalimentación en torno a ella? ¿Cree usted que la escena audiovisual cubana está lista para ese tipo de producciones?

"Todo parte de un guion. La idea de El elegido del tiempo fue buena, el guion no. Vamos al público, estamos pensando en niños y jóvenes. No puede haber falsos héroes. Caleb Casas, el protagonista, a la par tenía otros personajes que eran tan centrales como él, que dormían la obra y le quitaban la acción.

La aventura es un género con códigos que no puedes violar. Es un punto de ataque: ¡conflicto y acción! El héroe buscando un objetivo, los obstáculos y todo lo que le rodea.

"Esos altos monólogos, esas atmósferas con un lenguaje filosófico como para adultos, fue lo que durmió a El elegido… Si te das cuenta, en cuanto a escenografía, ambientación y vestuario fue una serie que se trabajó fuerte. Lo que falla es el guion. Falla, incluso, al contar la historia del otro mundo, pues lo hace filosofando de metafísica. Ese no es el lenguaje, para los jóvenes debe ser un lenguaje sencillo, no bruto, pero lo más sencillo posible. Una aventura es para todo tipo de jóvenes. Hay un joven que intelectualmente está mejor que otro, y hay jóvenes que ni les importa la escuela.

"Cuando llegué a la serie ya los guiones estaban terminados. Y creo que salimos a rodar con suerte, porque hubo quien criticó, pero la Televisión decidió dejarlo así. Arreglarlo atrasaba la producción. Shiralad sí es una aventura espectacular".

¿Qué está lastrando al espacio aventuras que no acaba de despertar del coma en que ha caído?

"Lo primero que lleva es presupuesto. El espacio aventuras, por posproducción, lo veo muy lejos. Digamos que vas a realizar una serie de vikingos, construir todo ese vestuario, las atmósferas y las escenografías necesarias, no creo que la televisión esté en condiciones económicas de hacerlo. Una serie de corte actual, si te pones a ver, tal vez sí, los actores pueden usar su ropa, los sets y las locaciones están construidos, solo vas con la cámara y grabas. Lleva recursos también, pero hay muchos elementos ya creados".

Desde el punto de vista de un profesional del audiovisual, ¿cuál es el saldo de la ausencia de este espacio en la formación cultural e individual de las nuevas generaciones en Cuba?

"Primero, la población lo extraña; segundo, el país y la televisión, como fenómeno cultural, lo necesita. Estamos hablando de niños y adolescentes en formación de su personalidad y, realmente, las aventuras siempre cubrieron  ̶ a nivel dígase social o ideológico ̶  aquellos elementos que les servían de referentes.

"Hoy nuestros niños y adolescentes están en manos de series extranjeras, de otras formas de ver la vida. A lo que más le temo es a la intoxicación cultural y no estoy negando ninguna otra cultura. Lo que creo es que sí le tenemos que dar mucho valor a la nuestra. En esencia, parto de mi cultura para asimilar las otras. Cuando hablo de cultura, lo hago también de la historia de mi país. El problema es que ahora esa gaveta la tenemos vacía para que nos pongan valores externos".

U.N.O. (Unidad Nacional Operativa) llegó en 2015 con las actuaciones de Yuni Bolaños, Tamara Morales, Alain Aranda, Carlos Luis González y Keny Cobos en los roles protagónicos. El serial, perteneciente al género policiaco, pronto ganó seguidores en la teleaudiencia nacional. Tras par de exitosas temporadas no se emitió más, dejando en el imaginario popular como causa el ataque de la censura, debido a las representaciones de algunos de los personajes del audiovisual.

La gente asocia la no producción de una nueva temporada de U.N.O a la aparición del personaje del policía corrupto. ¿Hasta qué punto es eso correcto? ¿Qué sucedió que dejó de salir?

"El policía alcohólico no llega a ser corrupto. A todo hay que ponerle su lado negativo, hace falta para que sea creíble porque el público que lo está viendo también va por la calle y conoce. Si te conviertes en un mentiroso la gente rechaza tu programa. Lo empezamos a trabajar por ahí, para en la próxima temporada ponerlo casi en el límite del delito y sí, teníamos pensado también trabajar algún tema de un policía corrupto, eso no está diciendo que la policía lo sea.

"Los libros dicen cómo debe desenvolverse un género, pero después en la práctica hay que ver qué funcionó y qué no. Ahí fue donde descubrimos que el error del policíaco nuestro estaba en que tenía un lenguaje viejo y los personajes estaban muy alejados de la realidad, eran casi perfectos. No olvidemos que hasta en los dibujos animados hoy todo está en 3D, y en 3D usted es capaz de tomar un personaje, llevarlo a 360 grados y ver todas sus aristas. Tu héroe crece cuando la gente cree en él. Decidimos que el delincuente o la contraparte fuera también inteligente y capaz, porque el policíaco lo fijamos mucho en que la ciencia policial resolviera los casos.

"¿Qué sucedió con U.N.O.?, pues que la matriz que la llevaba  ̶ dígase el cliente, en términos de televisión ̶  dejó de existir. Cuesta mucho trabajo que quien no sepa del medio entienda todo esto que estamos hablando y, repito, no trabajo para los convencidos, porque un teque es muy fácil de dar. Ahora, cumplir el objetivo es muy trabajoso, pero prefiero esa opción que cuesta esfuerzo, pero tiene verdaderos resultados en el espectador.

"U.N.O. se hará el día que nos pongamos de acuerdo otra vez, cuando lo necesite el MININT. Y no, no tuvo ningún problema de censura. Discutimos filosófica y científicamente lo que queríamos, ni nos quedamos cortos ni nos pasamos. Hay casos policiales que son muy buenos para la literatura o para un artículo periodístico, pero no para televisión. Nosotros necesitamos la complejidad del héroe y así lo hicimos, nunca tuvimos contradicciones antagónicas porque desde la mesa nos pusimos de acuerdo.

"Existieron capítulos donde había cuatro sucesos de diferentes casos, y de esos hacíamos uno porque aunque el fenómeno social hubiese sido muy escandaloso o muy espectacular, a nivel policial fueron muy sencillos y simples de resolver. U.N.O. no dejó de existir por mala calidad ni por gustos del público. Lo que pasa es que a mí me gustan otras muchas cosas también y ese es un hijo mío que perdí. Todos los días de esta vida la gente me pregunta cuándo se hace otra temporada".

 

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